domingo, 5 de febrero de 2023

CAPITANES INTRÉPIDOS (Captains Courageous de Victor Fleming, 1937)

Si hablamos de aventuras, uno de los autores más característicos del género fue Rudyard Kipling. El escritor murió cuando la adaptación de su novela al cine “Captains Courageous” se hallaba en proceso de preprodución por la Metro Goldwyn Mayer. La historia original de Kipling fue escrita a finales del siglo XIX, pero el guionista John Lee Mahin la modificó convenientemente para cambiarla de siglo y llevarla a los años treinta:


Harvey (Freddie Bartholomew) es un niño consentido, huérfano de madre, vive rodeado de lujos y está acostumbrado a que su padre, el ocupado empresario Mr. Cheine (Melvyn Douglas), nunca le niegue nada. Después de que le expulsen del colegio, Harvey se embarca rumbo a Europa en un trasatlántico de la empresa familiar. En alta mar se cae por la borda, pero tiene suerte de ser recogido por Manuel (Spencer Tracy), pescador portugués de la goleta “We’re Here”. Manuel lo lleva a bordo donde el capitán Disko (Lionel Barrymore) le asigna tareas de grumete para que se gane el pasaje ya que no puede llevarlo a tierra hasta que acaben la campaña de pesca... 

Las diferencias de la trama con respecto al libro son significativas: en la novela, Harvey era mayor (quince años) y no era huérfano; por otro lado, si bien Manuel fue el que recogió al muchacho cuando cayó al agua, no era ni mucho menos el personaje principal. La historia trataba de la típica trama chico rico, chico pobre, con Harvey y Dan (Mickey Rooney), el hijo de Disko, como protagonistas. La verdad es que con Freddie Bartholomew y Mickey Rooney al frente del reparto, todo parecía indicar que se iba a narrar una aventura más de los dos muchachos, como se hizo al año siguiente en Horizontes de gloria (Lord Jeff, Sam Wood, 1938), donde ambos eran alumnos en una escuela naval, con Bartholomew repitiendo el rol de joven rebelde y malcriado, y con Rooney al rescate de todos los problemas en los que se metía. Pero en Capitanes intrépidos no fue así, el personaje de Mickey Rooney al final tuvo mucho menos importancia en beneficio del asignado a otra estrella emergente: Spencer Tracy.

Tracy iniciaba su larga y exitosa colaboración con Victor Fleming (cinco películas) de una manera dubitativa. A Fleming siempre le gustó trabajar con el actor, pero tuvo que soportar su adicción al alcohol, y sacarlo de más de un apuro. El estilo interpretativo de Tracy, con una falsa apariencia exterior de personaje rudo, pero con un interior bondadoso que emocionaba al público, encajaba con el perfil del héroe predilecto del realizador. Sin embargo, Tracy nunca se creyó capaz de dar vida al marinero portugués, y desde luego no se esperaba ganar su primer Óscar por la actuación. 


Otro de los cambios del guion con respecto a la fuente original fue el revestimiento católico con el que Mahin, siguiendo las órdenes de Fleming, cubrió toda la trama. Era una de las señas de identidad del director presente en varias de sus películas —un par de ellas con Tracy, La vida es así (Tortilla Flat, 1942) y Dos en el cielo (A Guy Named Joe, 1943)—; pero también un intento de la Metro de explotar las condiciones innatas de Tracy para conmover cuando vestía sotana. Las que demostrara en San Francisco (W.S. Van Dyke, 1936), y las que le llevarían a ganar su segundo Óscar como padre Flanagan en Forja de hombres (Boys Town, Norman Taurog, 1938).

En Capitanes intrépidos Tracy no era un cura, pero no hacía falta, las señales cristianas eran abundantes: los crucifijos que Manuel lleva en tres de las secuencias claves, en especial la del final que brilla hasta que Manuel desaparece engullido por el océano; el propio sacrificio de Manuel, necesario para acercar a padre e hijo y salvar al niño; las conversaciones en el bote sobre el cielo de los marineros; la obsesión por las velas de la iglesia; la metáfora de la caída de Harvey al agua, que se puede interpretar como el bautizo del niño que abrirá el camino hacia la redención; y, en general, el fuerte trasfondo moralizante y religioso del largometraje, rematado con la secuencia en la que Lionel Barrymore le da lecciones de vida a Melvyn Douglas, son muy significativas. 

Capitanes intrépidos ganó un Óscar y estuvo nominada a tres más, entre ellos el de mejor película. Es una de las obras maestras de un maestro como Victor Fleming (Lo que el viento se llevó, El mago de Oz, etc.). Un director al que se le daban muy bien las cintas con actores infantiles, pero que también dirigía con acierto al resto del elenco mientras empleaba todos los recursos, fotografía, sonido, transiciones, documentales, para conseguir un conjunto dramático y emocional sello de la casa. 

Un ejemplo de esto es el uso de las canciones que ayudan a entender sólo con las imágenes y el sonido la evolución de Harvey a bordo. “Little fish”, que canta Tracy a lo largo de la película, cambia la letra para decirle al muchacho que ya es un pez más grande, lo hace en uno de los puntos de giro de la cinta cuando Harvey reconoce que se ha comportado mal. La otra canción, la del pegadizo estribillo “Oh what a terrible man”, sirve para demostrar el grado en el que Harvey se encuentra integrado en la dotación: recién embarcado no es capaz de seguir el ritmo y canta desfasado, pero al final, él mismo añade una estrofa a la canción. Son detalles que definen a un director personal, a uno de los mejores realizadores de esto que conocemos como cine clásico.



