En sintonía con
los tiempos que corren, la distribuidora Emon Home Ent. lanza en junio un pack
de dos DVD’s donde se incluye la cinta de John Hillcoat, la que vamos a comentar,
acompañada de la primera entrega de la trilogía sueca de Millenium; algo que ya está siendo habitual para combatir
la crisis: la oferta múltiple.
La película de Hillcoat,
basada en la novela de Cormac McCarthy, nos presenta una trama apocalíptica
donde el mundo agoniza después de una catástrofe, una guerra o ambas cosas.
Perteneciente a un género muy reconocible, la cinta describe el viaje de un
padre y su hijo hacia el sur con la esperanza de encontrar una civilización
normal dentro del caos que vive la humanidad.
Hillcoat se
aproxima con acierto, desde la parte técnica, a este tema algo manido. Lo hace
gracias a una fotografía plomiza, a un entorno helado, con viento hostil
incluido, y a un paisaje desolado. La trama es muy simple, casi no existe,
salvo el diálogo poco sutil y machacón entre padre e hijo acerca del bien y del
mal, de resistir a la adversidad conservando, protegiendo, los valores morales
en un mundo donde la supervivencia obliga a aparcarlos. Sólo el uso del
flash-back, y algún que otro encuentro desagradable interrumpen la conversación
familiar, eje central del filme.
Y es que apenas
hay lugar para la acción, aunque reconocemos que la existente se encuentra bien
aprovechada. Hillcoat esquiva las cintas sobre vampiros o zombies para enseñar
que el monstruo más terrible de todos es el ser humano: sólo hay que dejarlo
sin alimentos y sin ley para ver cómo se transforma, cómo pierde su identidad.
En ese sentido, el director, igual que en la novela, nunca explica la causa que
ha llevado a esa degeneración de la sociedad; ni siquiera pone nombres a los
protagonistas.
A The
Road, por tanto, la situamos junto a filmes intimistas como El
Tiempo del Lobo (Time of The Wolf
de Michael Haneke, 2003), o tan extremos en la reflexión como The
Turin Horse (A Torinoi lo
de Bela Tarr, 2011), por poner ejemplos contemporáneos, más que a películas
comerciales del estilo de Mad Max y sus imitadoras. Podríamos
decir que la cinta de Hillcoat es un producto estadounidense con aspiraciones
europeas, algo así como Quinteto (Quintet, 1979), aquel atractivo largometraje de Robert Altman, con
un arranque similar, protagonizado por Paul Newman. Allí destacaba un
espectacular elenco del viejo continente donde Vittorio Gassman, Fernando Rey y
Bibi Andersson interpretaban a supervivientes en un era post atómica, con la
Tierra congelada, y con un juego mortal como único pasatiempo.
En The
Road, el casting es mucho más reducido. Ese estupendo actor que es
Viggo Mortensen se echa a las espaldas el proyecto de Hillcoat y hay que decir
que pone empeño y le sale bien —por lo visto, en el rodaje dormía con la misma
ropa y pasaba hambre de verdad, hasta le echaron de un supermercado de
Pittsburg por confundirle con un indigente—. El resto de intérpretes, a
excepción del papel del niño, rozan el cameo por el poco tiempo que el director
los tiene en pantalla; y eso que Robert Duvall, Charlize Theron y Guy Pierce
cobraron lo suyo por participar.
The
Road nos parece una película algo desigual por lo plana, lo repetitivo
de su mensaje y lo poco que aporta a un género esquilmado por los cineastas,
sin embargo, creemos que cuenta con suficientes elementos atractivos como para
darle una oportunidad y echarle un vistazo.
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