domingo, 7 de septiembre de 2025
ARMAS PARA EL CARIBE (L'arme à gauche de Claude Sautet, 1965)
domingo, 27 de julio de 2025
EL AUTOREMAKE EN EL CINE. CAPÍTULO III (X)
El guion de Estrictamente confidencial lo escribieron Riskin y Capra pensando en el actor protagonista, en Clark Gable.[1] Con lo que no contaron, consecuencia del éxito de Sucedió una Noche y la consiguiente subida del caché de la estrella, fue con la negativa de la Metro a prestar de nuevo a Gable. Un inconveniente que se saldó con la contratación de Warner Baxter. Si bien el veterano actor se parece físicamente a Gable, resulta mucho mayor que su pareja en la película (Myrna Loy) (3.21), lo que le resta credibilidad a la historia, y, además, se nota que no le gustan demasiado los caballos. Ambas circunstancias se ven reflejadas en pantalla: la relación entre Dan y Alice es bastante fría, “carece del humor y la tensión sexual que había entre Clark Gable y Claudette Colbert” (Girona 2008, p. 215).
También la relación con el equino dista mucho de lo que quería lograr el
director en pantalla, que llegó a afirmar que “en realidad es una historia de
amor entre un hombre y su caballo“. Capra no pudo rodar muchas de las escenas
“calidas” que había entre Dan y Broadway Bill por la fobia que tenía Baxter a
los caballos “en especial a aquellos que tenían la cola levantada” (Capra 2007,
p.417). Si nos fijamos en dichas secuencias, es cierto que el actor siempre
procura mantener una distancia con el pura sangre (3.22).
Cosa que no ocurre con Myrna Loy (3.23), actriz prestada de la MGM que dio muy buen resultado a pesar de no trabajar con su compañero habitual de esos años, William Powell. Su personaje era, en cierto modo, parecido al de Claudette Colbert en Sucedió una Noche: una rebelde que lucha contra el materialismo y el poder del dinero; contra todo lo que representa su padre, de nuevo encarnado por Walter Connolly que hace el mismo papel en las dos películas: un tiburón de los negocios que se comporta como una “ballena” al engullir empresas más pequeñas en quiebra, pero que al final se convence de que lo importante no es la riqueza que uno va acumulando a lo largo de la vida.[2]
Es evidente, por tanto, la afinidad que existe entre Estrictamente Confidencial y Sucedió una Noche. Se puede decir que la primera nació a la sombra de la segunda,
por argumento, mensaje social, personajes y actores en común.[3] Algo que también sucede
con Dama por un día: de nuevo
Connolly participa con un registro que pertenece a la misma clase social de
Higgins, el del conde español; por otro lado, el personaje del “Juez”, el que
interpreta Guy Kibbee en Lady for a Day,
es muy parecido al del “Coronel” en Broadway
Bill (3.24); y no digamos el caso de su compañero de estafas, “Happy”
McGuire, un sujeto ácido que siempre está de mal humor, y que Riskin bautiza
con el mismo nombre del gánster de Dama por un día. Incluso se permite un guiño elegante en la secuencia del
hipódromo cuando el Coronel y su amigo apuestan por Bill como ganador: Riskin
hace que Happy pronuncie una frase similar a la de su tocayo de 1933: “Esto es
como creer en un cuento de hadas”.
Continuará...
Leer el capítulo desde el inicio
[1] En
contra de la política de la Columbia en aquella época, según comentó el propio
Capra: “En este estudio tenemos una ventaja. Nos tomamos tiempo para
seleccionar una historia. No tenemos la necesidad de escribir para una
estrella. La Columbia no tiene estrellas. Es la historia, el tratamiento, lo
que cuenta. Después, salimos y conseguimos que los actores encajen en la
historia” (Scheuer 1934, p.13).
[2] Otro
personaje recurrente en la filmografía de Capra, recordemos el que interpreta
Edward Arnold en Vive como quieras.
