Daba la impresión de que en 2003 se volvía atrás en el tiempo, a la edad dorada de Hollywood cuando los grandes estudios apostaban por las películas de género. Igual que en dicha época, Master and Commander se basó en los libros de un autor muy conocido, en este caso Patrick O’Brien, escritor de novelas históricas del estilo de Rafael Sabatini o C.S. Forester.
Desde el principio el filme se planteó como una película de autor donde el director era a la vez productor y guionista. Para un cineasta tan personal como Peter Weir esta circunstancia sólo tuvo consecuencias positivas. De entrada, el realizador hizo los cambios pertinentes a las novelas de O’Brien para hacerlas suyas, para idear una trama original que tratase los temas que le interesaban:
Estamos en abril de 1805, Napoleón es el amo y señor de Europa y sólo Inglaterra le hace frente. La fragata británica “Surprise”, al mando del capitán Jack Aubrey (Russell Crowe), navega en aguas de Brasil. Su misión es interceptar al corsario francés “Acheron”. Con Jack navega su amigo de siempre, el doctor Maturin (Paul Bettany), médico ilustrado y naturista con ideales bastante más progresistas que los del conservador Aubrey. Después de dos breves, pero intensos encuentros con el “Acheron”, que ponen de manifiesto la superioridad del barco francés, la “Surprise” se adentra en el Pacífico y llega a las islas Galápagos...
Para confeccionar el guion, Weir eligió la primera y la décima de las novelas de la saga: “Master and Commander” y “The Far Side of the World”. De la primera extrajo los dos enfrentamientos con el “Acheron”, y de la segunda la estructura de la película que se basa en la persecución en aguas del Pacífico. La diferencia principal entre el guion y los libros de O’Brien radica en el rival a batir, ya que en la época en la que se desarrolla la trama del segundo libro (1812) Inglaterra se encontraba en guerra contra Estados Unidos y no contra Francia. El cambio de enemigo de un corsario americano a uno francés se entiende debido a la nacionalidad estadounidense de la película. Además, 1805 como referencia histórica es mucho más interesante debido a la proximidad de la batalla de Trafalgar y al giro que le dio a toda la guerra cuando se impidió la invasión francesa del Reino Unido.
Aparte del cambio obligado de enemigo debido a la audiencia, el resto de aportaciones del director al guion son más personales y tienen que ver con su excelente filmografía. Películas donde destaca el contraste entre dos mundos y la disparidad entre los distintos personajes de sus filmes como reflejo de lo anterior. En Master and Commander las personalidades de Jack y Maturin, inglés e irlandés, son casi opuestas. Mientras el primero dedica su vida al honor y al deber como oficial de la armada que es, el segundo no cree en la violencia y sostiene que se puede discutir la autoridad. Maturin le echa en cara a su amigo el que se mueva más por orgullo que por obediencia.
Algo de cierto hay en los reproches del médico cuando Jack no ceja en el empeño de perseguir al “Acheron” aunque eso suponga poner en peligro la vida de su tripulación; todo con tal de dar caza a un barco mucho más poderoso que la fragata. Sólo cuando Maturin cae enfermo, Jack da su brazo a torcer y abandona la caza. Al final, Peter Weir nos dice que la amistad lo puede todo; que es capaz de hacer a los hombres más tolerantes. Así, Maturin pasa por encima de sus ideas y se une a Jack en el combate con tal de ayudar a su amigo; éste también cede y deja al doctor que gaste tiempo en investigar la flora y la fauna de las Galápagos, y hasta utiliza los conocimientos sobre la evolución de las especies para aplicarlos en la batalla final.
Los dos amigos son por encima de todo, eso, amigos, y ni la guerra ni los diferentes puntos de vista impedirán que se reúnan en los ratos de ocio para tocar música clásica. Las secuencias en las que el capitán practica con el violín y el médico con el violonchelo —toque de flema británica estilo Holmes y doctor Watson— son un alto en el camino no sólo para los personajes, sino también para el espectador que se deleita escuchando la música de Mozart o Boccherini aunque ésta finalmente se mezcle con el sonido de los tambores que tocan a zafarrancho de combate. Peter Weir, director detallista y concienzudo, aparece aquí con toda su fuerza: la ambientación de la película es extraordinaria. La vida a bordo de una fragata de comienzos del siglo XIX debía ser como la imagina el lector de las novelas de O’Brien, que es exactamente como la presenta Weir en pantalla.
