miércoles, 16 de abril de 2008

EL HUNDIMIENTO (Der Untergang de Olivier Hirschbiegel, 2004)

La figura de Hitler ha sido llevada a la pantalla numerosas veces, sin embargo sólo en contadísimas ocasiones se han hecho películas tratando el tema desde la perspectiva humana del personaje. Hecho este muy comprensible debido al riesgo que se corre al dotar de humanidad al responsable directo de la muerte de más de 50 millones de personas. Sin embargo Hirschbiegel se atreve. Y el resultado no puede ser mejor.



Algunos de los elementos que posibilitan que El Hundimiento pueda llegar a calificarse como una excelente muestra de cine histórico son los siguientes: en primer lugar la trama en sí. Hacer una película donde la inmensa mayoría de los espectadores saben el final, y conseguir mantenerlos enganchados desde el primer plano, ya es un mérito en el haber del director. Hirschbiegel nos muestra los últimos días del régimen nazi que asoló Europa desde el punto de vista de tres personajes: la secretaria privada del propio Hitler, cuyo diario sirve de hilo conductor de la trama y proporciona una forma rigurosamente lineal a la narración. Así es como arranca el film, con su relato en primera persona y con el cine a oscuras, como oscuros eran los tiempos que le tocó vivir.


En segundo lugar aparece un niño combatiente en la defensa de Berlín. En mi opinión, clara simbología del pueblo alemán. Cuando el joven, agotado y enfermo, ve que ya no hay posibilidad alguna de seguir luchando decide volver a su casa. Allí sus padres le aguardan como al hijo pródigo, le acuestan y arropan. Al lado de la cama podemos observar los sueños de grandeza de antaño: soldaditos de plomo, tanques y otros juguetes bélicos. El niño duerme con la frente humedecida por la fiebre. Es cuando la madre pronuncia una de las frases que más me gustan del excelente guión: "... está enfermo, pero todavía vive". El tercer personaje es un coronel médico de las SS. Representa a la parte del pueblo alemán que, aunque ha sido cómplice de la barbarie, aun posee algo de juicio y voluntad de sacrificio para con los demás. Es una luz emergente en un mundo en tinieblas.

Otro aspecto a destacar de El Hundimiento es el trabajo de Bruno Ganz. Los que conozcan a este actor estarán de acuerdo conmigo que tiene en su haber excelentes interpretaciones como El amigo americano o El cielo sobre Berlín (Der Amerikanische Freund, 1977 y Der Himmel Uber Berlin, 1987, ambas de Wim Wenders) por poner dos ejemplos. Pero es que aquí es Hitler. Es él. Es como lo hemos visto en los documentales. El director nos muestra a un Hitler en decadencia, enfermo y que desprecia a su propio pueblo, como recalca Hirschbiegel en varias ocasiones. La sensación que produce verle comiendo, discutiendo con sus generales o delirando hace que el espectador se sienta como si estuviera dentro del propio Bunker, como si fuera uno más de los soldados o funcionarios que hay allí, un testigo más de lo que allí pasó. Y ese es el mérito de Ganz, y por supuesto del director.

En resumen, un largometraje estupendo, que nos presenta las cosas tal como debieron ser y que tiene elementos sumamente brillantes, propios de una obra maestra.

Ver Ficha de El Hundimiento

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