[3] No
sólo Walter Connolly colabora en ambas, también lo hacen otros secundarios como
Ward Bond o Alan Hale.
lunes, 14 de julio de 2025
2 X 1: "BARRIO CHINO" y "ROSA DE MEDIANOCHE" (William A. Wellman) (II)
Barrio Chino (Frisco Jenny, 1933)
El director norteamericano William A. Wellman tuvo una
época muy prolífica, y también de calidad, en su larga carrera, que fue la
primera mitad de los años treinta. En esa etapa filmó para varios estudios, y
en 1933 rodó dos películas muy similares:
La primera, Barrio Chino, arranca con el terremoto de San Francisco y el posterior incendio de la ciudad. Jenny (Ruth Chatterton), la joven protagonista, se queda huérfana y embarazada al morir su amante y su padre en el seísmo. Para conseguir dinero y poder mantener a su hijo, Jenny se convierte en la madame de un negocio de prostitución donde también trafica con el alcohol durante el período de la prohibición. Los servicios sociales le quitan el hijo cuando entienden que ese no es el lugar adecuado para criar a un niño. Con el tiempo, al pequeño lo dan en adopción, destaca en los estudios y, ya de adulto, llega a ser fiscal del distrito. El drama se acentúa cuando el fiscal tiene en su punto de mira a su propia madre sin saberlo.
Ligeramente basada en La mujer X, obra de teatro de Alexandre Bisson, Barrio Chino es acaso la mejor versión de todas las que han sido llevadas a la gran pantalla, con la particularidad de que el hijo de Jenny no se convierte en su abogado sin saber que su cliente es su madre; todo lo contrario, resulta ser el fiscal que la quiere condenar a muerte.
El arranque de la cinta funciona muy bien gracias a la habilidad de Wellman con la cámara, a escenas documentales de 1906, y a los estupendos efectos especiales —hay que tener en cuenta la época—del terremoto y el incendio de San Francisco. El posterior desarrollo del filme se debate entre el melodrama y la película de gangsters, género este predilecto del primer Wellman (recordemos la obra maestra que es El enemigo público).
Además de la buena actuación de la protagonista, y la de Louis Calhern, un delincuente que quiere decirle al fiscal que es hijo de Jenny, en Barrio Chino destaca, como siempre, el manejo de una dinámica cámara en las secuencias que lo necesitan (travellings, panorámicas, etc.) y el muy buen uso del montaje en el cambio de planos generales a primeros planos. Una joya de Wellman en aquellos difíciles comienzos del sonoro.
Rosa de medianoche (Midnight Mary, 1933)
Después
de Barrio Chino, Wellman rueda una película similar, Rosa
de medianoche, donde se presenta el retrato de otra joven con una vida
difícil, también con un título original en el que se nombra a la protagonista: Frisco
Jenny frente a Midnight Mary:
Ahora es Mary (Loretta Young) la acusada de asesinato. Mientras espera el veredicto del jurado, Mary recuerda su vida y se la muestra al espectador gracias a un largo flashback: desde que nace hasta que se ve envuelta en el homicidio, pasando por su época de adolescente cuando es detenida por un robo que no ha cometido. Después de salir del correccional, la joven intenta buscar trabajo en vano y termina por unirse a una banda de mafiosos. Un día, en uno de los locales que atraca la banda, conoce a Tom (Franchot Tone), un joven abogado del que se enamora. Mary intenta cambiar de vida, pero es demasiado tarde, el pasado vuelve una y otra vez.
Hábil
con las elipsis, William A. Wellman hace un buen trabajo al comienzo del filme
cuando explica cómo ha sido la vida de Mary; porque Rosa de medianoche arranca
de la misma forma que concluye Barrio Chino: con la protagonista
siendo procesada por asesinato.
Especializado en historias de la depresión, de los años treinta, y de gánsteres, Wellman vuelve a hacer un largometraje en el que se mezcla el melodrama, el romance y el tema policíaco, igual que en Barrio chino. En Rosa de medianoche, Wellman se luce esta vez en las escenas de amor, con primeros planos entre Loretta Young y Franchot Tone que se adelantan a su tiempo y no tienen nada que envidiar a, por ejemplo, Alfred Hitchcock en Encadenados.
En Rosa de medianoche, la conocida actriz Loretta Young y el también célebre Franchot Tone se encuentran muy bien acompañados de un grupo de secundarios encabezados por Una Merkel, como la amiga de Mary, Andy Devine, como el amigo de Tom, y los malvados Ricardo Cortez, el casi fijo en este tipo de películas, Warren Hymer, y Harold Huber, otro malo al estilo Peter Lorre.
domingo, 29 de junio de 2025
LA BELLA MAGGIE (The Maggie de Alexander Mackendrick, 1954)
domingo, 1 de junio de 2025
ESVÁSTICA DE HIELO
Hoy
nos apartamos algo de la temática habitual del blog —el cine— para dar una
noticia que me atañe personalmente y me llena de satisfacción: acaba de
publicarse mi nueva novela: ESVÁSTICA DE HIELO.