El post es un extracto corregido para la ocasión del capítulo dedicado a Capitanes intrépidos en mi libro: CINE Y NAVEGACIÓN. Los 7 mares en 70 películas







26 comentarios:

  1. Una de las películas favoritas de mi padre. La vi con él varias veces. Nunca olvidaré el "Ay mi pescadito deja de llorar. Ay mi pescadito no llores ya mas". Qué recuerdos...
    Un beso.

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    1. Una película entrañable gracias al personaje de Manuel interpretado por Tracy, pero también por el resto del elenco y la estupenda realización de Fleming. Es parte de la historia del cine.

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  2. Un gran recuerdo a una peli inolvidable, a un actor muy carismático y uno de los grandes cineastas de la historia. Es cierto que el filme trata de ser moralizante aunque esto no es nada nuevo claro :)

    Un abrazo ethan y gracias por la generosidad de ir compartiendo tu libro,

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    1. Sí, una película con ese tono moralizante que el propio Tracy no entendía bien. Fíjate lo que llegó a decir en una entrevista:
      “Esto es algo religioso ¿no? En aquellas escenas donde hablo de mi padre (del padre de Manuel que murió ahogado), supongo que yo no lo tiré por la borda ¿no? Sería horrible, sentado allí en el bote, hablando sobre el cielo de los pescadores, un tío de 37 tacos.”
      Abrazos.

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  3. ¡Ay mi pescadito...! Magnífica película.

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    1. Muy buena, no sé la de veces que la habré visto, pero siempre me gusta y, desde luego, esa canción es su seña de identidad.

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  4. Hola Ethan!
    Supongo que cuando eres un niño no sabes diferenciar entre una gran película y la que no lo es, solo pretendes disfrutar ante la pantalla. Esta es de esas que se te quedan ancladas para siempre en la memoria.
    Lo de Tracy y su dependencia del alcohol siempre ha sido algo que me ha llamado la atención, supo mantener las formas, o al menos no recuerdo haber leído crónicas al respecto.
    Saludos!

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    1. Muy cierto, una película como esta, que nunca se te olvida, que recuerdas secuencias enteras con bastante precisión, es que tiene algo especial.
      Lo de Tracy con el alcohol era sabido en Hollywood, aun así fíjate la de películas (la mayoría estupendas) que hizo.
      Saludos!

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  5. Es una buena película. Y, sin duda, muy emotiva.
    Un abrazo.

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    1. Para verla de vez en cuando. No falla, siempre entretiene y emociona a partes iguales.
      Abrazos.

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  6. Realmente entrañable. Casi tanto como el penúltimo episodio de "Verano azul", donde Julia la pintora (María Garralón) la mencionaba tras la muerte de Chanquete (vaya: espero no haber cometido ningún spoiler).

    Saludos.

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    1. Creo que a estas alturas, y tras varias reposiciones, todo el mundo sabe lo que le pasó a Chanquete jajaja.
      Saludos.

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  7. Es una buena película Te mando un beso.

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    1. En mi opinión, más que buena es inolvidable, una obra maestra.
      Abrazos.

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  8. Hola.
    Es una de mis películas favoritas ( la reseñè en el blog aunque mi entrada es mucho más de andar por casa que está tuya, tan interesante) y la he visto muchas veces. Me parece maravillosa.
    Mil gracias por la entrada y feliz finde.

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    1. Sí, es maravillosa, yo también la he visto bastantes veces y siempre me ha gustado y emocionado.
      Feliz fin de semana para ti también.

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  9. Querido Ethan, es una película con momentos de gran emoción. Y un ejemplo estrella de la representación de la infancia en el cine. La química entre Spencer Tracy y Freddie Bartholomew deja instantes difíciles de olvidar. No obstante leyéndote así como los demás comentarios, me han entrado muchas ganas de volver a verla.
    Así como me ha resultado muy interesante ese halo religioso en las películas de Victor Fleming. Ese afán de trascender o de unos personajes que recorren un camino hasta alcanzar lo sublime o conseguir la redención. Me gusta mucho otro de sus trabajos con Tracy y que nombras en tu magnífica reseña: Dos en el cielo (A Guy Named Joe, 1943).
    De hecho soy defensora también del remake que realizó Spielberg en 1989, Always.
    Beso
    Hildy
    De

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    1. La verdad es que Fleming bordaba las películas con actores infantiles (La isla del tesoro, El mago de Oz, Capitanes intrépidos...), y es verdad que en esta película la pareja Tracy-Bartholomew trascendía la pantalla, igual que sucedió con Wallace Beery y Jackie Cooper. Esos melodramas de entorno naval-con-niño-a-bordo se le daban muy bien a Fleming.
      A mí también me gustó la película de Spielberg, es un remake más que decente de la magnífica cinta de Fleming, otra historia, esta última, donde Tracy estaba fenomenal.
      Abrazos.

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  10. Sin duda esta película es de esas que dejan dejan en la memoria y recuerdo imborrable. A mi me sucedió y me alegró revivirla con tu magnífica reseña. Un abrazo amigo.

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    1. Creo que sí, en eso estamos todos de acuerdo: es una película que deja poso, que permanece en la memoria. No hay muchas así.
      Abrazos.

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  11. Hola Ethan, recuerdo está reseña de tu libro.
    Nunca está de más volver a repasar las que lo componen, pues tú libro puede funcionar como un libro de consulta toda vez que se hable de la conjunción cine-navegación

    Abrazo grande

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    1. Esa fue la idea: hacer un libro de consulta sobre ese tema porque no había mucho publicado sobre cine y navegación. No sé si lo habré conseguido, pero esa era la intención.
      Abrazos.

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  12. Peliculón de principio a fin, con una de esas escenas que una vez vistas ya nunca se olvidan. Tracy es de mis actores favoritos.

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    1. Es una película que tiene aventura, drama, comedia... y Spencer Tracy borda todos esos registros con una profesionalidad que pocos actores han tenido.

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