En el cine de
Walsh la presencia de las mujeres es fundamental y en la mayoría de las
ocasiones son decisivas en el devenir de la trama. Se puede decir que el éxito
de la pareja es el gran tema en la filmografía del director. Como Fritz Lang o
Nicholas Ray, Walsh ocupa mucho metraje en sus cintas en presentar las dificultades
que atraviesan los amantes en un mundo hostil hacia ellos. Más optimista que
sus colegas, Walsh suele rematar sus historias con finales felices donde el
amor siempre sale triunfante. En High Sierra,
sin embargo, el realizador se acerca más a Lang y a Ray gracias a un final tan
trágico como romántico. Una conclusión que no gustó al director, pero que no
tuvo más remedio que aceptar dado el rígido código de censura establecido que
prohibía que el gánster se saliera con la suya.
Como Bogart,
Ida Lupino da lo mejor de sí misma en un papel que incluso supera al de La pasión ciega. La relación entre ella
y Bogart trascendió la pantalla para convertirse en rumor de romance, en un affaire que, a diferencia del que tuvo
el actor con Lauren Bacall en Tener y no tener, nunca llegó a cuajar debido a la enemistad que surgió entre ellos en
los últimos días de filmación. La vanidad fue la causa del enfrentamiento: Jack
Warner quería que Ida Lupino encabezase los créditos y Bogart deseaba lo
contrario.[1] Bogart sabía que llevaba
las de perder y la tomó con ella: le hizo la vida imposible hasta que finalizó
el rodaje. Tal fue el enfado de Lupino que prometió no volver a trabajar nunca
más con Bogart.[2]
Hemos dicho que Walsh poco pudo hacer por variar el casting, sólo en el caso de Joan Leslie influyó algo cuando dirigió las pruebas que se le hicieron a la joven, en realidad una adolescente. Leslie cumplió perfectamente con su cometido interpretando a la egoísta Velma en sus dos vertientes, la de la frágil disminuida física de la primera parte y la de la desagradecida joven del final. Walsh protegió a Joan Leslie hasta el punto de no permitir que se dijeran palabrotas cuando la quinceañera, “the young lady”, estaba presente (Moss 2011, p.192) y es que Walsh en aquel tiempo tenía una hija de la misma edad.
Aunque visualmente por lo que más se recuerda el largometraje es por las tomas de la persecución en la ascensión a Mount Whitney (5.11) y por los planos aéreos de la caza en la sierra. Allí, en la cima, la narración con imágenes mantiene la tensión que requiere la trama con la ayuda impagable del gigantesco decorado natural que acentúa la soledad del héroe. Nunca el paisaje fue tan determinante para enfatizar el tono dramático en un noir, algo que era más frecuente en el western. Para Walsh, enseguida veremos, ambos géneros no eran tan diferentes como en un principio puedan parecer.
Leer el capítulo desde el inicio.
[1] Dos
eran las razones que esgrimía Warner: lo bien que lo hizo Ida lupino en La pasión ciega, película de la que
salió siendo una estrella; y las sospechas del aún tímido Comité de Actividades
Antiamericanas acerca de Bogart y una supuesta pertenencia al partido
comunista. Algo que se desmintió tras la comparecencia del actor, pero que
provocó que Bogart, hasta ese momento poco activo políticamente, fuera con
posterioridad simpatizante de los perjudicados por el senador McCarthy.
[2] Y
cumplió su promesa, de hecho fue Ida Lupino la que propuso que Humphrey Bogart
no participase en su siguiente policíaco: Out
of the Fog (Anatole Litvak, 1941).