Se
trata de un libro donde se mezclan géneros como la novela histórica, el
thriller o la novela negra. Está narrado a través de dos hilos, uno se desarrolla en
la Segunda Guerra Mundial, en Francia; y el otro en la época actual. La Sinopsis
es la siguiente:
En
Sevilla, el periodista Román Simón convive con su padre enfermo de Alzheimer,
quien asegura que los abuelos judíos de Román siguen vivos, escondidos en los
Pirineos huyendo de los nazis. Un disparate, pues tendrían más de cien años y,
además, murieron en Auschwitz. Todo cambia al llegar una carta con matasellos
reciente, firmada por esos supuestos abuelos. Intrigado, Román viaja a la frontera
franco-andorrana. Allí se topa con personajes de pasado turbio y una oscura
leyenda de “pasadores” que robaban e incluso asesinaban a los fugitivos. Con la
ayuda inesperada de Silvia, hija de un magnate local, Román investigará si es
verdad que sus abuelos sobrevivieron… a costa de poner en peligro su propia
vida.
«Cómo
es posible que dos víctimas del Holocausto sigan vivas setenta años después? A
veces, los secretos familiares desafían la propia historia.»
La
novela ha sido publicada por la editorial Dokusou y ya se puede adquirir en la
Feria del Libro de Madrid, del 30 de mayo al 15 de junio, en la caseta 415,
Editores de la región de Murcia. También estará en la feria del libro de
Valladolid.
ESVÁSTICA DE HIELO acaba de salir en preventa en la mayoría de los portales literarios
habituales (La casa del Libro, Fnac, El Corte Inglés, Amazon, etc.). En breve se podrá encontrar en las librerías. Pinchando en el banner se entra en Amazon, en la página de la novela.
Pues nada más, si os encontráis con ella, o la buscáis, y tenéis la oportunidad y las ganas de leerla, espero que os guste. Un abrazo a todos los lectores del blog.
domingo, 18 de mayo de 2025
2 X 1: "CUBA BAILA" y "LAS AVENTURAS DE JUAN QUIN QUIN" (Julio García Espinosa)
En plena efervescencia revolucionaria, el líder cubano
Fidel Castro funda en 1959 el ICAIC (Instituto Cubano de Artes e Industrias Cinematográficas).
Bajo la estricta censura y con medios limitados, la institución logra producir
varias de las mejores películas del cine cubano, algunas de ellas dirigidas por
Julio García Espinosa, uno de los primeros nombres importantes del cine autóctono.
García Espinosa ya era conocido antes de la revolución gracias a El mégano (1955), un corto documental sobre las duras condiciones de trabajo en una mina de carbón, que rodó junto al otro gran cineasta cubano, Tomás Gutiérrez Alea. La película fue prohibida por el régimen dictatorial de Batista hasta que se recuperó en 1959. En el seno del ICAIC, Espinosa filmó en los años sesenta dos películas que se encuentran entre las mejores de su filmografía y, por extensión, de la historia del cine cubano.
La primera de ellas, Cuba baila,
es, por un lado, una comedia costumbrista, muy influenciada por el neorrealismo
italiano, con el que guarda más de una semejanza, y, por otro, es una suerte de
historia de Romeo y Julieta, sin el halo trágico que acompaña a la obra de Shakespeare, adaptada a la Cuba previa a la revolución castrista,
donde las diferencias entre las clases sociales son el centro de atención:
Una ama de casa de clase media quiere la mejor fiesta de puesta de largo para su hija adolescente. Los recursos escasos de la familia no pueden permitirse tal dispendio, pero la advenediza mujer se empeña en organizar ese baile para invitar a las fuerzas vivas de la ciudad y, así, poder codearse con ellos. Al mismo tiempo, la hija quinceañera conoce y se enamora de un joven dependiente de una tienda, que no es para nada del gusto de la madre...
