lunes, 24 de junio de 2019

2 X 1: "STRESS ES TRES TRES" y "LA MADRIGUERA" (Carlos Saura)

Stress es tres tres (1968)

Después de un brillante estreno como director con Los golfos (1960) y de una obra maestra en su tercera película (La caza, 1966), Carlos Saura comienza una larga etapa de colaboración con el productor Elías Querejeta. El realizador aragonés arranca quizás la parte de su carrera más recordada ––y la más criticada–– con una trilogía formada por las cintas Peppermint Frappé, Stress es tres tres y La madriguera.

Aunque todas ellas contienen la mayoría de los elementos que configuraron el estilo del cineasta durante los años que trabajó con Querejeta, las dos últimas quizás sean más secuenciales, como ahora veremos, y, por tanto, más adecuadas para analizar en nuestra sección “dos por uno”.

En Stress es tres tres, Saura propone una road movie con un triángulo formado por los personajes interpretados por Geraldine Chaplin, Fernando Cebrián y Juan Luis Galiardo. Los dos primeros forman un matrimonio inestable, mientras que el tercero en discordia es un socio y amigo de ambos. Un triángulo que modifica la cinta rodada en exteriores para convertirla en una de las más claustrofóbicas del director gracias a los primeros planos y a la tirantez existente entre los tres protagonistas.


La tensión que Saura logra mantener a lo largo de todo el metraje recuerda mucho a las películas de las nuevas olas europeas. En concreto, tiene mucho de aquel excelente debut de Roman Polanski, El cuchillo en el agua (Nóz w wodzie, 1962). Los juegos de la supuesta pareja de amantes, destinados a provocar al marido, sabiendo que este los espía; las competiciones entre los dos varones; y las insinuaciones de la joven protagonista, son parecidos a los de la cinta de Polanski. El paisaje desolador del desierto almeriense de Tabernas sustituye al lago igualmente solitario del realizador polaco; ambos quieren expresar lo vacíos que en realidad se sienten los personajes.

También la crítica al estamento burgués es muy similar; el final abierto de Stress… concuerda con el cine moderno; y el desarrollo metafórico, para el que quiera ver una simbología con el régimen dictatorial y la pasividad o resignación de la clase media ante tal situación, es asimismo análogo.


La madriguera (1969)

La siguiente película de Carlos Saura podría ser una continuación de la anterior, con el matrimonio protagonista viviendo una crisis que ya parece permanente. La madriguera, es el título, ahora sí, claramente claustrofóbico de una cinta donde el escenario es la vivienda de una pareja sin hijos, acomodada y aburrida.

La guerra encubierta entre ambos se desata cuando ella se refugia en el pasado para combatir el hastío del presente. Poco a poco va transformando una casa ultra moderna en la vivienda de su infancia. Así, los muebles antiguos y el vestuario apolillado del trastero vuelven a reinar en las habitaciones para desesperación del marido.

De nuevo los juegos, cada vez más tensos y peligrosos, dominan una trama guiñolesca a lo Mankiewicz, donde, no obstante, abundan los tics y las obsesiones particulares de Saura. Algunas ya vistas en Stress es tres tres: las heredadas de Buñuel, como los insectos y los sueños; o las marcas de la casa, como los grabados de un tratado de anatomía antiguo del cuerpo humano, que se nos antoja quiere representar lo feo del interior de las personas, lo que bulle por salir al exterior, es decir, lo que en realidad son cada uno de ellos.


La referencia al pasado (Geraldine probándose vestidos decimonónicos) y las conductas erráticas de los personajes son otros lugares comunes en la obra de Saura. Una filmografía, la de esta época, etiquetada como perteneciente al cine de “arte y ensayo”, con guiones cada vez más crípticos y metafóricos.

Otra vez con Querejeta en la producción, y con Geraldine Chaplin al frente del reparto, a la sazón pareja de Saura durante doce años, el director pone el acento en la denuncia social contra la burguesía. Algo parecido a lo que Claude Chabrol hacía en Francia, pero desde un punto de vista más simbólico debido a la aspiración disidente del realizador oscense.

Debido a todo lo anterior, las cintas de Saura formaron parte del grupo pionero del cine posmoderno europeo. Es verdad que, en general, no han envejecido muy bien, sin embargo, eso no es óbice para justificar la saña con la que parte de la crítica antisaurista ataca unos largometrajes que, por méritos propios, ya forman parte de la historia del cine español y, acaso, del mundial.




8 comentarios:

  1. Saura es uno de los grandes del cine español. Un tipo muy preparado, que conoce muy bien la técnica y que nunca se ha cansado de explorar nuevos senderos.
    Que algunas, quizá muchas, de sus películas, no son para el gran público, ni siquiera películas de éxito mediano, pues es cierto, pero algunas otras sí lo fueron y, en cualquier caso, un número nada desdeñable de ellas, son hitos cinematográficos.

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    1. Muy de acuerdo contigo. Este deporte nacional de defenestrar a los que tienen éxito es muy típico nuestro. A Saura hay que reconocerle todo lo que has enumerado. Y hay que pensar que en los años sesenta proyectos como los que aquí he presentado, en una dictadura, con los medios que había, tienen un mérito increíble.

