Not Wanted (1949)
La historia de cómo Ida Lupino se situó detrás de las cámaras tiene mucho que ver con la crisis de los estudios iniciada en 1948 y con la proliferación de compañías independientes como The Filmakers, propiedad de la actriz y de su marido, Collier Young. Una empresa que se especializó en producir películas de bajo presupuesto y de temática social, generalmente escritas por Young.
Fue, precisamente, durante el rodaje de Not Wanted, cuando la actriz tuvo que tomar las riendas de la película debido a la enfermedad de Elmer Clifton, el director titular. Una cinta que significo su debut como directora, y que a la postre formaría parte de una trilogía de filmes realizados por ella de singular corte feminista: Not Wanted, Never Fear y Outrage.
La serie seguía una temática parecida cuando eran retratos de mujeres jóvenes, trastornadas psíquicamente después de haber sufrido un trauma (un hijo no deseado, una enfermedad o una violación), que imposibilitaba la relación con el hombre al que querían y su integración en la sociedad.
Not
Wanted, la
primera de ellas, aborda el problema de las madres solteras en una época tan difícil
como la de la posguerra. Interpretado por Sally Forrest, el largometraje arranca
con la protagonista encarcelada por secuestrar a un niño. A partir de ahí, la
trama descansa en un largo flashback donde el suspense se gestiona desde
la pregunta ¿cómo se ha llegado a esa situación?
Un drama rodado en blanco y negro, con una estética expresiva cercana al noir para las secuencias donde predomina la ansiedad, como aquella del final, filmada a buen ritmo, donde la pareja de tullidos (él, literalmente, ella con problemas mentales) se persiguen en un puente metafórico. No obstante, la aspiración de la cinta es la de ser un documento casi didáctico y divulgativo, con intertítulos explicativos donde hay incluso una secuencia a todo color de una cesárea.
Never Fear (1949)
La segunda película de Lupino sigue prácticamente la misma estructura que Not Wanted, solo que ahora es la polio la enfermedad que se interpone entre la pareja, y la que trastorna a la protagonista, de nuevo interpretada por Sally Forrest y Keefe Braselle. Con una estrategia de ida y vuelta, la pareja supera las primeras dificultades y, cuando parece que todo va a ir bien, entonces algo externo a ellos lo pone todo patas arriba.
Igual que en su debut, Lupino maneja la trama con soltura y agilidad. Una historia que, en realidad, es un melodrama propio de telefilme de sobremesa, pero que en manos de la directora se convierte en un producto muy atractivo, con una estilización prima hermana del cine negro, y también con tono didáctico.
Aunque la cinta finaliza con cierto optimismo y con la confianza de que el sistema termina funcionando, en cada una de las películas de la trilogía, el espectador se queda con ciertas dudas debido a la atmósfera que rodea a las historias, a las duras secuencias rodadas con vigor por Lupino y a la desesperación de las mujeres protagonistas.
El “Don Siegel de los pobres”, como solía presentarse Ida Lupino, fue
una pionera en su trabajo, una de las pocas, escasísimas, mujeres realizadoras
en una época dominada por el hombre. Según sus propias declaraciones, aprendió
el oficio de directora fijándose en los mejores entre un rodaje y otro.
Con respecto a las oportunidades para las mujeres, Ida Lupino declaró: «Me encantaría ver a más mujeres trabajando como directoras y productoras. Hoy en día, es casi imposible hacerlo a menos que seas una actriz o escritora con poder». Aunque en el cine todavía es enorme la brecha de la desigualdad, ahora es más normal verlas a ellas detrás de la cámara; un avance significativo gracias, entre otras cosas, a mujeres como Ida Lupino.
En el último tercio de este vídeo podemos ver el trailer de "Not Wanted":