Como dice el título, la música y el baile no faltan en esta cinta que por momentos parece un documental semejante a los coetáneos que producen los jóvenes cineastas de las nuevas olas en Europa (véanse, por ejemplo, las obras dirigidas por Joris Ivens o Chris Marker sobre Cuba), impregnados todos, este y aquellos, de una fuerte propaganda revolucionaria.
Las aventuras de Juan Quin Quin (1967)
Seis
años más tarde de Cuba baila, con el régimen cubano ya asentado,
García Espinosa rueda la comedia Las aventuras de Juan Quin Quin,
adaptación de la novela de Samuel Feijoo, “Juan Quin Quin en Pueblo Mocho”. El
filme es una especie de parodia de un líder revolucionario, que parece mentira
que eludiera la censura del régimen dictatorial castrista en aquel —y en
cualquier— tiempo.
En la cinta, Juan Quin Quin escapa de milagro al incendio de una plantación provocado para arrestarle. Antes ayuda a un cura y más adelante actúa como líder guerrillero junto a su amor Teresa, a la que conoció años atrás cuando él actuaba en un circo y luchaba contra las injusticias del alcalde…
La
película tiene una estructura tan anarquista como la propia cinta, con bruscas rupturas
cuando parece que la cinta va a ser lineal. Va hacia delante y hacia atrás sin orden
ni concierto en lo que es una sucesión de aventuras, como dice el título, donde
el protagonista pasa de ser un torero a un sacristán o a un guerrillero.
La cinta discurre entre guiños continuos al espectador, con los actores hablando a la cámara, y contiene escenas extraídas del metraje de Historias de la revolución (1960) del citado Tomás Gutiérrez Alea, lo que sin duda nos dice de lo precario de las películas del ICAIC a pesar de su prolífica producción.
Con una música que recuerda a los contemporáneos espagueti western, con referencias de nuevo al cine europeo de la nouvelle vague, en especial al cine de Jean Luc Godard, el filme de Espinosa se adentra en otros mundos como los del cómic cuando utiliza intertítulos y bocadillos en planos que son como viñetas de tebeo. Se podría decir que Las aventuras de Juan Quin Quin se trata de un batiburrillo simpático y atractivo, que va desde una película de aventuras hasta una crítica social y religiosa pasando por el puro divertimento del director.
domingo, 4 de mayo de 2025
EL AUTOREMAKE EN EL CINE. CAPÍTULO III (IX)
3.2. Mi Reino por un Caballo.
3.2.1. Estrictamente Confidencial (Broadway Bill de Frank Capra, 1934).
La tendencia
alcista en el cine de Frank Capra, a partir de Dama por un día, fue confirmada en 1934 —más bien explotó— con Sucedió una Noche. Sin ser todavía consciente
del éxito de esta película (no se daría cuenta hasta el año siguiente en la
ceremonia de los Óscar), Capra se embarcó en su siguiente proyecto con la
intención de repetir la fórmula.[1] Para ello se hizo con el
mismo equipo técnico, con una historia parecida y con unos personajes
similares. La Columbia compró “On the Nose”, un relato corto de Mark Hellinger,[2] y enseguida Capra puso a
trabajar a Riskin. La idea era escribir un guion que fuera casi una
continuación del anterior: con una pareja protagonista de distinta clase y con
un trasfondo social. Aunque no resulta una road
movie como la cinta protagonizada por Claudette Colbert y Clark Gable, Estrictamente Confidencial también se
basa en una huida hacia delante para escapar de una vida materialista:
Dan Brooks (Warner Baxter) es el marido de Margaret, una de las cuatro hijas del magnate J.L. Higgins (Walter Connolly). Como todos los yernos del empresario, Dan dirige una de las fábricas de Higginsville, pero a diferencia del resto, no le gusta ser el esclavo de J.L. y prefiere dedicarse a entrenar a su caballo de carreras, Broadway Bill. Sólo parece comprenderle su cuñada Alice (Myrna Loy), la única de las hermanas Higgins que aún permanece soltera. Alice ansía alejarse de todo lo que representa el imperio capitalista de su padre, mientras lo consigue, ayuda a Dan a cumplir su sueño: a lograr que Bill gane una importante carrera.
