Primera
película importante del director húngaro Pál Fejös, también conocido como Paul
Fejos. Se trata de un drama moderno, muy adelantado a su época, con una pareja
protagonista que bien podría ser cualquiera de las del público: dos jóvenes muy
normales, de la clase trabajadora que, en un principio no se conocen, y viven
en una gran ciudad donde se sienten solos en medio de la muchedumbre.
Un
fin de semana, se encuentran en un recinto ferial y se enamoran. Sólo la noche
y el cierre de las atracciones interrumpen su pequeño idilio. Un incidente
fortuito hace que se separen y se pierdan entre la multitud -verdadera enemiga de su felicidad y causante de su soledad-. Parece imposible que en la enorme y
hostil urbe puedan volver a encontrarse…
Fejös
dirige con sobriedad y habilidad (el manejo de extras es formidable) esta gran
película muy en la línea de las cintas sociales de King Vidor o las de Fritz Lang
(con el que aprendió el oficio). Un filme, por otra parte, muy influyente en cineastas posteriores
del corte de Rossellini. De hecho, se anticipa a movimientos como el
neorrealismo o el free cinema y casi introduce el realismo poético en Estados
Unidos con esta sencilla obra.
Los
personajes de Soledad son una constante en la obra de Fejös: cinco años más
tarde el realizador volverá a proponer una historia parecida en la excelente Rayo
de Sol, pero con un objetivo diferente: poner su granito de arena para
evitar una guerra que parecía inminente.
Rayo
de sol (Sonnenstrahl, 1933)
Coproducción
franco-alemana en plena depresión económica, en el periodo entreguerras y en el
año de la subida de Hitler al poder. Con esos antecedentes resulta casi
inevitable el pesimismo con el que arranca la película: una pareja (aún no se
conocen), cada uno por su lado, intentan suicidarse. Sólo el impulso de
ayudarse uno al otro impide que sus planes se lleven a cabo. Gracias al rescate de ella en el último momento, él percibe una suma de dinero por parte del ayuntamiento.
Con ese incentivo ambos deciden vivir juntos y enfrentarse a los problemas en
común, e incluso permitirse el lujo de hacer planes de boda y de negocios.
Cuando están a punto de alcanzar su sueño, un accidente parece que va a
estropearlo todo de nuevo.
La película es una metáfora
muy clara de la necesidad de entendimiento entre el pueblo alemán y el francés
después de la sangrienta lucha en la Primera Guerra Mundial, donde el propio
Fejös sirvió como soldado del Imperio Austro-Húngaro.
Rayo
de sol, además, es una especie de
continuación de Soledad si tenemos en cuenta la conclusión forzada e
increíble de la cinta muda; un final que nadie se cree, y que se nos antoja que Fejös
tampoco por el hecho de haberse decidido por una casualidad para solucionar la
trama.
De Rayo de sol destaca la
secuencia tenebrista y hasta expresionista del arranque, y las más optimistas
en la agencia de viajes y en un centro comercial, donde ambos se imaginan una
vida de lujo y una luna de miel por todo lo alto.
La cinta es una curiosa
mezcla entre el realismo poético que se hacía en Francia y el kammerspielfilm germano, con una pareja
estelar muy representativa de esas dos cinematografías (recordemos que Gustav
Fröhlich trabajó nada menos que en Metrópolis y en Asfalto; mientras
Annabella lo hacía en La Bandera o en 14 de Julio entre muchas
otras).
Por desgracia, las buenas
intenciones de Fejös finalmente no se vieron reflejadas en la vida real: las
dos potencias se volvieron a enfrentar en un conflicto bélico aún más
sangriento. Sólo al final de la guerra, el entendimiento llegó a ser una
realidad tras la aparición de la Comunidad Económica Europea.
No he visto ninguna de las dos, pero jopé...el argumento de la primera es la letra de esta canción: https://www.youtube.com/watch?v=tFhanIRGS4M
ResponderEliminarLas apunto por si caen algún día.
Un saludo.
¡Pues es verdad! La canción de Edith Piaf es bastante posterior a la película, así que es muy probable que el compositor se dejase influenciar por ella, quién sabe...
EliminarSaludos
La verdad es que para quienes "descubren" este cine europeo de hace cien años (y para quienes conocemos algo de él también), sigue siendo motivo de sorpresa comprobar el nivelazo que tenían algunas películas.
ResponderEliminarPues sí, Fejos era un director importante al nivel de Pabst y un poco por debajo de Murnau, con un cine muy del estilo de estos y otros grandes cineastas europeos de la época, con cintas excelentes como estas dos o "María, leyenda húngara" y "Magia roja", entre otras.