Gracias a las distintas subtramas presentes en Master and Commander, la película contiene todos los elementos que caracterizan este tipo de filmes: combates navales; amago de motín repelido con castigos en cubierta; descripción de un viaje de exploración e investigación (Maturin llega a anticipar las teorías de Darwin descubiertas en los viajes del “Beagle”), etc. Además resulta una película apta para toda la familia donde los jóvenes guardiamarinas, unos niños, viven la aventura junto a su comandante al que admiran, persiguen al enemigo como si estuvieran participando en una regata, pero mueren en combate igual que los adultos.
Un largometraje que es una loa a la amistad, pero también al amor por los barcos tal como nos dice aquella escena en la que Jack, tras la batalla, toca el mamparo de la cámara de oficiales en el lugar donde ha impactado un proyectil enemigo. El capitán acaricia la astillada madera como si fuera —que es— una herida de guerra mientras asegura que el barco no es tan viejo, que no existe en el mundo mejor fragata que la “Surprise”.
El post es un extracto corregido para la ocasión del capítulo dedicado a Master and Commander en mi libro: CINE Y NAVEGACIÓN. Los 7 mares en 70 películas
Hola Ethan!
ResponderEliminarUna autentica delicia. Esta película viene a ser algo así como un whisky que va envejeciendo en barrica y que con el paso de los años gana en valor. Es de las que jamás te cansas de ver. ¡Madre mía como es ese final!...
Saludos y feliz semana!
Efectivamente, es una película que gana con el tiempo. Rodada con mucho mérito, pues Peter Weir sólo utilizó los medios digitales en contadas ocasiones.
EliminarSaludos!
Me gusta cuando se muestra la amistad en las pelis :D
ResponderEliminarDesde luego, la amistad es uno de los principales temas que aborda la cinta.
EliminarFeliz fin de semana :D
EliminarIgualmente.
EliminarAbrazos.
Un peliculón que, por casualidad volví a ver ayer. Me gusta por las actuaciones, por la música, pero especialmente por el realismo que transmite. Las conversaciones entre los dos amigos dan mucho que pensar, así como las paradas en las Galápagos o la cirugía de la época.
ResponderEliminarEn el debe, la suspensión de la realidad al convertir un buque de guerra en un ballenero, algo necesario para la historia pero imposible de creer.
De Patrick O’Brien he leído un libro. Bien escrito pero engañoso porque mezcla ficción con detalles históricos que nos llevan a errores. Me gustan los libros de historia y las novelas, pero no las mezclas.
No te creas, en aquella época todos los buques de ese porte tenían más o menos la misma arboladura: tres palos con velas cruzadas. La diferencia con los mercantes eran que los buques de guerra iban con artillería. Los balleneros tenían una especie de horno que cuando estaban en pleno proceso de sacar el aceite de la grasa de la ballena echaban mucho humo bastante apestoso. También se les distinguía por los botes balleneros que llevaban en los costados, pero por lo demás el aparejo era similar al de una fragata. A lo lejos se podían confundir si lo disimulaban bien.
EliminarMuchos momentos para recordar, pero a mí, este film, siempre me trae a la cabeza a Aubrey y Maturin interpretando a Boccherini.
ResponderEliminarPero, por supuesto, como digo, hay muchas más escenas imborrables: la tripulación subiendo por las jarcias, los zafarranchos, el pequeño guardiamarina que pierde su brazo, la imágenes aéreas del velero...
A mí también, la música es inconfundible y, desde entonces, cada vez que la oigo me retrotraigo a esa secuencia.
EliminarLas imágenes son excelentes, el director de fotografía, Russell Boyd, habitual colaborador de Weir, se llevó el Óscar con toda justicia. El operador disfrutó en las islas Galápagos como el resto del personal, aunque reconoció lo difícil de su trabajo debido a la luz singular de aquellos parajes. Para algunas tomas más arriesgadas como la del temporal en el cabo de Hornos, Peter Weir evitó usar los medios digitales. El director aprovechó que el HMS “Endeavour” (una réplica del barco de Cook) estaba circunnavegando el globo por esa época. Weir reaccionó rápido y mandó un equipo para rodar varios metros de película susceptibles de ser utilizadas en su largometraje, como de hecho así fue. El resto de la filmación se efectuó en Rosarito, México, en el mismo tanque utilizado en 1997 para Titanic.
