Realizada por John Schlesinger, uno de aquellos “jóvenes airados” del Free cinema, Billy Liar trataba de la vida de un muchacho (Tom Courtenay) que procedía de los suburbios de una gran capital inglesa. Para salir de su anodina existencia, Billy se inventaba una vida paralela donde él era un héroe de guerra, un presidente de gobierno o un príncipe de la realeza. En los momentos de mayor esplendor era despertado de su sueño por los gritos de sus padres, por su jefe o por una de sus novias –a las que sólo perseguía por sexo, sin ningún éxito-.
La cinta, aunque narrada en clave de comedia, en el fondo es un drama. La protesta de Schlesinger se dirige directamente a las miles de personas que van todos los días a la misma hora a su trabajo, que soportan las ideas retrogradas de sus padres y que se lamentan de su aburrida e insulsa vida. Sin embargo, el director –salvo en algún personaje en concreto, como el de Julie Christie, prototipo de actriz liberal de la época- no se decanta por la rebelión de sus personajes contra esa situación; no manifiesta ninguna idea política revolucionaria o no pregona el amor libre como movimiento que comenzaba a surgir entre los jóvenes de los sesenta. Se limita a exponer la situación de Billy y su curiosa forma de evasión, tan imposible de alcanzar como los propios sueños del resto de los espectadores. Es, por tanto, una visión pesimista de aquella Europa que acababa de salir de la posguerra.

En definitiva, Billy Liar es una excelente muestra del cine realista británico, con muchas dosis de humor y con un trasfondo nada optimista de la nueva sociedad que estaba naciendo: la de la guerra fría y los movimientos sociales. Muy bien rodada por John Schlesinger, está interpretada por dos de los iconos de la cultura pop: Tom Courtenay y Julie Christie.
Ver Ficha de Billy, El Embustero
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