Segunda jornada aquí en el festival de cine europeo de
Sevilla, y primera aproximación al apartado de las películas preseleccionadas
para los premios de la European Film Academy (EFA). Precisamente, ayer se
anunciaron los nominados de estos galardones y, aunque Mr. Jones,
la cinta que vimos el sábado, finalmente no se encuentra entre ellos, sí que nos fuimos
satisfechos después de asistir al estreno.
Película histórica, del convulso período de entreguerras y
basada en hechos reales, es la ultima obra de la directora polaca Agnieszka
Holland. La trama gira alrededor del viaje que hizo a la URSS el periodista
galés Gareth Jones con el propósito de entrevistar al mismísimo Stalin. Jones
había sido asesor del primer ministro británico y previamente había
entrevistado a Hitler; sus consejos sobre la guerra que se avecinaba por
desgracia nunca fueron escuchados.
Lo que Jones pretendía era investigar por su cuenta, ya sin
el apoyo del gobierno inglés. El reportero intentaba averiguar de dónde
procedía la financiación de tanta industria nueva en Rusia y, en especial, de tantos
carros de combate. Stalin se preparaba para una guerra, pero las cuentas no
salían en un país inmerso en una crisis sin precedentes. Todo parecía indicar
que la respuesta se encontraba en Ucrania…
Igual que un buen largometraje polaco precedente, Katyn
(Andrzej Wajda, 2007) ––no en vano Wajda fue el mentor de Agnieszka Holland––, Mr.
Jones escarba en el pasado para denunciar hechos cruentos que no han
sido tenidos demasiado en cuenta, que, digamos han pasado desapercibidos. Los
realizadores polacos tienen mucho que reivindicar en su particular memoria
histórica. Curiosamente, su punto de mira suele mirar más hacia el Este, hacia
sus vecinos eslavos, que hacía el Oeste.
El conocido axioma de que la historia la escriben los
vencedores tiene mucho que ver en lo oscuro que se encuentran unos hechos que
estremecen ahora que salen a la luz. El cine es una herramienta poderosa para
poner las cosas en su sitio. La directora polaca, responsable de películas tan
importantes como Europa, Europa, lo sabe perfectamente. Por eso
ha reunido todos los recursos que le proporciona el medio (imagen, música,
sonido, excelentes actores, puesta en escena), y toda su energía de gran
cineasta, para rodar con vigor una historia que, por momentos, se transforma en la lucha de Mr. Jones por sobrevivir. Una trama que posee la fuerza necesaria para denunciar ante el
mundo la catástrofe humana que inspiró a un tal George Orwell para ponerse a
escribir “Rebelión en la granja”.
El estilo de Holland es potente, y cinéfilo, con escenas de
transición deudoras de movimientos cinematográficos como el de los realizadores
de vanguardia europeos, los que filmaban obras maestras como La
rueda (Abel Gance, 1923) en aquellos años de locura y crisis. Holland
recurre a esas secuencias para tomar carrerilla ante lo que se avecina. Cada
vez que Jones se embarca en un viaje, la cámara nerviosa de la realizadora
entra en escena; también cuando la mente del protagonista se vuelve turbia como
consecuencia de una orgía humana. Orgías de cualquier clase, todas como
consecuencia de la decadencia del ser humano; de la humanidad.
Me encanta que estas cosas salgan a la luz. Porque ¡somos tan olvidadizos! Y no lo digo solo por mí, que soy un ignorante del montón, sino por una serie de los llamados "intelectuales progres" que siguen creyendo la propaganda de un régimen que parece acabado pero que siempre resurge como un cadáver insepulto en algunas de las naciones tercermundistas. El mejor ejemplo es Pablo Neruda, quien le hizo un poema al padrecito Stalin.
ResponderEliminarEs que Stalin fue un genocida, el peor de todos. Lo que se denuncia en esta película fue solo una parte de sus crímenes.
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