miércoles, 18 de abril de 2012

CINE FÓRUM: LA BELLA DE NUEVA YORK (The Belle of New York de Charles Walters, 1952)


No podíamos tardar más en llevar a nuestro cine club particular un musical de los años dorados de Hollywood. Nos hemos decidido por una cinta no demasiado conocida, aunque sí importante, de hecho es la película que posee, en proporción, mayor cantidad de números musicales, comparándola con todas las de la época.






















La Bella de Nueva York (no confundir con la divertida comedia de Wellman, La Reina de Nueva York) es el típico producto elaborado por la Metro Goldwyn Mayer cuando se encontraba en todo su apogeo. La cinta está producida por Arthur Freed dentro de su famosa fábrica de los sueños, la Freed Unit, y protagonizada por dos estrellas como Fred Astaire y Vera Ellen.

Astaire es Charlie, una especie de play boy mantenido por una tía millonaria que no termina de sentar la cabeza. Un día, paseando por el parque, conoce a Ángela (Vera Ellen), una activista del Ejército de Salvación de la que se enamora perdidamente. Él sabe que ha encontrado su media naranja porque se siente como si flotase en el aire; literalmente. El argumento es algo más original que el habitual de chico conoce a chica, se enamoran, se pelean y se reconcilian con boda incluida, por introducir un elemento muy gracioso: cada vez que sienten el amor se ponen a levitar. Eso da pie a números musicales tan divertidos como “Let a Little Love Come In”, con Astaire cantando y bailando en lo alto de un arco de triunfo.


Independientemente de la trama, que es lo de menos, la cinta es un disfrute continuo por la cantidad de propuestas musicales que ofrece. Charles Walters fue el encargado de llevarlas a la gran pantalla con la eficacia que luego veremos. El director estaba en su mejor momento creativo, justo después de firmar Desfile de Pascua (Easter Parade, 1948) o Vuelve a Mí (The Barkleys of Broadway, 1949) (la última película que hicieron juntos Fred Astaire y Ginger Rogers), y antes del gran éxito que fue Lily (1953); a partir de ahí su cine fue decayendo paulatinamente.

Además del número citado, destacan “Who Wants to Kiss The Bridegroom”, una despedida de solteros con la que arranca el filme, donde Astaire canta y baila con un montón de chicas en una habitación; “Oops”, que analizaremos más tarde; y los geniales “A Bride’s Wedding Day Song”, que bailan Astaire y Vera Ellen con la fotografía como excusa para pasar por las cuatro estaciones, y “I Wanna Be a Dancin’ Man”, el mejor de todos, con Astaire bailando sobre la arena, más bien deslizándose sobre ella, y haciendo que suene como si fueran las escobillas de una batería. Sin olvidar un solo de Vera Ellen, cambiándose de ropa, con un baile explosivo que recuerda su actuación en Un Día en Nueva York, (On The Town, de Gene Kelly y Stanley Donen, 1950) y aquel duelo antológico de piernas entre ella y Ann Miller.



Vamos con la secuencia a analizar: estamos en la mitad de la cinta, con Ángela a punto de caer rendida a los pies de Charlie, que por fin parece haber sentado la cabeza. Después de varios intentos fallidos, ha conseguido un puesto de conductor de tranvía…



La secuencia que acabamos de ver nos presenta el número “Oops”, donde Fred Astaire y Vera Ellen se mueven dentro y fuera de un tranvía decimonónico, paseando por las calles de Nueva York. La escena es un ejemplo de cortejo en toda regla, con todas sus fases. La ambientación es muy parecida a la de Cita en San Luis (Meet Me in St. Louis de Vincente Minnelli, 1944) e, incluso, en algún momento nos recuerda al número “The Trolley Song”, con Judy Garland haciendo de las suyas en otro tranvía. No nos extrañe, en aquella ocasión, quien estaba bajo las órdenes de Minnelli como coreógrafo era Charles Walters. 

La secuencia arranca con Charlie entonando una canción pegadiza que tiene como objetivo “cazar” a Ángela. Después de un plano medio y un contraplano de Vera Ellen, el director inicia una escena sin cortes con la pareja conduciendo el vehículo. Astaire canta e insiste un par de veces en sujetar a su presa entre las mismas riendas con las que conduce al caballo. Pero Ángela aún se resiste en esta fase y hasta llega a hacerse cargo de las correas en un momento determinado.

La situación cambia justo después de un corte a un plano picado: Astaire suelta las riendas y esa es la señal para que se inicie el baile de la pareja dentro del tranvía. La cámara de Walters sigue en travelling lateral a los actores hacia el final del vagón, para luego regresar al principio con un travelling precioso en profundidad. Un corte y las dos estrellas salen del tranvía.

En la tercera parte de la escena, en un encuadre general y después de un baile convencional, viene un plano secuencia muy divertido donde la pareja está a punto de colisionar continuamente, una referencia clara a los encuentros y desencuentros de ambos justo antes de que llegue el amor. El tono de la música se torna en cómico, acompañando el estilo, digamos slapstick, del baile. En un momento determinado, Vera Ellen comienza a dar saltos como si quisiera elevarse (es un anticipo a lo que se verá al final: Ángela ya se está enamorando). Tras otro corte, y después de que Charlie le haya regalado una flor (otra señal para cambiar) la pareja, que hasta ahora bailaba por separado, se une en un vals mientras sigue botando. La cámara los acompaña como si formara parte de la coreografía. Es el mejor movimiento del objetivo de toda la secuencia, los sigue hasta que se vuelven a subir al tranvía. Esta parte es un brillante ejemplo de cómo se puede narrar con un baile.

