De los
elementos que separan a Distant Drums de Objetctive, Burma!, quizás el más
importante sea el de la presencia de una mujer. Walsh recurre a una subtrama
muy característica de su cine: la de la joven que se ve envuelta en la aventura
porque ha sido rescatada por el héroe y no tiene más remedio que seguirle, al
principio a pesar suyo, para más tarde terminar enamorándose de él.[1] Es el caso de Tambores lejanos, con Mari Aldon en el
papel de Judy Beckett, prisionera de los traficantes de armas. Wyatt la rescata
de la fortaleza junto a otros cautivos a los que no les queda otra alternativa
que seguir a los soldados por los pantanos si no quieren caer de nuevo en manos
de los seminolas. La relación entre Judy y Wyatt evoluciona desde un comienzo
bastante hostil hasta convertirse en amor apasionado.[2] Walsh no se detiene mucho
en el idilio —como tampoco en el resto de diálogos— al que sólo le reserva
algunas escenas cortas situadas estratégicamente entre secuencias más largas de
acción.
Esta poca
profundidad en la definición de los personajes y en establecer los vínculos
entre ellos fue en su día uno de los factores más criticados de la película.
Algo que no es de extrañar cuando el mismo año Walsh había firmado esa maravilla
que es El Hidalgo de los mares donde,
salvando las distancias de la historia, la relación entre la pareja protagonista
era uno de los principales activos de la película. Es probable que el hecho de
que la actriz de Tambores lejanos no
fuese muy conocida influyó en Walsh a la hora de darle o no importancia a ese
aspecto de la trama. En aquella época, Mari Aldon era prácticamente una debutante
—realmente nunca destacó demasiado—, y desde luego se encontraba muy lejos de
las estrellas de la Warner con las que Walsh había trabajado, en especial Ida
Lupino, Virginia Mayo, Ann Sheridan y Alexis Smith. Todas ellas de una
presencia arrolladora en pantalla y con un importante bagaje de personajes fuertes
a sus espaldas. No sólo Tambores lejanos
fue el blanco de las críticas —una película que hoy en día es todo un clásico
del cine de aventuras—, sino que muchas de sus cintas, ya fuera de la Warner,
sufrieron los mismos ataques casi siempre por el mismo motivo: por filmar
guiones que no estaban a la altura de su dirección. De hecho, gracias a su
habilidad en el manejo del ritmo narrativo, el director pudo salvar la mayoría
de estos largometrajes a pesar de lo débiles que eran algunos de sus
argumentos.
Aparte de la subtrama amorosa, en Tambores lejanos podemos observar otros recursos narrativos que Walsh solía incorporar a sus westerns. Nos referimos a secuencias tan simpáticas como las del afeitado de Wyatt con el cuchillo, a pelo, sin agua ni jabón (5.45), una escena que se repetirá en Rebelión en el fuerte, esta vez con Alan Ladd presumiendo de sus habilidades como barbero; secuencias tan inquietantes como los cantos mortuorios de los indios, o el cementerio de los seminolas, utilizadas, como vimos, en Juntos hasta la muerte; tan metafóricas como las de los soldados cavando las trincheras (5.46 igual que 5.35); tan tensas como la espera nocturna del ataque indio y el posterior asalto de los exploradores nativos, una solución de suspense que Walsh no sólo emplea en Objetivo: Birmania y Tambores lejanos, también está presente en la muy citada Rebelión en el fuerte; y, en fin, tan aterradoras como el fatal descubrimiento de los compañeros torturados, usadas en las dos películas que venimos analizando, pero también de una forma mucho más explícita en Una trompeta lejana (A Distant Trumpet, 1964). Precisamente en esta cinta, la última del director, Walsh utiliza otra secuencia que remite a Tambores lejanos: el héroe acosado por los indios le prende fuego a la pradera para ganar tiempo y escapar.
