El guion de Estrictamente confidencial lo escribieron Riskin y Capra pensando en el actor protagonista, en Clark Gable.[1] Con lo que no contaron, consecuencia del éxito de Sucedió una Noche y la consiguiente subida del caché de la estrella, fue con la negativa de la Metro a prestar de nuevo a Gable. Un inconveniente que se saldó con la contratación de Warner Baxter. Si bien el veterano actor se parece físicamente a Gable, resulta mucho mayor que su pareja en la película (Myrna Loy) (3.21), lo que le resta credibilidad a la historia, y, además, se nota que no le gustan demasiado los caballos. Ambas circunstancias se ven reflejadas en pantalla: la relación entre Dan y Alice es bastante fría, “carece del humor y la tensión sexual que había entre Clark Gable y Claudette Colbert” (Girona 2008, p. 215).
También la relación con el equino dista mucho de lo que quería lograr el
director en pantalla, que llegó a afirmar que “en realidad es una historia de
amor entre un hombre y su caballo“. Capra no pudo rodar muchas de las escenas
“calidas” que había entre Dan y Broadway Bill por la fobia que tenía Baxter a
los caballos “en especial a aquellos que tenían la cola levantada” (Capra 2007,
p.417). Si nos fijamos en dichas secuencias, es cierto que el actor siempre
procura mantener una distancia con el pura sangre (3.22).
Cosa que no ocurre con Myrna Loy (3.23), actriz prestada de la MGM que dio muy buen resultado a pesar de no trabajar con su compañero habitual de esos años, William Powell. Su personaje era, en cierto modo, parecido al de Claudette Colbert en Sucedió una Noche: una rebelde que lucha contra el materialismo y el poder del dinero; contra todo lo que representa su padre, de nuevo encarnado por Walter Connolly que hace el mismo papel en las dos películas: un tiburón de los negocios que se comporta como una “ballena” al engullir empresas más pequeñas en quiebra, pero que al final se convence de que lo importante no es la riqueza que uno va acumulando a lo largo de la vida.[2]
Es evidente, por tanto, la afinidad que existe entre Estrictamente Confidencial y Sucedió una Noche. Se puede decir que la primera nació a la sombra de la segunda,
por argumento, mensaje social, personajes y actores en común.[3] Algo que también sucede
con Dama por un día: de nuevo
Connolly participa con un registro que pertenece a la misma clase social de
Higgins, el del conde español; por otro lado, el personaje del “Juez”, el que
interpreta Guy Kibbee en Lady for a Day,
es muy parecido al del “Coronel” en Broadway
Bill (3.24); y no digamos el caso de su compañero de estafas, “Happy”
McGuire, un sujeto ácido que siempre está de mal humor, y que Riskin bautiza
con el mismo nombre del gánster de Dama por un día. Incluso se permite un guiño elegante en la secuencia del
hipódromo cuando el Coronel y su amigo apuestan por Bill como ganador: Riskin
hace que Happy pronuncie una frase similar a la de su tocayo de 1933: “Esto es
como creer en un cuento de hadas”.
Continuará...
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[1] En
contra de la política de la Columbia en aquella época, según comentó el propio
Capra: “En este estudio tenemos una ventaja. Nos tomamos tiempo para
seleccionar una historia. No tenemos la necesidad de escribir para una
estrella. La Columbia no tiene estrellas. Es la historia, el tratamiento, lo
que cuenta. Después, salimos y conseguimos que los actores encajen en la
historia” (Scheuer 1934, p.13).
[2] Otro
personaje recurrente en la filmografía de Capra, recordemos el que interpreta
Edward Arnold en Vive como quieras.
[3] No
sólo Walter Connolly colabora en ambas, también lo hacen otros secundarios como
Ward Bond o Alan Hale.