jueves, 29 de enero de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 30 de enero al 5 de febrero de 2009)

Comenzamos el mes de febrero con algunas propuestas muy interesantes de los canales televisivos que no son de pago. Así, nos encontramos con western de Sergio Leone y Budd Boetticher, acompañando a las obras maestras La Diligencia y Río Bravo. Películas clásicas de terror, dentro del ciclo de Veo TV; contemporáneas, de variados géneros de Minghella, Howard o Gahan. Cintas de Eastwood, Huston, Forman, Kubrick y Lean; europeas como El Abuelo, ¡Viva Italia!, La Reina Margot o la magnífica Los Amantes de un enorme Louis Malle. Todas ellas para disfrutarlas con buena compañía en casa, o en solitario con nuestra cinefilia empedernida. Saludos.

Pinchar en la tabla para verla mejor (las películas en rojo no son necesariamente las mejores, son las que se comentan más abajo)

Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

Jubal (Delmer Daves, 1956) Glenn Ford, Ernest Borgnine, Charles Bronson, Rod Steiger. (ETB2, viernes 30 a las 18:20)

El largometraje pertenece al subgénero de western psicológico, iniciado por El pistolero (The Gunfighter de Henry King, 1950) y ratificado por Solo ante el peligroleer más





Francisco, juglar de Dios (Francesco, Giullare di Dio de Roberto Rossellini, 1950). Aldo Fabrizi, Nazario Gerardo. (Popular TV, sábado 31 a las 22:00)

Película neorrealista, estructurada en once episodios, que narra distintas anécdotas de la historia del santo de Asís y de sus discípulos. Rossellini transmite al espectador la forma de sentir la vida por parte de San Francisco, más que su vida misma como hacen otras versiones. El rodaje en exteriores, y en interiores naturales, y la introducción de actores desconocidos da tal veracidad al relato que parece un documental realizado en esa época. No perderse al cocinero Junípero y sus andanzas.



La Quimera del Oro (The Gold Rush de Charles Chaplin, 1925). Charles Chaplin, Mack Swain, Georgia Hale. (Canal 300, domingo 1 a las 03:10 y a las 21:30, y lunes 2 a las 04:05)

Quien quiera ver los mejores momentos de Charlot que se prepare porque aquí van… leer más




Sierra Prohibida (The Appaloosa de Sidney J. Furie, 1966). Marlon Brando, John Saxon, Emilio Fernández. (TPA, domingo 1 a las 15:30)

Western realizado a la mayor gloria de Marlon Brando que no cumplió su propósito de relanzar la carrera del actor. Sin embargo, la película no deja de tener interés gracias a algunos elementos cinematográficos que, vistos hoy en día, resultan muy atractivos:

La cinta se sitúa entre dos estilos muy bien reconocibles. Seguramente la transición no fue intencionada, pero el filme parece que sea una evolución del spaghetti western que dirigía Sergio Leone hacia el que luego vendría de la mano de Sam Peckinpah. En efecto, hay escenas donde el tiempo diegético parece dilatarse hasta el límite de sus posibilidades, mientras planos detalles de los rostros de los personajes inundan la pantalla (secuencia en el bar mejicano); además la trama sigue una estructura muy similar a, por ejemplo, Por un puñado de dólares (Per un pugno di dollari, 1964). Por otro lado el romanticismo inherente al personaje (que prácticamente le lleva a una muerte segura por conseguir su caballo), la violencia explícita, la llegada de Brando a un pueblo fronterizo donde un perro le recibe de mala manera, el exceso de alcohol y, por qué no decirlo, la presencia de el “Indio Fernández”, hacen pensar en películas de Peckinpah.

Esto no impide que Sydney J. Furie -no sabemos si compartiendo sus labores con Brando, tan aficionado en “participar” en los rodajes- mantenga una cierta estética personal a lo largo de toda la cinta: predominio de la oscuridad y una, a veces irritante, insistencia en escorzos exagerados donde los charros mejicanos rellenan prácticamente toda la pantalla. Tampoco pierde el director la referencia a películas del oeste más clásicas. Así, el protagonista regresa a su casa después de muchos años de penurias, reflejadas en su destrozado uniforme confederado, en una secuencia casi calcada al arranque de Centauros del desierto (The Searchers de John Ford, 1956).

