martes, 10 de junio de 2008

UNA VIDA DIFÍCIL (Una Vita Difficile de Dino Risi, 1961)

Desde los primeros cortos de Charles Chaplin, la comedia no ha dejado de evolucionar. En aquellas historias predominaba el slapstick, pero ya asomaba una nueva forma de narrar: la típica del payaso que, bajo su risueño maquillaje, esconde una vida triste y desgraciada. Chaplin lo bordó en sus posteriores largometrajes; y otros directores se encargaron de modernizar el género humorístico utilizando la misma base: la tragicomedia. Uno de ellos fue Dino Risi, y Una Vida Difícil es una buena muestra de ello.


La película viene a ser una de las mejores "Comedias a la Italiana". Se trata de un guión de Rodolfo Sonego, el habitual guionista de las cintas donde trabajaba Alberto Sordi. El actor da vida a un escritor fracasado de izquierdas que trata en vano vivir de acuerdo a sus principios, pero tanto su mujer (Lea Massari, espléndida) como sus amigos intentan que no se resista y que se deje llevar por la corrupción y la vida fácil, para salir de la miseria.

Risi aprovecha la vida de este peculiar personaje para retratar casi veinte años de la historia de Italia: desde la guerra, con la ilusión de partisanos y combatientes, hasta el desarrollo de los sesenta, pasando por la posguerra del hambre y la república.

Tiene todos los ingredientes de la llamada comedia a la italiana, es decir humor, sátira y drama todo hábilmente mezclado para que Risi profundice en la crítica. Como hará en la posterior La Escapada (Il Sorpaso, 1962), el director arremete contra la burguesía surgida en la posguerra y afianzada en el desarrollismo; pero también denuncia la corrupción, enchufes y amoralidad de los nuevos empresarios, y de la propia Administración. Nadie se salva de la quema, tampoco el pobre personaje que cae una y otra vez en desgracia. Y es que el mayor atractivo del largometraje descansa en las idas y venidas de Alberto Sordi. Su vida transcurre entre las tentaciones -poco honestas- de prosperar, y sus arranques heroicos, que terminan por estropearlo todo.


En este sentido destaca el último tercio de la película. Sobre todo la secuencia que parece el colofón de la cinta, en un final digno del mejor Chaplin: un plano general larguísimo con Sordi a contracorriente del tráfico. La metáfora en vez de cerrar el largometraje conduce a un epílogo que es casi lo mejor del filme; ese que transforma la carcajada en una mueca amarga.

Sirva el comentario de Una Vita Difficile para recordar a uno de los más inteligentes cineastas; aquél que fue capaz de conseguir expresar con imágenes el sentido del olfato, a través de un invidente que reconocía a las mujeres por el perfume; el responsable de la creación de personajes inolvidables, de estafadores, desdichados y caraduras, dentro de un género nuevo que prácticamente inventó: La Comedía a la Italiana.

El sábado pasado fallecía Dino Risi, con su pérdida el Cine se queda cada vez más huérfano.

Ver Ficha de Una Vida Difícil.

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