Con el objetivo de inscribir a Bill en la competición, Dan
y Alice abandonan Higginsville. Ambos pasarán por multitud de dificultades
antes de conseguir que el caballo participe en la gran carrera. Gracias a la ayuda
del “Coronel” Pettigrew, de su sicario “Happy”, de “Whitey”, el criado de color,
y de algún competidor, Bill consigue participar y ganar la carrera, pero al
cruzar la meta se derrumba y muere en la pista. El caballo es enterrado en el
hipódromo y su gesta hace que Dan se divorcie de Margaret, se dedique a la cría
de caballos y se case con Alice. Dan no es el único que cambia de vida: Higgins
también se da cuenta de que no se puede vivir aprovechándose de las desgracias
de los demás y devuelve las empresas a sus dueños originales antes de irse con
Dan y Alice.
El argumento
de Broadway Bill es el propio de una
comedia romántica al que se le añade un final dramático, un giro brusco que
sorprende y que se incluyó en el guion bastante después de que Riskin
finalizase su trabajo. De hecho, el escritor se hallaba de vacaciones en Europa
cuando Capra se dio cuenta de que la historia tenía una conclusión muy floja.
Gracias a un amigo,[3]
que le sugirió la idea de la muerte del caballo, Capra pudo cambiar el final y
“salvar la película” (Sidney Buchman citado en McBride 2011, p.315).[4]
Salvo la secuencia
de la carrera y la del entierro del pura sangre (3.19), el resto es obra de
Robert Riskin; pero también de Capra, a pesar de que Joseph McBride se empeñe
en lo contrario. Nosotros damos credibilidad a lo que apunta Capra en su libro
cuando afirma que ambos, Riskin y él, participaron activamente en la creación
de las historias:
Trabajamos juntos en guiones, cada uno
puliendo y desarrollando las ideas del otro. Ambos éramos creadores y público.
En general, yo iba por delante de él, pensando en las nuevas escenas que,
cuando nos pusiéramos de acuerdo, el trasladaría al guion (Capra 2007,
p.174).
La clave para no dudar del director nos la da, paradójicamente, el propio McBride cuando afirma que en el guion de Estrictamente Confidencial hay muchas similitudes con la vida de Frank Capra. En efecto, el personaje de Dan Brooks puede ser el trasunto del propio realizador: ambos, Frank y Dan, proceden de una clase social baja y se casan con la hija de un magnate de los negocios (Capra contrajo matrimonio con Lu Warner, hija del millonario Myron Warner); además, sus suegros poseen una comunidad propia: Warnerville en la vida real y Higginsville en la ficción (3.20).
Capra quería conseguir un éxito en su trabajo como cineasta (un Óscar,
que lo logra con Sucedió una Noche)
para equipararse con su familia política; igual que Dan ansía el éxito de Bill
en la carrera sin recurrir a la ayuda financiera de Higgins. Frank y Dan logran
sus objetivos y también que sus suegros se unan a sus vidas: en el último plano
de la película, Higgins lo deja todo y se va con Alice y Dan; en la vida real,
Warner llegó a trabajar para Frank supervisando los negocios y las tierras del
director. Demasiadas coincidencias personales para que no fuera el propio Capra
el que las incluyese en el guion.
Leer el capítulo desde el inicio
[1] Igualar el éxito iba a resultar casi imposible: la hazaña conseguida por
Sucedió una Noche en 1935, ganar los
cincos Óscar más importantes (actores protagonistas, director, productor y
guionista), no se repitió hasta 1976 con Alguien
voló sobre el nido del cuco (One Flew
over the Cuckoo’s Nest de Milos Forman, 1975).
[2]
Escritor de talento al estilo de Damon Runyon, Mark Hellinger fue columnista de
Broadway, autor de relatos, creador de personajes de cine negro y brillante
productor.
[3] La
idea partió de Albert Lewin, por entonces productor de la MGM, aunque no
aparece en los créditos.
[4] Una
exageración, la de Buchman, que no es de extrañar ya que fue él el que escribió
las escenas finales.
domingo, 20 de abril de 2025
EL NAVEGANTE (The Navigator de Buster Keaton y Donald Crisp, 1924)
A partir de 1923 y hasta su fichaje por la Metro, Buster Keaton realizó las doce películas que le permitieron entrar en la leyenda. Cintas estructuradas de forma inteligente, repletas de secuencias bien planificadas donde la condición atlética de Buster lograba que saliera bien parado de situaciones harto complicadas. Entre aquellas películas, en la cima de ellas, se sitúa El navegante, cuya trama no puede ser más disparatada:
Se ha declarado la “insignificante” guerra entre dos pequeños y lejanos países. Uno de los gobiernos ha comprado el buque de carga “Navigator” mientras el otro quiere impedir que el enemigo lo pueda utilizar. Los conspiradores sueltan las estachas y el barco queda a la deriva únicamente con dos pasajeros a bordo: Betsy (Kathryn McGuire) y Rollo (Buster Keaton). A la mañana siguiente ambos recorren el barco, pero se dan cuenta de que están solos. Los primeros días son horribles, no saben nada de navegación, ni de ninguna cosa, ya que a ambos les sobra el dinero y nunca han tenido que trabajar...