Como bien explicas en la introducción de la reseña, con esta película parecía que volvíamos al cine clásico de aventuras y sin tantos retoques digitales. Un gran trabajo en la dirección y la gloria para Rusell Crowe en una película inolvidable.
ResponderEliminarGracias por compartir parte de tu libro.
Abrazos.
Crowe hace un trabajo estupendo, ya no nos imaginamos a otro Jack Aubrey que no sea él. No sólo en las secuencias de acción o con su amigo Maturin, también las de aprendizaje con los guardiamarinas. Numerosas escenas entrañables con Jack Aubrey como maestro, contando anécdotas mientras los ojos de los aspirantes a oficial se agrandan tanto como los de los espectadores que se dejan llevar por esta maravilla de película.
EliminarAbrazos.
Comulgo con esas líneas de introducción que abren tu comentario porque, en efecto, estamos ante un estimulante e insólito ejemplo (en los tiempos que corrían cuando se rodó) de un cine de aventuras navales que ya creíamos cerrado para siempre con títulos como REBELIÓN A BORDO, EL MUNDO EN SUS MANOS, EL HIDALGO DE LOS MARES o MOBY DICK. Impresionante, espectacular, tensa y muy cuidada en todos sus apartados, esta película “de barcos” tiene poco que envidiar a los grandes clásicos del género y nos devuelve la fe en un posible cine comercial realizado con sensibilidad, dignidad y talento.
ResponderEliminarUn saludo.
Se puede decir que el 2003 fue el año en el que despertaron las películas de aventuras ambientadas en el mar. En verano, la Disney estrenó la primera cinta de la saga Piratas del Caribe, con el éxito mundial en taquilla que ya conocemos; tres meses después le tocó el turno a Master and Commander, superproducción a la vieja usanza que reunía a cuatro productoras clásicas y a un director de primera línea como es Peter Weir. La Fox lideraba el proyecto junto a la Universal, a Miramax (una sucursal de Disney, por lo que la empresa de Mickey Mouse de una forma u otra se implicó en los dos proyectos) y a la compañía independiente de Samuel Goldwyn Jr. El resultado fue impresionante para una película de aventuras: diez nominaciones a los Óscar, el doble que Piratas del Caribe.
EliminarSaludos.
Sí, pero la artificiera y apayasada PIRATAS DEL CARIBE (en todas las entregas) poco o nada tiene que ver con la película que comentamos en este post, y menos aún con la concepción clásica de "películas de aventuras ambientadas en el mar". En mi comentario anterior menciono algunos títulos señeros del género.
EliminarUn saludo.
Totalmente de acuerdo, Piratas del Caribe nada tiene que hacer contra Master and Commander, no le llega ni a la suela del zapato. Con respecto a las cintas que has nombrado, todas ellas tiene un capítulo reservado en el libro.
EliminarSaludos.
Vi la película y me encantó Ethan. Gracias por tu visita a mi blog
ResponderEliminarUn abrazo.
No me extraña que te gustara, es una película para repetir varias veces. Gracias a ti, me gusta tu blog repleto de bellas fotografías.
EliminarAbrazos.
Hola.
ResponderEliminarQué gran película. Yo llevaba años sin verla y hace un par de semanas la repusieron en una cadena de la tele y volvimos a verla, y sigue siendo un peliculón.
Muy feliz tarde.
No conozco a nadie que no le guste esta pedazo de película, que es para todos los públicos, pequeños y mayores, todos disfrutan por igual de ella.
EliminarAbrazos.
La vi en dos ocasiones con años de diferencia disfrutando más la segunda. Gracias por tus aportaciones que la completan.
ResponderEliminarAbrazo.
En esta película todo pasa deprisa y te pierdes detalles por lo que es ideal para verla varias veces: siempre descubres más cosas.
EliminarAbrazos.
