domingo, 10 de julio de 2022

EL FIN DE SHEILA (The Last of Sheila de Herbert Ross, 1973)

Nadie duda de que la reina de las novelas de intriga sea Agatha Christie. Sus libros se han traducido a más de cien idiomas y aún se siguen vendiendo con éxito en todo el mundo. Películas basadas en argumentos de la escritora británica las ha habido en casi todas las décadas, si bien durante los años setenta y ochenta la fiebre por los whodunit favoreció la producción de la mayor parte de las versiones. Moda que se inició precisamente con una de las mejores adaptaciones de Agatha Christie: Asesinato en el Orient Express (Murder on the Orient Express, Sidney Lumet, 1974).


La calidad del filme, plagado de estrellas, eclipsó otra cinta parecida que se había estrenado el año anterior. Un largometraje que no adaptaba ninguna novela de Christie, pero que en mi opinión fue mejor que cualquier otro de la serie y además fue decisivo para continuar con el resto de películas de la escritora. La cinta en cuestión se tituló El fin de Sheila, y su ingenioso guion muy bien podía haberlo firmado la propia Agatha Christie:

En la costa sur de Francia se halla fondeado el “Sheila”, yate de lujo propiedad del productor de cine Clinton Green (James Coburn). El magnate ha organizado un juego en el que participan seis personas, las que estuvieron presentes en la fiesta donde murió su mujer Sheila un año antes. Todos con oscuro pasado del que se quiere aprovechar Clinton con un juego de búsqueda de pistas en el que se pondrán a la luz los secretos inconfesables de los participantes. El juego se desarrolla con normalidad hasta que Clinton aparece asesinado entre las ruinas de un monasterio...

Con una estructura muy similar al resto de películas del género, es decir con reparto estelar (James Mason, Raquel Welch, James Coburn...) en el que todos los personajes poseen un móvil para matar, y con el giro final que da al traste con la conclusión más convencional, discurre esta película de Herbert Ross. Cinta que no es casual que recuerde a juegos de mesa como el Cluedo ya que el proyecto nació como resultas de un pasatiempo parecido:


A finales de los años sesenta llegaron a ser famosos los encuentros entre celebridades para resolver los puzles que Anthony Perkins y su pareja de entonces, el letrista y compositor Stephen Sondheim, organizaban en Manhattan. Sonada fue la búsqueda del tesoro de 1968 donde varios actores y personalidades del mundo del cine (entre ellos Herbert Ross) recorrieron Nueva York en sus limusinas tras las pistas que iban dejando Perkins y Sondheim. Ross quedó maravillado por el ingenio de la pareja y les propuso plasmar sus ideas en un guion de cine, de ahí nació El fin de Sheila

En Sheila, Ross, Perkins y Sondheim recurrieron a personas reales que procedían del mundillo del celuloide y conocían muy bien. El director interpretado por James Mason se parecía demasiado a Orson Welles; el guionista al que daba vida Richard Benjamín era un trasunto del propio Anthony Perkins; Raquel Welch prácticamente se interpretaba a sí misma; y la agente Christine era claramente Sue Mengers, muy conocida en el circuito cinematográfico, a la que Ross le había propuesto el papel, pero que rechazó en beneficio de su cliente Dyan Cannon.

Así pues, gracias al guion especular, todo quedaba en casa: el juego, el misterio y la autocrítica hacia los estratos de Hollywood, incluyendo los trapos sucios. Quizás por eso la relación entre algunos actores no fue nada amistosa —James Mason en contra de Raquel Welch, Ian McShean en contra de Raquel Welch… y Raquel Welch contra todos—. De hecho, Mason confesó que la actriz era “la más egoísta y maleducada con la que había tenido el placer de trabajar.” 

Las rencillas entre tanta estrella podían ser hasta comprensibles, lo que no resultó tan normal fueron algunos desastres, como la amenaza de bomba por parte del grupo terrorista Septiembre Negro (el que había atentado en las olimpiadas de Munich meses antes), o el hundimiento del primer yate seleccionado para interpretar al “Sheila”. Una embarcación que se fue a pique cerca de Mykonos cuando se dirigía a Niza, la ciudad donde se rodó la película.



El post es un extracto corregido para la ocasión del capítulo dedicado a El fin de Sheila en mi libro: CINE Y NAVEGACIÓN. Los 7 mares en 70 películas





19 comentarios:

  1. Caray... qué interesante todo lo que resenas. Pero lo que más mepareció intrigante es la razón de que los terroristas apuntaran sus amenazas a ese yate, y por qué se hundió el primer barco.