En El Navegante, Keaton le da un matiz nuevo a su personajillo cuando lo viste de multimillonario, de joven rico que jamás ha hecho nada por sí mismo. Su vecina, Betsy, es otra “niña bien” que tampoco ha dado, nunca mejor dicho, un palo al agua. Tras una serie de mal entendidos ambos serán los únicos pasajeros y tripulantes de un barco a la deriva, “The Navigator”.
Como en los mejores filmes del humorista, el mercante, los elementos del atrezo y el decorado en general interaccionan con el personaje proporcionando la materia de la acción. Los conflictos de Buster con objetos y máquinas que no domina, o con la naturaleza hostil (en este caso con el océano, pero también con el viento y la lluvia) son la causa del conjunto de los muy bien conectados y excelentes gags. Con el agravante de que, en esta ocasión, a la habitual condición patosa del protagonista se le une lo perdido que se encuentra el señorito sin nadie que le sirva o cuide de él.
Sin duda, lo más divertido vendrá cuando el total desconocimiento de la pareja en casi todo, y en especial en lo referente a la navegación, les haga ser más atrevidos de lo normal, con el peligro —y las risas— que eso conlleva. “La ignorancia es la felicidad”, reza uno de los intertítulos de la película que resume la trama a la perfección. Sin que nadie les oriente, el aprendizaje por intuición de Rollo finalmente le acerca al surrealismo cuando no entiende lo diferente que es el medio acuático con respecto al terrestre.
En la secuencia submarina, el buzo se coloca la escafandra con un cigarrillo en la boca, lía un hatillo con las herramientas, prepara un letrero de “peligro, hombres trabajando” y se lleva el almuerzo como si de un albañil se tratase. Bajo el agua, Keaton utiliza un cubo para lavarse las manos, usa una langosta para cortar un cable, y se sirve de un pez espada para luchar contra otro en un duelo de mosqueteros.
Y todo esto sin inmutarse. Su seriedad era el sello del artista —su contrato le obligaba a no sonreír nunca en las películas ni en público—; para la crítica, El navegante es uno de los filmes importantes de Buster Keaton. Para el propio humorista era el mejor; y eso es decir mucho.
lunes, 7 de abril de 2025
EL AUTOREMAKE EN EL CINE. CAPÍTULO III (VIII)
Ese afán por finalizar todas las subtramas es otro punto negativo de Un Gangster para un Milagro. Y por explicarlas hasta la saciedad, por repetir frases aclaratorias que en su redundancia terminan por cansar. La buena suerte de las manzanas en boca de uno y otro personaje, la presencia física del cónsul español[1] o la referencia explícita al cuento de la Cenicienta por parte del mayordomo, son claros ejemplos de la preocupación por dejar todo bien claro y mascado al público. Da la impresión de que Capra había olvidado aquella idea de que la audiencia era suficientemente inteligente como para suplir con su imaginación la falta de información.
Por las
subtramas innecesarias y por el diálogo reiterativo, la sutileza y el ingenio
conseguidos en Dama por un día se
pierden con su actualización, pero también por el cambio en personajes como el
citado mayordomo. Interpretado por el veterano secundario, Edward Everett
Horton, abandona su hiriente parquedad de la versión original para obtener
mayor protagonismo. Su complicidad con el Juez (Thomas Mitchell) (3.15), en lo
que parece la reunión de dos viejos amigos de la gran pantalla,[2] hace que ambos pierdan su
gracia como personajes individuales, en especial el criado que en la cinta de
1933 se mantenía en un segundo término y sólo destacaba cuando lanzaba algunas de
las frases más ingeniosas del guion de Riskin, como aquella en la que resumía
su personalidad: “si tuviera que batirme con usted, elegiría la oratoria como
arma”. La frase se la lanzaba a Happy, la mano derecha de Dandi, interpretado
en 1961 por Peter Falk. El actor, conocido más tarde por su serie de televisión
Colombo (Columbo, 1971-2003), es uno de los pocos que se salvan del extenso
reparto. Falk hace un Happy[3] más sobreactuado que el de
Ned Sparks, también con demasiada presencia, pero que esta vez se agradece al
resultar tan gracioso o más que su antecesor.
