lunes, 11 de mayo de 2009

COLABORACIÓN: Nazarín (Luis Buñuel, 1958)



Nazarín es uno de los títulos más conocidos de la época mejicana de Luis Buñuel y la primera de las dos películas del director inspiradas en una novela del escritor canario Benito Pérez Galdós – la segunda será Tristana, que Don Luis rodará en España en 1.970 ya dentro de su última etapa cinematográfica. Este doble acercamiento del cineasta a la obra galdosiana desconcertó en su momento a ciertos sectores de la crítica que no entendían cómo el irreverente y surrealista Buñuel se miraba en el espejo de uno de los máximos representantes literarios del realismo costumbrista decimonónico. Nazarín es un film denso y complejo que requiere conocer la verdadera evolución del pensamiento ideológico y religioso de su creador. Hay que tener además en cuenta la profunda admiración que el genio turolense profesa al autor de los Episodios Nacionales a quien en un párrafo de su libro de memorias Mi último suspiro define como uno de los más grandes talentos de la literatura contemporánea, comparándolo incluso con Dostoieski y lamentándose de la poca repercusión universal de su obra.
Lógicamente en esta ocasión como en muchas otras, Buñuel termina haciendo de su capa un sayo, llevando a su terreno el relato original hasta hacerlo suyo y tomando prestados de él los elementos que más le interesan. Uno de esos elementos es el dibujo del propio protagonista principal, un personaje en esencia casi buñueliano que permite al director ahondar sobre uno de sus argumentos favoritos, el de la caridad cristiana, o por mejor decir la imposibilidad de acceder a ella en un mundo como el que nos ha tocado vivir. Nazarín es un joven y humilde religioso que comparte su pobreza con los más necesitados y despotregidos de una de las barriadas a su vez más marginales de una ciudad de provincias mexicana. Subsiste de las pocas misas que le van saliendo y especialmente de la caridad del prójimo para el que vive entregado en cuerpo y alma. Repudiado por sus vecinos tras alojar bajo su techo a una prostituta y causar un incendio fortuito en el mesón donde se aloja, Nazario se ve obligado a abandonar la ciudad y huir al campo para vivir de la limosna- lo cual va en contra de los preceptos del sacerdocio. En su peregrinar, nuestro protagonista irá descubriendo cómo sus pías acciones despiertan las más virulentas reacciones y acaban volviéndose en su contra, hecho que va minando progresivamente su propia fe. Ya la novela de Galdós, publicada en 1.885, incidía en este sentido y se conventía en una cruel denuncia del fracaso del sistema burgués por crear un mundo y una sociedad más igualitaria y más cristiana. Buñuel respeta el original literario, si bien introduce algunos cambios significativos con respecto a éste. Para empezar la trama, que en la novela se desarrollaba en una ciudad de provincias española de mediados del XIX, se traslada en el film al Mexico de comienzos del XX; tampoco aparecía en el texto original la escena con los huelguistas ni el ambigüo y polémico final que Galdós dejaba mucho más atado.
Técnicamente, Nazarín es una obra austera, desnuda de artificios con una sencillez que afecta incluso al plano narrativo, aunque desde una perspectiva puramente ideológica resulta una de las más complejas de su creador. Gabriel Figueroa, el gran director de fotografía mexicano, habitual de Buñuel durante esta época y que inclusó llegó a trabajar a las órdenes de John Ford, tuvo que renunciar a su tradicional estilo elegante para retratar una de las películas más aridas de toda su carrera. La película supone también la primera colaboración entre Luis Buñuel y el actor Francisco Rabal quien a pesar de intervenir en sólo tres películas del director se convertirá con los años y junto a Fernando Rey en el intérprete buñueliano por excelencia. Aunque en mi opinión en esta época Rabal se encuentra unos peldaños por debajo del gran intérprete que llegará a ser en su madurez, he de reconocer que aquí el actor está soberbio en la composición de su personaje. Su rostro es una de las claves para entender el verdadero significado del film; en él acaba reflejándose el escepticismo de quien descubre la fina capa que en este mundo separa el bien del mal.
"Soy ateo, gracias a Dios" llegó a afimar Buñuel en más de una ocasión para sacudirse de las constantes acusaciones que tachaban una y otra vez su obra de blasfema y anticristiana. En esta máxima se encierra buena parte del pensamiento del autor para quien creer y no creer venía a ser practicamente la misma cosa y para quien todo lo que no era cristiano le era ajeno. En Nazarín, el director nos narra el descenso a los infiernos de un santo varón cuya existencia se nos muestra en todo momento en paralelo – bien de un modo explícito, bien a través de simbolismos- con la que llevó Jesús de Nazaret hace ahora dos mil años. Ha pasado a la historia por la ambigüedad antes comentada ese sobrecogedor viacrucis final del personaje remarcado por el atronador redoble fúnebre de los tambores de Calanda que se oyen por primera vez en la obra del director. Al toparse con las leyes de los hombres y la Iglesia, su protagonista principal fracasa en el intento de llevar una existencia de acuerdo con los dictados del Evangelio. Buñuel se cuestiona ¿ cómo hubiese sido la vida de Cristo de haber vivido hoy entre nosotros? ¿ Hubiese sufrido El ese mismo fracaso? Sin prejuzgar ni ironizar sobre el personaje, dejando la última palabra al espectador. Al menos en mi caso, esta última palabra no me puede dejar un regusto más amargo.