ResponderEliminarEsta maravillosa película de Paul Fejos es una amalgama casi perfecta de la técnica cinematográfica y de la energía americanas con el rico legado cultural europeo, que va desde el impresionismo francés hasta el expresionismo alemán, pasando por las técnicas de montajes descubiertas por los realizadores soviéticos. Películas poéticas y sobre la gran ciudad, como Metrópolis (1927), de Fritz Lang; Berlín, Sinfonía de una Gran Ciudad (1928), de Walter Ruttmann; Amanecer (1927), de F. W. Murnau; e Y el mundo marcha (1928), de King Vidor, fueron antecedentes. Pero Soledad hace gala de un lenguaje visual, internacional y sofisticado, con el que muy pocas otras películas de este periodo podían competir.
ResponderEliminarSignificativamente, Soledad puede contemplarse hoy en día en tres versiones distintas. La versión sonora tiene la ventaja de captar el tráfico de la ciudad (los ruidos del tráfico y de la multitud), al mismo tiempo que el empleo de la música resulta crucial en la escena final. Cuando el desesperado Jim (Glenn Tryon) hace sonar su disco "Always" en el fonógrafo (la canción a cuyo ritmo bailaron él y Mary antes en el salón de baile de Coney Island), la música hace que él y Mary (Barbara Kent) se den cuenta de que están viviendo en pisos adyacentes, lo que dota de ironía a esta fábula sobre la alienación urbana.
Sin embargo, esa misma versión sonora cuenta con tres breves escenas de diálogos, añadidos posteriormente, todas ellas resueltas con torpeza e innecesarias para hacer avanzar la trama. Fueron claramente incluidas como una concesión a la nueva moda del sonoro.
Una versión muda (que es la que todavía se exhibe en algunas filmotecas) revela lo inadecuado de esos añadidos revelando hasta qué punto carecen de sentido, sin la aportación del sonido. La versión muda original de Soledad resulta, sin embargo, perfecta, y demuestra que fue así como su autor concibió esta maravillosa película. De hecho, está narrada en términos tan puramente visuales que parece inconcebible que, a ningún director formado en el sonoro, se le pudiese haber ocurrido filmar una historia así.
Tanto Soledad como El mundo marcha, me parecen admirables y de visión obligada. En la película de Vidor logra instantes de inolvidable patetismo, como la secuencia del atropello de la niña, cuando el padre, desesperado, sale a la calle y pide a la multitud que guarde silencio, que su hija está enferma. Un policía le detiene y le dice: "El mundo no puede detenerse porque tu hija haya tenido un accidente". Es uno de los planos más impresionantes y dramáticos de la Historia del Cine.
Soledad y El mundo marcha, son mis películas favoritas respecto al tema. Cuando vuelvo a verlas tengo la convicción de que no hemos prosperado tanto. "¡El mundo sigue andando!".
Soledad sigue siendo una película absolutamente vigente. Dijo Elias Canetti:
"Presta atención al latido del corazón de los otros. Están tan lejos".
No he visto Rayo de sol, pero me pongo a buscarla. Hoy, aquí, donde vivo ha amanecido gris.
Fuerte abrazo
Es sin duda una de las grandes películas de la época, y de todas las épocas. Soy de la opinión -y por lo que dices, tú también- que en esos años previos al sonoro se había avanzado tanto en el lenguaje visual que tuvieron que pasar varios años para que el cine volviera al nivel que tenía. Las talkies iniciaron una revolución, eso es verdad, pero en cierto modo el cine se sumergió en una oscura Edad Media durante los primeros años treinta, perdiendo mucho de lo que se había ganado en beneficio de unos diálogos la mayoría de las veces metidos con calzador (de nuevo das en el clavo). Entre que los medios técnicos aún distaban mucho de ser perfectos (las nuevas cámaras hacian un ruido insoportable y había que meterlas en unos contenedores que al final le restaban movilidad; paradójicamente el cine volvió a ser estático como al principio) y que nadie sabía que hacer con los micrófonos (los actores tenían que ir hacia ellos, gritando o declamando como si estuvieran en un teatro) las nuevas películas sonoras fueron un atraso hasta que poco a poco se fueron adaptando técnicos y directores al nuevo recurso sonoro.
ResponderEliminarAbrazos.
Que tal Ethan!
ResponderEliminarNo las he visto pero me las anoto, seguro que caen en una de esas largas madrugadas de insomnio. Anda que no hay joyitas por descubir, se agradecen estas entradas.
Saludos!
Buena idea la de hacer un miniciclo con las dos películas de Fejos, seguro que no te arrepientes. Ya me dirás si opinas igual que yo: si te parecen una continuación de la otra.
EliminarSaludos.
Sigo y sigo desasnándome con estas páginas acerca de tanto cine que me perdí.
ResponderEliminarAbrazo y gracias!
Esa es la intención de este portal: difundir un cine del todo excelente, aunque es verdad que algo olvidado.
EliminarAbrazos.