Y tampoco Marlon Brando se aleja de la constante, digamos, masoquista, presente en muchos de sus largometrajes. Y es que los sufrimientos del actor ya son legendarios en lo que parece una eterna pasión redentora hacia él mismo. Las torturas a las que es sometido en Sierra Prohibida van en el mismo sentido que las palizas de La ley del silencio; la secuencia de la flagelación en El Rostro Impenetrable; o la ejecución de ¡Viva Zapata! y su posterior resurrección (o la de su espíritu reencarnado en otro campesino), por poner sólo algunos ejemplos.

En definitiva, The Appaloosa puede resultar muy curiosa para el aficionado al western siempre que no le molesten demasiado los tics actor’s studio de Marlon Brando.



El Águila Negra (The Eagle de Clarence Brown, 1925). Rodolfo Valentino, Vilma Banky. (Popular TV, lunes 2 a las 00:30)

Un teniente de la guardia imperial rusa (Rodolfo Valentino) es acosado por la propia zarina. Ante la negativa de formar parte de la colección de amantes de la reina, el cosaco huye y es condenado a muerte. Se refugia en su ciudad natal, donde acaba de morir su padre desahuciado por el cacique local. Para vengar a su progenitor y a la vez ocultarse del ejército, el joven oficial decide actuar enmascarado. Pronto su nombre (El Águila Negra) se convierte en esperanza para los campesinos y temor para el dueño de las tierras que le pertenecen.

La cinta desarrolla una trama que recuerda a las aventuras coetáneas protagonizadas por Douglas Fairbanks; sin embargo, la presencia del sex symbol de la época, Rodolfo Valentino, transforma la acción y la reduce en beneficio de secuencias de seducción mucho más rentables de cara al público femenino. A pesar de todo, la estrella consigue superar los excesos estéticos a los que fue sometido anteriormente por su mujer Natacha Rambova y se pone en manos de uno de los mejores cineastas del cine mudo: Clarence Brown.

La perfección del director en la composición de planos fue pocas veces superada. La declaración de venganza del cosaco vestido de negro, entre una multitud de campesinos de blanco; el perfecto encuadre de un árbol caído para el primer encuentro de Valentino y la bellísima Vilma Banky (su pareja en la siguiente y última película de Valentino: El Hijo del Caid); o la escena de la boda en la prisión, son sólo algunas muestras de cómo “dibujaba” Brown. Pero es que, además del típico encuadre fijo, el realizador utiliza el travelling en profundidad, consiguiendo alguna toma sobresaliente como la que descubre una larguísima mesa repleta de manjares en la mansión del villano. La eficacia del plano general, seguido del medio y posteriormente del primer plano, con insertos muy bien montados de planos detalle, hacen que la película fluya con soltura y dinamismo, encadenando secuencias admirablemente.

The Eagle, en mi opinión, puede ser la mejor película de Rodolfo Valentino, justo un año antes de su prematura muerte, justo un año antes de que finalizara una cortísima carrera y naciera un mito.


jueves, 22 de enero de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 23 al 29 de enero de 2009)

Muy buena semana la que se nos echa encima en cuanto a películas se refiere. Destacan dos ciclos muy interesantes que nos ofrecen algunas cadenas autonómicas y canales TDT: uno sobre Stanley Kubrick en Castilla-La Mancha TV; y otro sobre la etapa británica de Alfred Hitchcock, programado por Veo TV. Además tendremos grandes cintas de Milos Forman, John Huston, Claude Chabrol, Vittorio de Sica o William Wyler, entre otros. Sin mencionar algunas obras maestras del cine como El Acorazado Potemkin; ejemplos de bandas sonoras espectaculares, como La Misión; largometrajes españoles ejemplares, donde destaca La Buena Estrella; o buenas películas ochenteras como La Princesa Prometida. Buen fin de semana a todos.

