domingo, 19 de mayo de 2024
PUNTO DE RUPTURA (The Breaking Point de Michael Curtiz, 1950)
domingo, 5 de mayo de 2024
2 X 1: "NO AÑORO MI JUVENTUD" y "ESCÁNDALO" (Akira Kurosawa)
No añoro mi juventud (Waga seishun ni kuinashi , 1946)
A Akira Kurosawa siempre se le ha considerado el más occidental de los directores japoneses, sobre todo respecto a los otros dos grandes, Mizoguchi y Ozu, algo que es cierto si tenemos en cuenta la influencia recibida —y transmitida— por el director nipón desde y hacia sus colegas extranjeros. Un ejemplo lo tenemos en las dos películas que traemos hoy, ambas consideradas el punto de cierre de dos periodos en la carrera de Kurosawa.
No añoro mi juventud, pertenece al final de la primera etapa de Kurosawa, la más desconocida, la que abarca la Segunda Guerra Mundial y la posterior ocupación estadounidense de la posguerra. Basada en hechos reales, la película transcurre a lo largo del conflicto armado y trata de la persecución del gobierno japonés hacia los elementos más liberales de la universidad. Así, un profesor es destituido y un alumno detenido y más tarde ejecutado sólo por sus ideas.
A
medida que avanza el metraje, el protagonismo del filme recae en Yukie (Setsuko
Hara), la hija del profesor y, a la vez, la viuda del alumno. Cuando Yukie
lleva las cenizas de su esposo a los padres de éste, la película cambia y se
transforma en otro drama bien distinto donde Yukie ayuda a sus suegros agricultores
a superar el desprecio y el abandono por parte de la comunidad, que considera
que el finado era un traidor.
La cinta, por tanto, se estructura en dos partes bien diferenciadas siendo la mejor la segunda, la que se desarrolla en los campos de arroz. Una parte que Kurosawa tuvo que reescribir para superar la censura. Setsuko Hara (musa de Yasujiro Ozu) hace un papel bien distinto al ambiguo de la primera parte, como si quisiera redimirse con el trabajo.
No
añoro mi juventud se convierte así en una de las pocas cintas de Akira
Kurosawa protagonizadas por una mujer. De hecho, las mejores secuencias son
aquellas en las que Setsuko Hara aparece sin maquillaje, llena de barro, plantando
arroz en un lodazal, echando una mano a sus suegros para superar todo tipo de
dificultades.
Escándalo (Shûbun, 1950)
La segunda etapa en la carrera de Akira Kurosawa abarca desde el final de la guerra hasta 1950, año en el que rueda Rashomon, película que le da a conocer en el mundo entero. Justo antes de Rashomon, Kurosawa filma Escándalo, probablemente la cinta más occidental de Kurosawa:
Una famosa cantante de ópera (Shirley Yamaguchi, célebre actriz que más tarde rodaría con King Vidor Esposa de guerra japonesa) se encuentra perdida en el monte y un pintor (Toshiro Mifune, ¿quién si no?) accede a llevarla en su moto al hotel donde ambos se alojan. Unos paparazzi les hacen fotos para un periódico sensacionalista, que saca la noticia del inexistente idilio. El pintor arremete contra el director del rotativo y contrata al abogado Hurita (Takashi Shimura, otro fijo en la troupe de Kurosawa) para denunciar al periódico. Pronto el juicio llenará las primeras páginas de las revistas del corazón.
Trama
muy cercana a lo que se estaba haciendo en Estados Unidos, con muchas
reminiscencias de las películas de Frank Capra: Así, las secuencias del juicio,
las escenas navideñas (Mifune llevando un árbol de Navidad en su moto), la de
Nochevieja en el bar, con todos cantando y, en general, toda la atmósfera del
filme.
Igual
que ocurría en No añoro mi juventud, la estructura del
largometraje se parte en dos cuando el foco de la trama se centra en el astroso
abogado, justo después de que Hurita acepte dinero para sabotear el juicio.
Todo lo que viene a continuación refleja el drama interno del letrado corrupto,
mientras su hija enferma se debate entre la vida y la muerte.
También
esta segunda parte es mejor que la primera cuando Kurosawa se luce en varias
secuencias, como aquellas en las que muestra los rostros de los parroquianos
del bar; o cuando antes del juicio rueda los planos de las calles, llenas de
carteles con la fotografía de marras y, después de la audiencia, con todos los pósteres
medio arrancados a la espera de la siguiente noticia escandalosa.