La cuarta y última fase se vuelve a desarrollar en el transporte público. Astaire y Vera Ellen bailan, pero lo hacen ¡encima del caballo! (seguramente un animal mecánico, pero muy bien disimulado). Lo que viene a continuación es un sube y baja del tranvía muy simpático: el travelling de ida y vuelta se repite varias veces hasta que llegan a la cochera. Allí finaliza nuestra secuencia con los dos ya conscientes de que se aman, o lo que es lo mismo, con los dos levitando.




jueves, 12 de abril de 2012

INTOCABLE (Intouchables de Olivier Nakache y Eric Toledano, 2011)


Cada vez es más difícil, a la hora de analizar una película, abstraerse de la cinefilia de cada uno y no acudir a referencias más o menos lejanas en el tiempo y en la temática. Me pasa con cada filme que veo y más sin son de cartelera. No sé si es a causa de la falta de originalidad de las nuevas propuestas o de la ingente cantidad de películas que vamos acumulando en la memoria. El caso es que la mayoría me suena; los temas se repiten tanto que las cintas podrían agruparse en nuevos géneros o subgéneros. Es lo que ocurre con la película que hoy vamos a comentar.























Intocable es una comedia que vamos a incluir en la serie de cintas protagonizadas por una pareja, digamos poco afín, en cuanto a clase social, raza, edad o todas las anteriores juntas. Podríamos incluso introducirla en el saco de las buddy movies, aunque preferimos dejar ese grupo para las cintas de acción o policíacas. Como hoy estamos en plan clasificador vamos a comentar la nueva película de Olivier Nakache y Eric Toledano apoyándonos en algunos largometrajes anteriores:

Paseando a Miss Daisy (Driving Miss Daisy de Bruce Beresford, 1989).- La película más exitosa de esta serie de filmes donde un personaje de color y de diferente clase social se relaciona con una persona de distinto nivel económico y de raza blanca. Podríamos decir que es la más representativa, o la que abre el subgénero. El largometraje retrata a dos personajes que en principio parecen tan incompatibles como el agua y el aceite, pero que terminan por intercambiar vivencias y enriquecerse mutuamente. Sin embargo, aunque Paseando a Miss Daisy sea una clara referencia para Intocable, y muchos la hayan comparado con ella, a nosotros se nos antoja muy diferente. Y no solo por la edad de los personajes, el entorno histórico o la temática racial que subyace en la trama, si no por el modo de hacer hollywoodense, que poco tiene que ver con el europeo de la cinta que nos atañe.
Peces de Pasión (Passion Fish de John Sayles, 1992).- La más semejante en cuanto a propuesta inicial: una paralítica amargada con el mundo exterior contrata a una enfermera de color que nada tiene que ver con ella. Otra vez las diferencias sociales y raciales son elementos comunes. También el pasado de delincuencia y drogas de la cuidadora es casi el mismo que el del personaje de Intocable (por cierto, muy bien interpretado por Omar Sy). Las edades se corresponde (aunque los personajes sean femeninos) y la temática es la misma. Incluso algunas escenas parecen extraídas del mismo guión, como por ejemplo la selección del personal. Lo que distingue una película de otra es el desarrollo posterior de la trama. Mientras John Sayles se decanta por el drama y por el pasado como solución del conflicto, Nakache y Toledano se agarran a la comedia, donde se mueven como pez en el agua después de tantos años trabajando juntos dentro del género.

Conversaciones con mi jardinero (Dialogue avec mon jardinier de Jean Becker, 2007).-  Quizás la más diferente si nos fijamos en la temática exterior (no hay paralíticos o enfermos que busquen ayuda, aunque sí personajes muy alejados en cuanto a clase social), pero para nosotros la más cercana en la forma y el fondo cinematográfico. Y es que el manejo de la historia en manos de Becker es tan parecido al de Nakache y Toledano que los dos filmes parecen rodados por la misma persona. El acento en la comedia —aunque el humor preside ambas películas, las dos tienen un trasfondo dramático—, lo que cada personaje aporta al contrario (la música, la pintura, etc.) y, sobretodo, ese tono europeo, inequívoco, del cine francés, hace que nos decantemos por emparejar a Intocable con la excelente cinta de Jean Becker.

Finalizado el breve análisis comparativo, nos queda comentar el buen trabajo que realizan los actores principales: de Francois Cluzet sólo podemos hablar maravillas. Un actor de Chabrol, de Tavernier de Assayas, con un largo recorrido al que no vamos a descubrir ahora (¿no se parece cada vez más a Dustin Hoffman?). De Omar Sy no sabíamos nada y nos hemos quedado gratamente sorprendidos. Desde luego, no nos extraña en absoluto el reciente premio César que se ha llevado el actor de color (la película estuvo nominada a ocho galardones más de la Academia Francesa);  y tampoco nos sorprende el éxito de la cinta, que dicen es la más taquillera de la historia del país vecino.

Nos unimos a toda esa gente: nosotros también la recomendamos.



Ver Ficha de Intocable




lunes, 9 de abril de 2012

PUENTES Y SOMBRAS EN MELIBRO.COM


En Melibro.com, página web dedicada a la literatura, han publicado una crítica de "Puentes y Sombras" y una entrevista. Ambas firmadas por Ariodante.

La reseña la encuentro muy cuidada, sincera y constructiva. Creo que merece la pena leerla. Me parece muy interesante la opinión de personas que ya han leído la novela y, sobre todo, si son críticos literarios, como es el caso. Da cierto vértigo someterse al análisis de gente tan entendida, pero es, a la vez, gratificante y útil: se extraen conclusiones muy a tener en cuenta para próximos trabajos.

Con respecto a la entrevista, sólo decir que resulta amena y puede dar una idea muy certera de lo que se puede encontrar el lector al leer la novela.

Gracias, Ariodante.

Os dejo los enlaces de la reseña y la entrevista.




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