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Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

El Jinete Pálido (Pale Rider de Clint Eastwood, 1985). Clint Eastwood, Michael Moriarty. (ETB2 y CARTV, viernes 23 a las 18:15 y sábado 24 a las 15:45, respectivamente)

Todo un lujo de western del mejor director de la vieja escuela aún vivo y coleando. Antes de su obra maestra Sin Perdón (Unforgiven, 1992) Eastwood realizó al menos dos cintas importantes del género al que tanto debe; una: El fuera de la ley (The Outlaw Josey Wales, 1976); la otra, ésta que nos ocupa. El jinete Pálido es una película cubierta de un halo fantasmagórico muy atractivo. Apariciones y desapariciones del protagonista, unas heridas mortales y un final extraño nos hacen pensar si no somos como el niño del sexto sentido “que en ocasiones vemos muertos”.



Alarma en el Expreso (The Lady Vanishes de Alfred Hitchcock, 1938). Margaret Lockwood, Michael Redgrave, Paul Lukas. (Veo TV, sábado 24 a las 22:45)

Una de las últimas producciones británicas del maestro Hitchcock, que se sitúa entre las mejores. Contiene la mayoría de los ingredientes por los que luego triunfaría en EEUU. Muchas de las escenas las repetiría en alguna de sus mejores películas, sobre todo en Con la muerte en los talones (North by Northwest, 1959) -véanse los planos del ferrocarril tomando una curva, son calcados en ambas cintas-.

The Lady Vanishes tiene dos partes claramente diferenciadas: en la primera, nos presentan a los personajes en un hotel de un país imaginario; en la segunda, la acción transcurre en un tren. Todo gira alrededor de la desaparición de una anciana, y la única que se ha dado cuenta es la forzosa heroína (Margaret Lockwood) que consigue que el irónico Michael Redgrave la crea (prestigioso intérprete de teatro, perteneciente a una interminable saga de actores y actrices). El "macguffin" aquí es una canción que transporta un mensaje secreto que resulta vital para las potencias extranjeras; pero, como siempre, esto es lo de menos.


Hay cantidad de situaciones cómicas, Hitchcock se recrea con guiños continuos al espectador. Por ejemplo, la pelea en el vagón de equipajes, entre bambalinas, artículos de magia y anuncios del espectáculo, donde desaparecen y vuelven a aparecer los personajes. Es una secuencia genial, una divertida redundancia si tenemos en cuenta la trama principal.

Sorprende como las películas inglesas del genial director ganan con el paso de los años. Cada vez que se revisan ofrecen nuevos elementos narrativos o técnicos muy interesantes que las hacen acercarse a sus primas hermanas de la etapa norteamericana.



El Camino de Babel (Jerónimo Mihura, 1945). Alfredo Mayo, Fernando Fernán-Gómez. (Popular TV, domingo 25 a las 00:30)

Comedia sin muchas pretensiones, pero agradable, del hermano cineasta de Miguel Mihura: tres compañeros de estudios acuerdan, el día de su graduación, casarse con tres mujeres ricas para llevar a cabo sus proyectos. Cuando, al cabo de un tiempo, vuelven a encontrarse, sus planes parecen haber cambiado ligeramente…

Jerónimo Mihura intenta realizar una película semejante a las comedias de "teléfonos blancos" que triunfaban en Italia o a las más sofisticadas hollywoodenses, con escenarios donde los cabarets y sus orquestas tomaban cierto protagonismo para adornar una trama divertida. Todo para relajar el conflicto bélico que flotaba en el ambiente. El director y el guionista (Jose Luís Sáenz de Heredia) no disimulaban la guerra que asolaba Europa e incluían claras referencias a ella en la cinta.

A destacar dos de los actores más carismáticos de la época: Alfredo Mayo y Fernando Fernán-Gómez. El primero, siempre asociado al régimen por sus papeles en distintas películas de propaganda, aquí también se erige en el líder del grupo de amigos, el más decidido a llevar a cabo el disparatado plan donde el "braguetazo" sería la solución.