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  2. Que tal Ethan!
    Las tengo bastante olvidadas como muchas otras buenas e interesantes peliculas, supongo que en esto de la memoria los años nos pasan factura...jeje
    Es cierto que en ocasiones (creo que sucede tambien en otros paises...) ciertos sectores de la critica se atrincheran y no dan tregua. En todo caso y con los achaques propios de la edad estoy de acuerdo en que son obras de gran importancia cinematografica y social.
    Un saludo!

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    1. Yo las he vuelto a ver hace poco y puede que hayan envejecido, pero si las ves con los ojos de aquellos españoles de los años sesenta, entonces se presentan frescas, modernas, que hacen pensar. Es decir, muy buenas las dos.
      Saludos.

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  3. Gran director, escritor y fotógrafo. Hace muchos años que dejó todo esto para realizar películas mediocres folclóricas: flamencos, jotas, tangos, cosas en Burdeos, fados, Zonda, folclore argentino… Alguna he visto y tuve más que suficiente. Saura fue un grandísimo director. Ahí tenemos “La caza”, por ejemplo, o “Peppermint frappé”, “El jardín de las delicias”, “Ana y los lobos”, o las dos que tú tan bien reseñas. Amé “Mamá cumple cien años”. “Deprisa, deprisa” ya no me gustó tanto, quizá por aquellas películas que se pusieron de moda con el Torete y el Vaquilla, que tampoco llegaron a entusiasmarme del todo.
    ´
    He dejado para el final mi película favorita de Saura; la que más veces he visto y la que siempre consigue que me salga una lágrima con la escena final; una de las mejores películas españolas de todos los tiempos, sí, estoy hablando de “La prima Angélica”. La memoria es un instrumento falaz, y los recuerdos de la niñez suelen estar desfigurados por influencias que en el momento uno es incapaz de discernir. El niño no tiene una perspectiva del mundo, sus horizontes son limitados, sus intereses egocéntricos. Mucho de lo que experimenta es interpretado para él por los padres. No discrimina entre las cosas que ve. A lo largo de la infancia aparecen misterios en el mundo que nos rodea. Son misterios sólo porque no se da de ellos una explicación adecuada, o por nuestra inexperiencia, pero persisten en la memoria por la simple razón de que son tan intrigantes. Las explicaciones suelen presentarse en la edad adulta, pero llegan demasiado tarde: para entonces, ya no tienen la fascinación imaginativa de un misterio. ¿Qué es más verdadero, sin embargo: el recuerdo o la realidad? Nunca he estado de acuerdo, tal vez a causa de mi experiencia personal, con esta afirmación comúnmente extendida de que la infancia es un poco la época dorada de la vida. Me parece, por el contrario, que la infancia es una época particularmente insegura, porque entre otras cosas, es vivida enteramente por un interpuesto, que se desarrolla a través de grandes miedos, de carencias de todo tipo. Y todo esto deja una huella, imborrable, sobre todo cuando se ha vivido en el seno de un medio hostil.

    Todo esto y mucho más es “La prima Angélica”. Una maravilla, un prodigio visual sin ningún efecto especial y que nos lleva en una misma escena a otro tiempo. El regreso al pasado, al odio de 1936, llena el reencuentro con el primer amor de paseos de provincia, el cara a cara con la violencia contenida que plagó una generación. Saura utiliza inteligentemente el hallazgo de Igmar Bergman en “Fresas salvajes” (1957), haciendo que el propio personaje de José Luis López Vázquez niño, sea incorporado por el actor adulto, al igual que Liktor Sjostrom hacía con el doctor Borg. Woody Allen emplearía la misma técnica en varias de sus mejores películas.

    Que tengas un feliz verano, mi querido amigo.

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    1. Totalmente de acuerdo contigo: Saura se ha echado a perder entre documentales folclóricos (alguno hay bueno), pero tiene un puñado de cintas que se sitúan entre lo mejor del cine español de todos los tiempos. Tú has nombrado varias de las que más me gustan. En efecto, La prima Angélica es un hito del cine patrio, con referencias claras a Bergman como bien apuntas. La añoranza del pasado -que no siempre tiene por qué ser mejor-, es una constante en su obra de mas calidad. En las dos que reseño, y también en La prima Angélica, o en "Mamá cumple cien años", que no la vi en su día, pero que acabo de poner solución a esa carencia: me ha encantado.
      Buen verano para ti también.
      Un abrazo

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  4. También yo vi en "Stress..." la similitud con el film de Polanski. Es verdad que algunas películas de Saura no han envejecido bien, eso me pareció al revisar "Peppermint frappé" a pesar del buen guión de Azcona, pero mi favorita sigue siendo "La caza".
    Lo último que he sabido de Saura es que está buscando productor para adaptar su novela "¡Esa luz!" ambientada en los bombardeos de Madrid durante la guerra civil.
    Saludos!
    Borgo.

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  5. "La caza" es una de mis preferidas también, una metáfora de la guerra civil, con uno de los protagonistas (Alfredo Mayo) que fue el intérprete preferido en aquellas cintas gloriosas del movimiento. Un intento disidente que pasó la censura de milagro.
    Saludos.

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