Si te digo que las películas (y las novelas) ambientadas en barcos mayoritariamente me producen claustrofobia, y por tanto rechazo, me vas a odiar, pero es así. No me gusta nada viajar en barco, ni para cruzar la bahía de Santander en veinte minutos. Es por eso por lo que no he leído Moby Dick y es por eso por lo que Master and Commander fueron a verla mi marido y mi hijo de trece años y yo me quedé en casa.
ResponderEliminarUn beso.
Comprendo que en tu caso no quieras oír hablar de Master and Commander. Ni que decir tiene que no te recomiendo para nada leer mi libro jajaja.
EliminarAbrazos.
No he visto esta película. A ver si la localizo.
ResponderEliminarUn abrazo.
No te la puedes perder, Amalia. Que yo sepa está en la plataforma Disney+.
EliminarAbrazos.
Uno de los últimos grandes ejemplos de cine clásico de aventuras.
ResponderEliminarSaludos.
Exacto. Cine clásico, de género, sin caer en la parodia ni en la caricatura, como el que se hacía antes.
EliminarSaludos.
Recuerdo que cuando se estrenó la película la disfruté un montón, pero no he vuelto a verla desde entonces. Peter Weir es un director que me gusta mucho. ¿Sabes lo que más se me ha quedado? Lo de la afición por la flora y la fauna de uno de los dos amigos y también los múltiples detalles del barco y la vida dentro de él.
ResponderEliminarBeso
Hildy
A mi también me gusta Peter Weir, un director de contrastes. Así, la disparidad entre dos mundos, el aborigen y el desarrollado, en "La última ola"; el oriental y el occidental, en "El año que vivimos peligrosamente"; el de una comunidad religiosa y el resto de la sociedad en "Único testigo", etc.; pero también el contraste entre los distintos personajes de sus filmes como reflejo de lo anterior, véase por ejemplo "Matrimonio de conveniencia" y… "Master and Commander" donde las personalidades de Jack y Maturin son prácticamente opuestas.
EliminarAbrazos.
Veinte años después aún la recuerdo: ¿no es ésta la película que acaba con los protagonistas tocando una pieza de Boccherini?
ResponderEliminarSaludos.
Sí, exacto, trece y yo recordábamos esa secuencia más arriba, una música que se mezclaba al final con el sonido del zafarrancho de combate.
EliminarSaludos.
Es una buena película lo son también sus libros. Te mando un beso.
ResponderEliminarMuy buena película, de eso no cabe duda, quizás, con los años, se ha convertido en la mejor de Peter Weir, y eso es mucho decir.
EliminarAbrazos.
La película Master and Commander, es una de esas películas marino epicas, que gustan de ser vistas por el público. La recuerdo como una cinta larga, pero enlazada su historia y narrativa de una forma entretenida. Recuerdo la persistencia de la voluntad del capitán del navío en conseguir su objetivo. El actor Russell Crowe hizo muy buen papel en esta película, así como el resto de actores.
ResponderEliminarRussell Crowe hace el papel de su vida. En general, todos los actores también pasaron por una experiencia inolvidable: vivían juntos en barracones, comían en el mismo comedor, se vestían con camisetas de colores según el cargo que tenían en la ficción, todo para conseguir el efecto de unidad disciplinada y de camaradería que luego se refleja en la cinta. Llegó tan lejos la familiarización con los personajes que Russell Crowe aprendió a tocar el violín. Según él actor, fue lo más duro que nunca había hecho por una película.
EliminarSaludos y bienvenido!
Hoy has hablado de una cinta que me encantó. Tuve el privilegio de verla en el cine. Ahora bien, muy bueno el cambio de enemigo que el productor le hizo a la novela, no solo por lo que dices del público objeto sino porque Francia y Espana fueron en algún momento una armada formidable que tenía todo para apoderarse de los mares del mundo.
ResponderEliminarEn abril de 1805, que es cuando arranca la cinta, la flota de Napoleón al mando de Villeneuve se encontraba navegando en aguas del Caribe. La intención de la armada francesa era efectuar una maniobra de distracción que atrajera a la inglesa lejos de su patria. Nelson, que se encontraba en las proximidades del estrecho de Gibraltar, picó el anzuelo y puso rumbo a las Antillas, pero cuando llegó allí, Villeneuve ya estaba de vuelta. El resto es conocido: el aviso que recibió Nelson antes de que llegase Villeneuve a las costas españolas, el combate de Finisterre, la inexplicable huida de Villeneuve a Cádiz y la célebre batalla de Trafalgar entre las flotas de Nelson y la combinada franco-española, con la derrota de esta última.