Con un tono teatral y unas interpretaciones que rozan las declamaciones el toque surrealista, más cercano a las comedias de los hermanos Marx, lo pone el excelente actor Manolo Morán. Un profesional poco reconocido, eterno secundario que, sin embargo, se nos antoja imprescindible en este tipo de largometrajes.



Los Intocables de Eliot Ness (The Untouchables de Brian de Palma, 1987). Kevin Costner, Sean Connery, Robert De Niro. (Telemadrid, domingo 25 a las 22:15)

Obra maestra del género de gangsters, a cargo de Brian de Palma sobre un estupendo guión del polifacético David Mamet. El recuerdo de las cintas de Hawks, Walsh o Leroy, en los primeros años treinta, planea sobre la cinta y la influencia es clara.

Todo en esta película esta magistralmente realizado, a saber: el guión, ya nombrado; la música de Ennio Morricone; y las actuaciones de todos los actores, en especial Robert De Niro y Sean Connery, ambos en estado de gracia (Sean Connery recibió un Oscar por su trabajo).


La película es una versión moderna de la famosa serie televisiva protagonizada por Robert Stack y, a su vez, basada en hechos reales acerca de un agente del gobierno que lucha contra Al Capone en la ciudad de Chicago. Estamos en los años de la ley seca, y esto provoca secuencias de acción para recordar, como la del tiroteo en la escalera de la estación (claro homenaje a Eisenstein y su Acorazado Potemkin); o cualquiera donde el director deja rienda suelta a De Niro para que ofrezca su mejor versión de las bravatas de Al Capone.

La cinta concluye con una inmensa paradoja, cuando al final, después de encerrar al gangster, resulta que se aprueba la venta de alcohol. Ante la pregunta de un pesado periodista sobre cuál va a ser lo próximo que haga Eliot Ness, éste responde: "Tomarme una Copa".



Sabotaje (Sabotage de Alfred Hitchcock, 1936). Sylvia Sidney, Oscar Homolka. (Veo TV, domingo 25 a las 22:55)

El maestro del suspense realiza esta cinta prebélica donde casi no existe “macguffin”, debido a la situación mundial que se vivía en esos tiempos y que Hitchcock quiso reflejar en su película: un agente de un gobierno extranjero efectúa todo tipo de sabotajes (como el del arranque) en el Reino Unido y nada parece que le impida realizar el siguiente golpe.

El juego con el público es lo más destacado de la cinta. El director nos mantiene informados, en todo momento, de quién es el espía y quiénes sus posibles victimas. De esta forma el suspense está garantizado: el espectador, incapaz de avisar a los personajes, sólo puede esperar angustiado el desenlace fatal. Así, un niño lleva, sin saberlo, una bomba en un autobús mientras planos detalles nos van avisando de la hora y de lo que falta para que explote el artefacto. Alfred Hitchcock, en sus conversaciones con Truffaut, puso esta escena como ejemplo de la tensión que quería transmitir al público (“El cine según Hitchcock”, libro de cabecera de todo buen cinéfilo).

Aún hoy en día la película consigue inquietarnos y pese a ser una de las cintas, digamos “borrador” de lo que serían después sus obras mayores, es todo un ejemplo de entretenimiento y en definitiva de cine con mayúsculas.

domingo, 18 de enero de 2009

EL INTERCAMBIO (Changeling de Clint Eastwood, 2008)

Lo de Clint Eastwood no deja de ser sorprendente. Ya nos estamos acostumbrando a que cada película suya sea una obra importante; y llevamos unos cuantos años así. Esto que puede parecer normal, no lo es en absoluto. No hay más que darle un repaso al resto del panorama cinematográfico.



Es como si la obra de Eastwood estuviera cubierta de un manto protector anti-mediocridad; alejada del resto de proyectos comercialoides para no contagiarse de su apatía, de su falta de sinceridad y de respeto hacia un público que, increíblemente, sigue buscando calidad en las pantallas de cine y no sólo cifras de audiencia en la primera semana.

