miércoles, 28 de mayo de 2008

ENCUBRIDORA (Rancho Notorious de Fritz Lang, 1952)

Encubridora es el mejor de los tres western realizados por Fritz Lang y uno de los más originales y personales de toda la historia. Su pertenencia al subgénero de películas del Oeste de tipo psicológicas es casi anecdótica ya que, en realidad, su director “inventa” un nuevo modelo: el western contado al estilo del cine negro.




La cinta es original por conducir la trama apoyándose en las estrofas y estribillo de una canción: "The legend of chuck-a-luck" (de Ken Darby, cantada por William Lee). Un método de narración que fue copiado hasta la saciedad en filmes de la época y que dio muy buenos resultados como sucede en las excelentes El Árbol del Ahorcado (The Hanging Tree de Delmer Daves, 1959) y en La Pradera sin Ley (The Man without a Star de King Vidor, 1955).

Rancho Notorious arranca con una escena típica de final feliz: el beso de una pareja. Tras ese beso la tragedia se desencadena en forma de violación y asesinato. Muy típico de Lang, el mejor "aguafiestas" de los realizadores. Mientras el protagonista (Arthur Kennedy, siempre con cara de pocos amigos y aquí más, pero esta vez con motivo) ve como su novia acaba de ser asesinada, la cámara nos presenta un primer plano del cadáver y recorre el hombro y brazo hasta terminar en la mano con los dedos ensangrentados y crispados, esta imagen se encadena con la del asesino lavándose la cara para curarse de los arañazos. Ese es el cine de Lang. El realizador consigue una secuencia que alimenta la imaginación del espectador, al que ya no le hace falta haber visto el crimen con toda su crudeza.



Como en otras cintas anteriores no faltan los temas que obsesionan al cineasta:la venganza y lo inútil de luchar contra un destino inexorable. El propio estribillo de "Chuck-a-luck" (Chuck a luck era un juego muy famoso de los salones del viejo Oeste, que consistía en una ruleta vertical de la suerte) termina con las palabras "... Murder and revenge" refiriéndose al plan de venganza de Kennedy. Por otro lado el destino fatal acompaña al personaje principal, Altar Keane (Marlene Dietrich) y a su protegido, Frenchie (Mel Ferrer, muy soso como siempre) al que se le oye decir varias veces que es incapaz de cambiar de vida desde que mató a una persona y adquirió la fama de pistolero. Marlene, cansada del destino que le ha tocado en suerte, canta con voz grave y rota "Get away young man" y, en una memorable secuencia, le dice a Arthur Kennedy "Si pudieras irte ahora y regresar diez años antes..." Este ambiente de resignación y odio se hace más creíble gracias a los decorados agobiantes del rancho; la escasa y dura luz, como dura es la vida que aquí se representa; y el technicolor irreal, casi fantasmagórico.

La presentación de Marlene Dietrich no puede ser más impactante: “cabalgando”, subida encima de un hombre, que se encuentra a cuatro patas, y disputando una carrera de obstáculos con otras parejas. Y es que la secuencia es lo más parecido a una orgía de todo lo que se había hecho hasta entonces en el cine de Hollywood.




El personaje que interpreta la diva es casi una continuación de aquel que protagonizara en Arizona (Destry rides again de George Marsahll, 1939), sólo que más maduro. En una entrevista, Fritz Lang reconoció que admiraba a Marlene, pero que tuvieron muchos problemas durante el rodaje de Encubridora. La actriz quería aparecer en pantalla cada vez más y más joven, como en las cintas de Von Sternberg. Para conseguirlo presionó tanto al director de fotografía que casi provoca su dimisión. Dicen que la estrella, entre toma y toma, chupaba limón constantemente para mantener firmes los músculos de su boca. Y lo conseguía; besaba tan fuerte que después necesitaba volver a pintarse los labios. Esa insistencia de Marlene por rejuvenecer ante la cámara no cuadraba con el personaje e iba en contra de la voluntad de Lang. Terminado el rodaje no volvieron a hablarse más.

Mayo de 1992, Marlene Dietrich muere en su apartamento de París; en su cama, un lugar del que no se levantaba desde hacía más de 12 años. Hoy, con Encubridora, hemos querido recordar a una estrella que tiene la capacidad que caracteriza a los mitos: la de poder brillar cada vez con más fuerza.

Ver Ficha de Encubridora.

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