La razón que
explica tales cambios (el mayor protagonismo de los actores que oscurece la
labor del guionista) es la misma que motivó el uso del technicolor, el excelso
vestuario,[4] la inclusión de un número
musical en la trama (el de la debutante Ann Margret) (3.16), o el rodaje en
formato panorámico: todo para ganar la lucha de medios frente a la competencia
televisiva al ofrecer mejores prestaciones.
Tampoco la
puesta en escena y el manejo de la cámara destacan en Un Gangster para un Milagro. Los movimientos del objetivo ya no
persiguen la misma finalidad dramática que en la versión original. Si nos
ceñimos a lo apuntado en el epígrafe anterior, veremos que el punto de giro se
mantiene en la visita de los mendigos a Dandi, pero ahora es un contrapicado
nada espectacular el que lo subraya (compárese 3.17 con 3.8); en el mismo
sentido, se pierde el efecto de suspense en la ejecución de los dos travelling protagonizados por May Robson
en Lady for a Day. De hecho, en el remake, el primero se convierte en una
panorámica y el último, el más trágico, simplemente desaparece.
Sólo cuando Capra rueda como Capra, cuando mantiene el ritmo de la primera cinta y respeta el guión de Riskin, consigue transmitir sensaciones parecidas a las de Dama por un día. Así, la secuencia dramática de Annie escribiendo a su hija, o la simpática escena de la banda de Dandi ensayando para la recepción, ambas calcadas a las originales, son de lo mejor del filme. También lo es una novedad con respecto al primer largometraje: la escena en la que Annie se viste para la gala y se mira al espejo (3.18). Bette Davis no reconoce su imagen reflejada y tiene que volver a coger su cesta de manzanas y gritar “¡manzanas, manzanas!”. Capra utiliza el espejo para desdoblar al personaje en sus dos vertientes, la real y la imaginaria.
A pesar de
algunas escenas tan notables como ésta, para la mayoría de críticos no hay duda
de que la película no mejora al
original. Capra, sin embargo, mantuvo por un tiempo su preferencia por Pocketful of Miracles, quizás para
promocionarla. Las malas lenguas aseguran que incluso se mostró reticente a la
hora de sacar a la luz el único negativo que quedaba de Lady for a Day para impedir la comparación entre las dos versiones,[5] para evitar que el público
se diera cuenta de que la más reciente era mucho peor (McBride 2011). Sea como
fuere, una vez retirado de la profesión, en su etapa de conferenciante y de
comentarista de sus propias películas, el propio Capra reconoció, en las
citadas entrevistas con Schickel, por lo que tuvo que pasar para realizar el remake:
“Un Gangster
para un Milagro no funcionó, me vi excluido del negocio porque me negué a que
los actores supervisaran mi trabajo, a dejarles que me dijeran cómo hacer una
película. Así de simple. Me alegré de dejar de trabajar”.
Leer el capítulo desde el inicio
[1] En la
versión doblada al castellano, tanto el conde español, como su hijo, el
prometido de Louise, y el cónsul, son de nacionalidad italiana.
[2] Para
Thomas Mitchell, otro de los secundarios con más experiencia de Hollywood, Un Gangster para un Milagro significó su
despedida del cine: murió al año siguiente.
[3] Aquí
se llama “Joy” y en la versión española “Alegre”. La actuación de Peter Falk se
considera de las mejores de su carrera: consiguió por esta película su segunda
nominación al Óscar. Un papel, el de Joy, que es una parodia del realizado un
año antes cuando recibió la primera nominación por el gánster de El Sindicato del Crimen (Murder, Inc. de Burt Balaban y Stuart Rosenberg,
1960).
[4] La
película consiguió otras dos nominaciones a los Óscar en las categorías de
mejor diseño de vestuario y mejor canción original: “Pocketful of Miracles”,
letra de Sammy Cahn y música de Jimmy Van Heusen.