Tantas
referencias cruzadas en su filmografía se pueden añadir al análisis de High Sierra, Objective, Burma! y sus remakes
para confirmar, como dijimos al inicio del capítulo, que Raoul Walsh fue un
director personal, y no sólo un artesano como reclaman algunos. Un autor que,
aunque habitualmente no retenía la responsabilidad de todos los elementos de la
producción, sí que supo imprimirle a sus cintas el sello característico de un
realizador único. Un cineasta con una claridad expositiva ejemplar en películas
siempre en movimiento. Walsh sabía manejar perfectamente el ritmo de cada cinta
para acelerarlo en las escenas de acción, donde era un maestro, o para contenerlo
en las más dramáticas. Desde aquí nos gustaría reivindicar a este profesional
para que la crítica y el mundo del cine lo sitúe donde corresponde: a la altura
de los más grandes.
Leer el capítulo V desde el inicio.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS DEL QUINTO CAPÍTULO
Aldarondo, R. 2008, "El Último refugio (High Sierra,
1941)", en Latorre, J.M. (coord.) 2008, Raoul Walsh, Donostia
Kultura, San Sebastian. |
Álvarez, J.L. 2007, Bogart y Bacall. Dos estrellas y un
destino, T&B Editores, Madrid. |
|
Cueto, R. 2008, "Tambores lejanos (Distant Drums,
1952)", en Latorre, J.M. (coord.) 2008, Raoul Walsh, Donostia
Kultura, San Sebastian. |
Distant
Drums (Vídeo)
2004, Republic Pictures Home Video, |
Flynn, E.
2003, My Wicked, Wicked Ways: The Autobiography of Errol Flynn, Cooper
Square Press, Inc., |
High
Sierra (Vídeo)
2006, |
Huston,
J. 1998, Memorias, Espasa Calpe S.A., Madrid |
Latorre, J.M. (coord.) 2008, Raoul Walsh, Donostia
Kultura, San Sebastián. |
McNulty,
T. 2004, Errol Flynn: The Life and Career, McFarland & Company,
Inc., Publishers, |
Meyers,
J. 2001, Gary Cooper: American Hero, Cooper Square Press, Inc., |
Moix, T. 1996, La Gran Historia del Cine, ABC,
Madrid. |
Moss,
M.A. 2011, Raoul Walsh: the true adventures of |
Nott, R.
2005, Last of the cowboys heroes: The westerns of Randolph Scott, Joel
McCrea and Audie Murphy, McFarland & Company, Inc., Publishers,
Jefferson. |
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Scorsese, M. y Wilson, M.H. 2001, Un Recorrido personal
por el Cine Norteamericano, Akal, Madrid. |
Simsolo, N. 2007, El Cine Negro, Pesadillas verdaderas
y falsas, Alianza Editorial, Madrid. |
Vanoye, F. 1996, Guiones modelo y modelos de guión,
Paidós, Barcelona. |
[1]
Veamos algunos ejemplos: La citada Rebelión
en el fuerte, donde Shelley Winters es recogida por Alan Ladd después de
haber sufrido un ataque de los indios; El Hidalgo de los mares (Captain Horatio
Hornblower R.N., 1951) donde Gregory Peck rescata a Virginia Mayo,
prisionera de un cacique centroamericano; o Northern
Pursuit, con Errol Flynn teniendo que cuidar de Julie Bishop que sin
quererlo se ha metido en las garras del lobo.
[2] Se
llegó a rumorear que Gary Cooper y Mari Aldon tuvieron un affaire durante el rodaje de la película. Claro que también se dijo
algo de un posible romance entre Cooper y… ¡Mary Walsh! Lo que sí está claro es
que el actor en esa época estaba pasando por una situación difícil, recién
separado, pero sin vivir abiertamente con su amante, Patricia Neal. Asuntos del
corazón aparte, la alta estima que Mari Aldon tenía de Cooper lo confirman sus
propias palabras: “fue una inspiración para mí, muy resistente en lo físico,
nada era demasiado duro para él, no tenía dobles y nunca pedía favores
especiales” (citada en Meyers 2001, p.238).