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    1. Pues sí, durante el rodaje sucedieron varios contratiempos y calamidades propias de rodar en un barco (mal tiempo, mareos, etc.), pero además sufrieron las amenazas del grupo terrorista que aseguró haber puesto una bomba en el plató. La policía le dio crédito a las amenazas, se interrumpió temporalmente el rodaje y se dispuso que todos los actores fueran con guardaespaldas.

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  2. ¡Hola, Ethan!
    No conocía la peli. Me ha resultado interesante tu reseña. Tomo buena nota y la veré.
    Un saludo!

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    1. Es muy entretenida. Con evidentes ganas de jugar con la audiencia, la experiencia de Perkins y Sondheim se nota en un guion muy divertido. El “matar” a uno de los protagonistas nada más empezar la película era sospechosamente parecido al audaz golpe de Hitchcock en Psicosis (cinta que encumbró a Perkins) cuando “asesinó” a Janet Leigh a las primeras de cambio.
      Saludos.

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  3. Gracias una vez más por publicar otro extracto de tu libro sobre cine y navegación. Por lo que nos cuentas Raquel Welch fue una actriz de lo más peculiar y pienso que merecería un biopic en el que se narraran además de su vida todo ese tipo de anécdotas que funcionarían de maravilla en el cine. Bueno, desconozco si se ha hecho ya je, je. Por otro lado, la película parece una joyita algo desconocida en la actualidad y con ese guion apetece mucho verla.
    Un abrazo ethan.

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    1. Pues sí, Raquel Welch debía ser fina en los rodajes, sobre todo cuando ya era una estrella. Las declaraciones de James Mason no dejan lugar a dudas. No sé si se ha hecho un biopic de la opípara Welch, pero es verdad que sería, como poco, curioso de ver.
      Abrazos.

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  4. Desde luego, el reparto es espectacular.

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    1. Sí, y eso que al final fallaron Ryan O'Neal y Lee Remick, que también iban a participar en la película.

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  5. No tenía ni idea de esa faceta de Anthony Perkins y de Sondheim como organizadores de retos. La película tiene pinta de ser como mínimo entretenida.

    Saludos.

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    1. En 1970, en Londres, Perkins y Sondheim organizaron otro evento de misterio en casa de Anthony Shaffer. El escritor quedó tan impresionado que corrió hacia su máquina de escribir para teclear “La huella”, obra de teatro que pronto también sería película. Después, Shaffer escribió los guiones de tres adaptaciones de Agatha Christie: Muerte en el Nilo, Muerte bajo el sol y Cita con la muerte.
      Saludos.

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  6. Hola.
    La buscaré ya mismo, Niza, barco y ese reparto son unos ingredientes demasiado buenos. ¿Dónde podría verla? No tengo ni idea.
    Muchas gracias y feliz día.

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  7. Por cierto, soy Marigem, que en algunpos blogs mi comentario sale como anónimo.

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  8. Hola, Marigem: creo que la película está en el catálogo de Filmin, pero no sé si se puede ver en otras plataformas.
    Feliz día para ti también.

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  9. Que tal Ethan!
    Interesante, este tipo de película en la que se plantea el reto de adivinar siempre me atrae. El poster me ha recordado a Natalie Wood y su muerte. Me ha sorprendido lo de Raquel Welch, la verdad es que se lo perdono todo...
    Saludos y feliz verano!

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    1. La película es, desde luego, un divertimento para el espectador. La afición a los crucigramas de Sondheim (fue el impulsor de dicho pasatiempo en Estados Unidos) y a las letras en general se deja sentir en la película cuando las pistas se basaban en anagramas, y las palabras traducidas a otros idiomas alcanzaban un doble significado (channel, de perfume a canal de televisión; o llave, de hotel a club de alterne, etc.); aunque, eso sí, sin dejar de usar elementos propios del suspense como la cámara subjetiva reservada para el asesino; las conversaciones entre dos personajes en las que uno de ellos permanece sin identificar; los diálogos que se oyen a través de los delgados mamparos de los camarotes, y los planos detalle de objetos destinados a que el espectador también juegue a ser detective.
      Saludos, igualmente!

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  10. Me gustan mucho las novelas de Agatha Christie y disfruto con sus adaptaciones al cine, películas llenas de viejas glorias que no incomodan a nadie al tiempo que nos hacen pasar un rato agradable, así que sospecho que esta cinta también puede ser de mi agrado. Gracias por traerla.

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    1. Y ahora hay una especie de revival de estas películas con las versiones de Kenneth Branagh. No están mal, pero las veo innecesarias.
      Saludos.

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  11. Nice post thank you Joe

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