No digo que el filme sea perfecto, de hecho tiene sus fallos (pocos): la gestión con los actores más pequeños no es del todo buena, los diálogos no son los propios de un niño, y si no es culpa de una poco afortunada traducción y/o doblaje, todo parece indicar que Eastwood falla en la dirección de los intérpretes infantiles. De los adultos, sólo John Malkovich está algo fuera de lugar; no su personaje sino él como actor en lo que parece la consecuencia de un error de casting.

Pero aquí terminan los errores. Y es que, siguiendo con los actores, Angelina Jolie puede haber hecho su mejor papel hasta la fecha. Creo que fue Ron Howard, a la sazón productor de la película y casi director de ella (menos mal que se retiró y dejo el sitio a Eastwood), el que recomendó a la actriz para el papel, en un principio por su físico al que veía con muchas posibilidades para "adaptarlo" a la época de la película. De todas formas, el mérito corresponde a Eastwood que “trata” a Angelina Jolie muy bien, con elegantes movimientos de cámara y bellísimos primeros planos de un rostro insomne y preocupado, donde destaca el intenso rojo de los labios. Esto provoca que el espectador se solidarice con el sufrimiento del personaje y, por tanto, se cumpla el objetivo que pretende el director.

El seguimiento de la trama es parejo al descubrimiento de terribles sucesos (basados en hechos reales) por parte de la propia protagonista. Realidad distorsionada por Eastwood -bendita distorsión- con una tonalidad similar a las de aquellas antiguas fotografías coloreadas de nuestros abuelos; con una luz que no perdona a los personajes carentes de conciencia, o con ella no muy tranquila; y con un manejo de cámara idóneo para cada situación.

La película rezuma maestría en cada plano, pero se echa de menos alguna toma como la de la llegada del policía a la siniestra granja; es decir algo que rompa una sucesión de imágenes demasiado perfectas. Se piden secuencias Eastwood cien por cien. Da la impresión de que el director ha dejado las riendas demasiados sueltas para que sus colaboradores (siguiendo sus directrices) acaben un trabajo excesivamente académico.

En fin, para algunos será una película menor de Clint Eastwood, puede que lo sea pero no tanto por su calidad sino por la comparación con obras de la talla de Sin Perdón, Los Puentes de Madison, Mystic River o Cartas desde Iwo Jima entre otras maravillas. A pesar de todo, con El Intercambio, el veterano director sigue ayudando a que su leyenda no decaiga y, por extensión, a que el cine mantenga un nivel alto; porque, ante todo, esta cinta es un homenaje al séptimo arte. El último plano así lo confirma.


Ver Ficha de El Intercambio

jueves, 15 de enero de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 16 al 22 de enero de 2009)

Las cadenas de televisión nos traerán la siguiente semana de este frío invierno algunas cintas importantes. Son películas que van pasando por los distintos canales autonómicos o locales. De entre ellas destacamos la redifusión de El Nacimiento de una Nación; el western ejemplar del irregular George Roy Hill, con Paul Newman y Robert Redford; la obra maestra de Hawks, origen de su famosa trilogía; el drama rural de Joshua Logan, con el atractivo sexual de Kim Novak; o dos grandes películas del cine negro: La Conversación y Labios Ardientes. Todas ellas acompañadas de otras cintas merecedoras de una revisión.

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Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:

Granujas a todo ritmo (The Blues Brothers de John Landis, 1980). John Belushi, Dan Aykroyd, Carry Fisher. (Punt 2, viernes 16 a las 00:35)

Famoso musical donde dos hermanos delincuentes reúnen a una vieja banda de blues para recaudar el dinero suficiente para un orfanato… leer más.




Agente 007 contra el Dr. No (Dr. No de Terence Young, 1962). Sean Connery, Ursula Andress. (CARTV, domingo 18 a las 00:00)

El asesinato en Jamaica de un espía británico y su ayudante, más el riesgo de que un cohete de la NASA pueda ser desviado, son motivos suficientes para enviar a otro agente a la zona. Y no a uno cualquiera sino a alguien de la serie doble cero, es decir con licencia para matar.

