martes, 29 de enero de 2008

CALLEJON SIN SALIDA (Dead Reckoning de John Cromwell, 1947)

Callejón sin salida no es ni la de más éxito ni la mejor del cine negro, ya que posiblemente la superen El Halcón Maltés (The Maltese Falcon de John Huston, 1941) o El Sueño Eterno (The Big Sleep de Howard Hawks, 1946), por decir dos de las más famosas, pero sí es la que contiene todos los elementos que caracterizaron este tipo de películas en los años cuarenta. A saber:



1.- Una Trama confusa y ambigua. En efecto, da igual las veces que la veas, al final no te aclaras en quién mató a quien y por qué. Siempre he creído que la culpa de que la mente se nos nublara la tenía Lizabeth Scott. No puedes dejar de mirarla cuando sale en pantalla, y es en ese momento cuando suelen aclarar algún punto oscuro de la trama.

2.- Diálogos ingeniosos y rápidos. Muy cercanos a los de la Screwball Comedy y que evolucionan hacia una perfecta complicidad entre Bogart y la Scott frente a terceros -véase la palabra “¡Jerónimo!” que usa indistintamente la pareja protagonista cuando acecha algún peligro, o el símil entre las mujeres y las botellas-. Todo muy al estilo de las novelas de Dashiell Hammett y Raymond Chandler, a su vez guionistas de los más prestigiosos filmes negros. Una curiosidad: el apellido del personaje que hace Liz Scott es Chandler. ¿Es coincidencia o es un homenaje de los guionistas Garret y Fisher?

3.- Una Mujer Fatal. La Rubia Liz Scott. Al principio se nos antoja una sustituta de la gran Lauren Bacall, pero luego vemos que no le va a la zaga. Es el arquetipo de femme fatale, rubia platino, voz grave –muy recomendable verla en Versión Original- aparece cantando una canción muy sexy en un tugurio donde se juega clandestinamente.

4.- Predomina la oscuridad. No podía ser de otra forma, el cine negro es el hijo mayor del expresionismo y éste se caracteriza por la incorporación de luces y sombras -más sombras que luces- para reflejar el estado de ánimo de los personajes. Aquí se aprecia aún mejor. Cuando los personajes vuelven de la guerra para ser condecorados toda la acción transcurre de día; las caras iluminadas reflejan alegría por la vuelta a casa. Pero a medida que la cosa se complica y alguien es asesinado todo se vuelve oscuro y la acción transcurre de noche principalmente.


5.- Un arranque espectacular. Un hombre que a duras penas puede mantenerse en pie huye de unos matones y de la policía. Suficiente tensión para que el espectador no se mueva de la butaca hasta el final.

6.- Flashback y voz en off característica. Como en Perdición y en tantas otras negruras, la estructura narrativa descansa en un largo flashback contado en primera persona por el protagonista. La voz en off, grave, profunda y sarcástica la mayoría de las veces, nos acompaña a lo largo de los 100 minutos que dura la película. Insisto en lo de verla en V.O.

7.- El "bueno" no lo es tanto en realidad. Humphrey Bogart es un capitán del ejercito (Rip) que no duda en contactar con sus amigos gangsters de San Luis, donde trabajaba como taxista, para que le ayuden a robar cierta carta. Esta típica ambigüedad es lo que hace que el género sea tan atractivo.

En fin, no creo que haya una película que reúna tantos ingredientes negros como este film de Cromwell. Incluyendo uno de los más característicos: la presencia de Humphrey Bogart. No dejéis de verla y... ¡Jerónimo!


Ver Ficha de Callejón sin salida.

2 comentarios:

  1. Chandler, Perdición, Bogart.... Ni buenos ni malos.... Perdedores y ganadores...
    Perdedores descubriendo que todavía les quedaba algo que perder.... Cine negro....
    Habrá que verla....

    Un beso

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  2. Maldito Cine Negro!
    Hace casi veinte años descubrí una peli de estas, de las oscuras, en televisión. Me gustó tanto que quería verla de nuevo. me dije:"la próxima vez que anuncien otra la grabo"; más que nada para verla otra vez cuando me diera la gana.
    Y así empezó esta manía mia, la que tengo por el cine.

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