10 comentarios:

  1. Muy interesante reseña. Me gustaría encontrar más películas clásicas en mi videoclub. Saludos

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  2. Hay películas para las que no pasan los años, y esta es una de ellas. La libre interpretación de la obra de Galdós es evidente, y creo que leí en algún sitio que la frase "Todavía soy ateo, gracias a Dios" la dijo con motivo de que algún círculo católico estuvo a punto de darle un premio por el film. Probablemente no la vieran, o al menos completa, o se saltasen la escena alucinógegna sadomasoquista de la señora Beatriz... Buñuel, que además de un maestro del cine, era todo un figura.

    Saludos!

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  3. Hola. Ethan forma parte de mi formación cienmatográfica (y personal). Así que enhorabuena por haberlo elegido como alias. Su espíritu, imagino, recorre tu blog.
    Un saludo.
    José Angel.
    VOLANDOCONLACOLOMETA.BLOGSPOT.COM

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  4. Mi último suspiro es un libro de gran interés, me lo leí hace no demasiado, tras revisar Nazarín, que es una peli que también me gusta. De todas formas es con Los Olvidados donde llego a disfrutar de plendo de este singular director. Un cinesta del que suelo difrutar con dósis medidas y espaciadas.

    Un cineasta que resulta asombroso que surgiera del contetxo donde surgíó. Una mente, que resulta asombroso, que de la cual brotara el cine que brotó. Un personaje singular, un cineasta con mérito, echo a sí mismo.
    (Aunque la situación económica de su familia ayudara, claro está).

    Saludos.

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  5. Bienvenido José Angel. Cierto, Ethan Edwards es mi personaje preferido ¿se nota?
    Dexter: parece que nos hemos puesto de acuerdo, lo digo por lo de Gabriel Figueroa y John Ford.
    Saludos!

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  6. Hola, muy interesante. Creo que Nazarín es una de las películas importantes de Buñuel que no he visto y eso que soy un apasionado de éste hombre, últimamente he revisado "el angel exterminador" que es maravillosa, pero el DVD de la edición Criterion lleva un documental en el que su padre recorre los lugares clave para entender su obra, apasionante.
    Saludos y ya me iré pasando por aquí que he visto cosas interesantes.

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  7. Pues es una de las de Buñuel que me falta por ver... espero verla pronto.

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    1. te aydo :D http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=tcC9gb0dZYE

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  8. Elvira, a mí también me gustaría encontrar más películas clásicas en mi videoclub y más cine de autor también.
    Babel: lo malo de los círculos católicos y cia es que tienden a prejuzgar todo antes de contemplarlo detenidamente y guiarse por su propio criterio. Así están los tíos que la mayoría de las veces no se enteran de la misa la media, nunca mejor dicho.
    Bueno, José Angel desde hace un tiempo el espíritu de un tal CC Baxter también recorre este santo lugar.
    Xabipop: Mi último suspiro es un libro imprescindible para cualquiera que se llame a si mismo cinéfilo. Que nadie se asuste, que es muy divertido y ameno.
    Tío Ethan. Aún no había aparecido tu reseña de El fugitivo cuando escribí estas líneas. Hay que ver lo compenetrados que estamos, eh.
    Quatermass y Dana Andrews - ayss,que me gustaba a mí este hombre- ya tardáis en verla.

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  9. Hace poco que la vi y le dediqué una entrada. "Nazarín" es una trampa: es la cinta más irreverente del genial director. Explicita el fracaso absoluto del modelo de caridad cristiana. Y ¿qué significa la piña del final, que no quiere aceptar, sino la duda esa enemiga de la fe?
    Ese Buñuel, el más grande director español de todos los tiempos.
    Saludos.

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