Esta historia, basada en una novela de Ian Fleming, se convierte en la primera película de una larga serie que ya dura más de 40 años. Pero además es una de las cintas mejores realizadas. Y por qué no decirlo: es mi favorita. Quizás se deba al hecho de ser la primera en utilizar los elementos de guión y cinematográficos que luego se repetirán sistemáticamente en el resto de la saga. Pero también por elegir, muy adecuadamente, un porcentaje de acción que no sature la trama, algo poco frecuente hoy en día.

Los famosos créditos (esos tubos resultan ser las alcantarillas y los conductos de ventilación de las instalaciones del Dr. No en Jamaica), la música de John Barry, la presentación del protagonista ("Bond, James Bond") con smoking y pajarita en un casino y jugando a las cartas e insinuándose a una bella señorita, son ya legendarios. También lo son el flirteo con Moneypenny y el descaro con su jefe "M". Sólo falta el mítico "Q" y sus ingenios, que aquí vienen representados por un armero que se limita a proporcionar al agente una pistola más moderna.


Y luego están los actores. Sean Connery me sigue pareciendo el mejor Bond. Nadie como el para beberse esos martinis con vodka "mezclados, pero no agitados"; con su punto de ironía, su afición por las mujeres, su resolución ante la adversidad y su frialdad ante el crimen. Las tramas de esa época, con la sombra del Telón de Acero siempre presente, eran muy adecuadas para la existencia de agentes secretos y organizaciones criminales como Spectra. Y Sean Connery encajaba en todo aquello con su refinamiento británico y su media sonrisa, muy lejos del crispamiento del actual Bond al que nos quieren acostumbrar.

Como contrapunto del héroe, el paradigma de villano de la serie Bond es el Doctor No: un ser resentido; con algún defecto físico que ha reconvertido en arma terrible (en este caso sus manos metálicas); alguien que quiere dominar el mundo; un "malo" a la vieja usanza, de esos que vivían en la tiras cómicas de los diarios (según parece, Ian Fleming utilizó a Fu Manchú como fuente de inspiración para dibujar el personaje del temible Doctor).

Pero la serie no sería lo mismo sin la presencia de las sensuales "Chicas Bond". ¿Quién mejor que Ursula Andress para inaugurar el desfile? Su aparición emergiendo del agua azul turquesa es espectacular. Cantando aquello de "underneath the mango tree…" se inserta en la historia de forma descarada, casi sin motivo, sólo para decorar -y nos alegramos de ello- una trama del todo increíble; pero muy entretenida.



La Familia (La Famiglia de Ettore Scola, 1987). Vittorio Gassman, Stefania Sandrelli, Fanny Ardant. (Popular TV, domingo 18 a las 22:00)

Película episódica y coral acerca de las vivencias de una familia italiana a lo largo del siglo XX. Scola se vale de un único decorado (la vivienda de los protagonistas) para presentar nueve capítulos de la historia reciente de Italia. Los personajes que allí viven van evolucionando en cada acto de acuerdo al cambio que se experimenta en el exterior de la casa. Así, sin explicitar ni airear los hechos, gracias a lo que nos van contando los actores, sabemos que la cinta pasa por la Gran Guerra, el fascismo, la Segunda Guerra Mundial, la posguerra o los años 60. El largo pasillo del hogar –a modo de columna vertebral de la cinta- inicia cada elipsis y la termina. Los niños que juegan en él introducen los episodios de forma ejemplar; son niños distintos, de diferentes parientes, los que usa Scola para dar un salto en el tiempo y conseguir unir las secuencias con habilidad para firmar una de sus mejores películas.


Acabamos la sección con algo estimulante, adecuado para soportar el crudo invierno, la cuesta de enero y lo que haga falta:


domingo, 11 de enero de 2009

CINE FÓRUM: 2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO (2001: A space Odyssey de Stanley Kubrick, 1968)

Cuando el mundo se vio sacudido por un inicio de revolución estudiantil, por unas ideas utópicas que fomentaban el amor libre y el final de todas las guerras, cuando todo esto sucedía un genio llamado Stanley Kubrick estrenaba su obra más importante: 2001.