EliminarHola, Ethan
ResponderEliminarMe parece estupendo que los realizadores se tomen la libertad de efectuar cambios en los textos originales de las novelas para hacerlos más atractivos para el público; pero fuera bueno que, en su debido lugar, fuesen informados los espectadores, por empatía con los lectores de O’Brien… Ya recuerdo, la batalla de Trafalgar fue en 1805 y creo que se unieron Austria, Nápoles, Gran Bretaña y Rusia, querían defenestrar a Napoleón y disolver la influencia militar francesa que existía en Europa.
¡Que viva la amistad y tan excelente narrador! No he visto el film, pero con tu relato, he estado inmersa en la trama; mil gracias.
Feliz semana, un abrazo.
Todo venía de la intención de Napoleón de invadir Gran Bretaña, para ello hizo esa maniobra de distracción hacia el Caribe, para que Nelson despejara el Canal de la Mancha y poder invadir las islas británicas, pero no le salió nada bien.
EliminarFeliz semana para ti también.
Abrazos.
Hola,.Ethan
ResponderEliminarDeje un comentario y ha debido quedarse en el limbo.
Recuerdo cuando la estrenaron en el cine. Habían dos salas contiguas. Donde proyectaban la peli, el sonido estaba tan fuerte que en la sala donde yo estaba viendo otra peli, retumbabala pared y se oía el diálogo. Vamos, que hice un 2x1. 😂 El caso es que no la visto. Quizás algún día me anime.
Saludos!
Esto a veces hace lo que quiere, a mí también me ha pasado alguna vez lo de los comentarios al limbo.
EliminarPues vaya lata ¿no? Oyendo dos películas a la vez.
Saludos!
Hola , ethan
ResponderEliminarDesde que leí la reseña en el libro, he tenido deseos de verla, pero ¡son tantas en la lista! que creo que necesitaré dos vidas más para ver todas las películas que quisiera.
Un abrazo.
Te comprendo perfectamente. Yo tengo una lista de pendientes de miles de películas. Viendo una al día (que no siempre puedo) he calculado que tardaré 20 años en verlas, eso sin contar las nuevas películas que se van estrenando. Vamos que no podré verlas todas.
EliminarAbrazos.
Hola, Ethan, qué buena película nos traes hoy.
ResponderEliminarY qué actorazo, este Rusell Corwe, al que descubrí en aquella buenísima L.A. Confidential, en la que a pesar de apreciarse algunos kilillos de más que le impedían jugar el rol de galán, brillaba.
La que nos presentas es más de lo mismo en cuanto a su capacidad actoral, inmerso además más una soberbia dirección y producción naval en la línea de lo mejor que he visto de este género, que tanto me gusta. Y redondeando tu reseña al llamar la atención sobre un guion con múltiples ramales que son toda una lección literaria.
El detalle que recuerdas de la caricia al impacto del proyectil es exacto. Una declaración de afecto a su barco.
Buen trabajo.
De las múltiples aristas del guion que señalaba me olvidé de otro aspecto que se ha convertido en lugar común de las películas de Weir: su tono místico, religioso o espiritual. En el largometraje desarrolla el tema del Jonás, el gafe al que la dotación culpa de todos los males. El viejo marinero que alerta sobre tal circunstancia es el típico visionario de muchos de los filmes de Weir cuando anuncia el Apocalipsis y cuenta la historia del profeta como si se tratase de una obra de Melville.
EliminarAbrazos.
Esta película la vi en el cine con una ex novia, recuerdo que queríamos ir a ver otra y no se dió. A mí me había gustado, pero el fastidio de ella no me dejó verla tranquilo. Por supuesto que nuestro noviazgo no podía durar (como un pedo en una canasta, dirían por aquí).
ResponderEliminarRecuerdo también esta reseña de tu libro.
Un gusto volver a repasarla.
Abrazos
Historias del cine y noviazgos rápidos. La película bien merece una visión tranquila.
ResponderEliminarAbrazos.