jueves, 10 de abril de 2008

CARA DE ÁNGEL (Angel Face de Otto Preminger, 1953)

Un conductor de ambulancia (Robert Mitchum) conoce a una mujer (Jean Simmons) y se siente atraído por ella la noche en la que tiene que acudir a su domicilio después de un aviso de grave accidente domestico. Pronto se dará cuenta de que el accidente no era tal y se verá atrapado por la manipuladora mujer, que pretende involucrarle en sus siniestros planes.


Con este atractivo guión, Otto Preminger realizó uno de sus mejores y más personales trabajos. En la cinta se puede apreciar su estilo inconfundible: el movimiento de cámara siempre directo, hacia los actores; la profusión de planos secuencia perfectamente planificados -planeamiento nunca reconocido por el propio Preminger-; y, por supuesto, una perfecta dirección de actores, uno de sus fuertes.

La fama que Preminger tenía de “duro” fue confirmada en el rodaje de Cara de Ángel. Es famosa la anécdota del enfrentamiento entre Robert Mitchum y el director a causa de una secuencia donde el galán abofeteaba a Jean Simmons. Preminger no estaba satisfecho de su resultado y mandó repetirla hasta conseguir que la actriz llorara de dolor. Sin quitar mérito a la “habilidad” del realizador, lo cierto es que Jean Simmons se encontraba en el mejor momento de su vida profesional. Su interpretación puede ser la mejor de su dilatada carrera al encarnar a la perfección el papel de mujer malvada y cínica. Quizás le ayudara en su actuación la tortuosa relación que mantenía con el magnate y productor, Howard Hughes. Mientras tanto, en la ficción, se las tenía que ver con un ingenuo Robert Mitchum.
Y es que el centro de toda la trama descansaba en la pareja Simmons-Mitchum. Desde el arranque (con el cruce de bofetadas citado) hasta el final -no perderse la expresión de la actriz, merece la pena grabarla y detener la imagen en ese momento- las escenas en las que aparecen las dos estrellas son todo un acontecimiento. De ella, no se sabe si se aprovecha de la candidez de Mitchum para cometer sus crímenes o realmente está enamorada de él; o sólo lo quiere como un sustituto de su adorable padre (Herbert Marshall). De él, no se entiende si es masoquista al seguir con la relación, sabiendo que es su perdición – “Estas jugando con fuego, y no te lo aconsejo en una habitación llena de gas”-; o es que no puede escapar de la red que estratégicamente va tejiendo Jean Simmons, que no le abraza, sino que, literalmente, le rodea con sus brazos cada vez que él intenta escabullirse.

Cara de Ángel destila una atractiva imprecisión y, desde luego, Preminger se cuida mucho de dar su opinión a los espectadores; tan sólo se limita a exponer los hechos sin decantarse por ninguna solución demasiado explícita. Esto sucede en casi todas las películas del cineasta. De esta forma, uno no se conforma con verlas, necesita comentarlas con alguien. El debate está asegurado porque las películas del realizador piden la complicidad del espectador y requieren su opinión para poder finalizarlas. Lo cual, siempre, es de agradecer.

Ver Ficha de Cara de Ángel

2 comentarios:

  1. EL AMOR LOCO

    Junto con “Jennie”, “Cara de ángel” fue una de las pelis de mi Infanzzia. De la primera, se me quedó aquella eszzena de un parque invernal vazzío y una niña fantasmagórica que desaparezze por un camino surcado de árboles sin hojas. De la segunda, aquella mirada, que todavía hoy, al recordarla, me fulmina, me traspasa, me deja sin aliento; una marcha atrás en el coche y unas copas de champagne en la mano de alguien. Entonzzes, yo no sabía quién era Preminger ni había oído hablar de Dieterle.

    Muchos años después y cuando volví a verlas (jamás había podido olvidarlas) comprendí por qué me habían gustado tanto. Es curioso, mientras escribía esta pequeña reflexión sentimental, asozziaba algunas películas de Buñuel y su idea del “amor loco” que tanto le gustaba al hombre de mirada cruel y profunda. Inmediatemente, rodaron por mi memoria oscuros objetos de deseo, amores ilízzitos en ventas mejicanas, hombres que viviendo fuera de su tiempo, se enamoran de rubias gélidas , pies en las iglesias y ogros que se esconden en los monasterios

    Tiene grazzia, porque navegando en dique seco y por el Internet, hoy mismo, me enteré de que “Jennie” era una de las pelis preferidas de Buñuel. En fin…

    Caperuzza

    Possdata: Como siempre, por la vía del cine y los sentimientos

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  2. Esa mirada... Yo tampoco la he olvidado. El mérito de la actriz es ese precisamente, el decir lo que piensa con los ojos. Hace un resumen de la película entera en prácticamente un segundo.
    Y el mérito de Preminger de saber conducir a la actriz hacía ese momento culminante, y registrarlo con la cámara.

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