Con años de preparación y basada en un guión del propio director y de Arthur C. Clarke -que simultáneamente escribía la novela- la cinta resultó ser un hito en la historia del cine. 2001 cambió la ciencia- ficción y los efectos especiales ya no volvieron a ser los mismos (ganaron el oscar). Pero, aún siendo un prodigio en el género, la película es una compleja obra de arte que, una vez vista, se presta al análisis y a la interpretación subjetiva.

En 2001, Kubrick juega con el tiempo como nadie lo había hecho antes. La cinta se estructura en tres episodios de desigual duración: un corto donde unos primates, antepasados del hombre, hallan un monolito que de alguna manera les infunde inteligencia. Con ella descubren que pueden utilizar los huesos de otros animales como herramientas o armas.

El director se vale de la mayor –y mejor- elipsis de la historia (unos cuatro millones de años) para mostrarnos el resultado de la evolución del conocimiento humano: una civilización que ha sido capaz de construir una estación espacial. El punto de vista del espectador –y la Teoría de la Relatividad- provocan que, esta vez, el tiempo se detenga y la maniobra de aproximación de una nave parezca un baile al son del “Danubio Azul”, en una de las secuencias más bellas jamás filmadas.


Después de finalizar el segundo episodio, con el descubrimiento de otro monolito en La Luna y el primer contacto con seres extraterrestres, comienza la trama central donde una expedición galáctica se dirige hacia la situación de un tercer monolito. El viaje espacial es controlado por un ordenador: HAL (a estas alturas todo el mundo sabe que las siglas elegidas son un homenaje a IBM -sólo hay que cambiarlas por las letras que les siguen en el abecedario-, sin embargo Arthur C. Clarke siempre aseguró que no fue intencionada esa elección).

Kubrick vuelve a estirar y encoger el tiempo –y el espacio- a su antojo, para presentar las actividades cotidianas y dramáticas como una suerte de aplicación multidimensional fascinante. Su interés por las relaciones entre el creador y su obra son el eje de la acción: el hombre que quiere controlar a la máquina y ésta que lucha por obtener su propia identidad. El director mantuvo toda su vida esa obsesión y no pudo llevar a cabo su proyecto más ambicioso (finalmente rodado por Spielberg, y curiosamente estrenado en 2001, aunque con resultados discutibles). Lo que Kubrick esperaba era poder asignar el papel protagonista a un verdadero robot.

El conflicto entre el hombre y la computadora se resuelve de forma trágica, pero resulta paradójico cuando el espectador asiste a la conclusión del filme. En otro alarde de manipulación temporal por parte de Kubrick, el astronauta es testigo de su propio destino, a la sazón controlado por un ser de inteligencia artificial: el propio monolito.

Atendiendo a una petición de mi compañera cinéfila Vivian, hoy vamos a intentar analizar, en nuestro particular Cine Club, la última secuencia de esta obra maestra incontestable. No sé si llegaremos a una conclusión, pero de cualquier forma deberíamos tener presentes las palabras del propio Arthur C. Clarke, que dijo algo parecido a esto: “Si se entiende 2001 completamente, entonces es que hemos fallado. Lo que pretendíamos era que surgieran más preguntas que respuestas”.





Aún hipnotizados por este final tan desconcertante, vamos a mojarnos con nuestra particular interpretación: Una vez que Keir Dullea penetra en esa sobria habitación de época (otra vez con el tiempo a cuestas), sucesivos puntos de vista del propio astronauta dan paso a distintas escenas, en el mismo espacio, pero en distinta dimensión temporal. Finalmente, el último punto de vista, antes de la muerte del protagonista, corresponde al propio monolito. Él es el que parece controlar el destino de Dullea, dirige su muerte y su resurrección. Una gran paradoja: el hombre ha sido creado por un ser de inteligencia artificial. ¿Dios es un extraterrestre? La resolución del misterio de la vida y de la muerte que nos proponen Kubrick/Clarke es que la existencia forma parte de un ciclo donde el hombre se reencarna una y otra vez, controlado por una inteligencia superior...