[5] El
original se quemó en un incendio, Capra mantenía una copia en su poder que fue
la que se utilizó en certámenes y retrospectivas.
domingo, 23 de marzo de 2025
2 X 1: "LA PASIÓN SEGÚN BERENICE" y "MARÍA DE MI CORAZÓN" (Jaime Humberto Hermosillo)
La pasión según Berenice (1976)
En los años sesenta, como sucede en el resto del mundo, el
cine mexicano sufre un cambio fundamental con la aparición del cine independiente
o cine de autor. Entre directores como Cazals, Ripstein o Fons, sobresale Jaime
Humberto Hermosillo. De su interesante filmografía, vamos a hablar de dos películas
que rodó en la segunda mitad de la década de los setenta:
En La pasión según Berenice, la primera de ellas, la mujer del título (Martha Navarro) desde que se queda viuda se dedica a cuidar a su anciana madrina enferma. Cuando el doctor que atiende a la paciente muere, tanto Berenice como su madrina quedan prendadas del hijo del finado, el también médico Rodrigo (Pedro Armendáriz Jr.). La atracción que surge entre Berenice y Rodrigo es el centro de atención de la película.
La cinta se estructura en largas secuencias con diálogos entre los dos protagonistas cortados, a veces en seco, por frases de ella como: «preferiría acostarme con usted antes que tutearle» o «la amistad y el amor son sentimientos pequeños, mezquinos, el más importante es el odio».
Hermosillo presenta a Berenice como una mujer desconcertante de la que no sabemos nunca lo que piensa en realidad. Marcada con una cicatriz en la mejilla, de Berenice tampoco se conoce su verdadera historia. Si la que le cuenta a Rodrigo es la verdad o hay que atenerse a lo que dicen los rumores: que cuida a su madrina porque ella la acogió cuando Berenice se quedó huérfana; que lo hace porque espera heredar su fortuna; o que está con ella porque la anciana tiene pruebas de que Berenice es una asesina que mató a su marido.
El Claude Chabrol mexicano, como a mí me gusta llamar a Hermosillo, debido a su cine personal, siempre con ciertos toques de humor, y con personajes femeninos tan inquietantes como Berenice, rueda secuencias perturbadoras con planos detalle de las manos cuando entran en contacto, o frases rompedoras de la aparente normalidad, que aumentan la tensión del ambiente. Atmósfera cargada que desemboca en un final espectacular.
María de mi corazón (1979)
Tres
años más tarde de rodar La pasión según Berenice, Jaime Humberto
Hermosillo realiza María de mi corazón, otro retrato femenino tan
inquietante o más que el anterior:
Héctor (Héctor Bonilla) es un ladrón que se encuentra con un antiguo amor, la María del título (María Rojo), que lo dejó abandonado. Ella, a su vez, ha sido plantada en el altar, y sigue ejerciendo de maga con un espectáculo ambulante. Los dos vuelven a enamorarse, se casan y juntos hacen las representaciones de magia, hasta que María un día se queda tirada en la carretera con su furgoneta que no arranca. Para pedir ayuda, se sube en un autobús, que resulta ser el transporte de un manicomio. Una vez en el centro sanitario, quiere hablar por teléfono para pedir una grúa, pero la confunden con una de las enfermas…
Estupendo
guion escrito nada menos que por Gabriel García Márquez (que también actúa como
extra), partiendo de un relato original suyo. Además, la película cuenta con
varios de los actores secundarios de la cinta anterior, incluyendo a Martha
Navarro, que ahora interpreta a una de las enfermeras del centro psiquiátrico,
y con parte del equipo de La pasión según Berenice (músico,
diseño de producción, etc.).
María de mi corazón, para muchos la mejor cinta de Hermosillo, se puede decir que pertenece a casi un género del thriller o del cine de terror como es el de los centros psiquiátricos (ver Corredor sin retorno o Alguien voló sobre el nido del cuco, entre muchas otras cintas), tan angustiosa como cualquiera de ellas.
En
el filme de Hermosillo se nota la mano de Gabo en el libreto, tanto por el tema
de la magia como por el de la locura. Así, destaca la secuencia del arranque
con los trucos de María, que consigue hacer un desayuno en el apartamento de Héctor,
vacío, sin alimentos; y las escenas agobiantes dentro del manicomio, en la que
no falta la típica enfermera tiránica.