Uff, demasiado ¿no? ¿Qué opináis vosotros?


jueves, 8 de enero de 2009

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 9 al 15 de enero de 2009)

Después de una mirada a las películas recomendadas, las que merecen la pena de todas las que han programado las cadenas para la semana entrante, la impresión que nos llevamos es que el cambio de año viene con ausencia de obras maestras (exceptuando la grandísima cinta de Víctor Erice), pero con suficiente cantidad de filmes interesantes. Así, largometrajes producidos en España y dirigidos por mujeres (Icíar Bollaín y Pilar Miró); algunos buenos western de Hathaway, Mulligan o incluso uno en clave de humor de Buster Keaton; el mejor cine negro a cargo del controvertido Dmytryk; y variadas películas de aventuras, policíacas, bélicas, de ciencia-ficción, dramas o comedias, todas aptas para rellenar un hueco en nuestra videoteca.

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Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:


¿Quién puede matar a un niño? (Narciso Ibáñez Serrador, 1976). Lewis Fiander, Prunella Ransome. (7RM, sábado 10 a las 03:45)

El televisivo Chicho Ibáñez Serrador se siente cómodo con el cine de suspense y las historias de terror -aquellas que no nos dejaban dormir- y lo demuestra con la realización de esta película que ya puede considerarse un clásico del género.

Una pareja extranjera llega a la costa mediterránea para pasar unas vacaciones. Su destino es una hipotética isla llamada Almanzora, donde parece que no vive nadie excepto un grupo de niños…

La cinta se divide en dos actos. En el excelente prólogo el director prácticamente anticipa el tema central e incluso algo del desarrollo: el matrimonio pasa un día en Benavís (un pueblo costero ficticio) y se encuentran con unas fiestas de lo más ruidosas. La ciudad parece en plena ebullición, repleta de turistas; justo todo lo contrario de lo que ocurrirá en la isla. Mientras transcurre la celebración comienzan a llegar cadáveres a la playa; el primero, curiosamente, es descubierto por un niño. Por otro lado, Chicho nos cuenta –realmente no pasa del susurro- que el matrimonio acaba de salir de un conflicto provocado por el estado de buena esperanza de ella. Un embarazo no deseado por el marido, que ha sido capaz de pensar en el aborto. Por si esto no fuera poco las noticias de la televisión -y los excesivamente largos créditos de la película- nos muestran imágenes documentales de distintas guerras y sus victimas inocentes: los niños.


Este inicio realista es transformado por el realizador en un ambiente de pesadilla en la segunda parte, tras la llegada a la isla. Allí, destaca la banda sonora, responsabilidad de Waldo de Los Ríos, formada por sonidos y silencios, donde se alternan las risas de los niños con una siniestra melodía infantil.

La trama avanza de una forma similar a las mejores películas de Alfred Hitchcock. Incluso el director hace un cameo muy parecido a los que utilizaba el maestro del suspense como firma de sus películas. Además hay algunas secuencias que recuerdan a la aclamada Los Pájaros (The Birds, 1963), incluido el mensaje apocalíptico final.



Abducido (Lifted de Gary Rydstrom, 2006). (Antena 3, sábado 10 a las 22:00)

Se trata del premiado corto de la factoría Pixar (incluida la nominación al oscar) que precedía a Ratatouille en las salas de cine. Es una película pedagógica, al menos para los extraterrestres que se quieran iniciar en abduciones de humanos: un alumno novato, y un maestro que no se inmuta ante la torpeza de su pupilo, son los protagonistas de esta pequeña, pero muy divertida, historia de ciencia-ficción. Los gestos del rostro del aprendiz, las consecuencias de sus patosas acciones y la lección magistral de su profesor son lo mejor del filme que tiene un final aplastante; interprétese éste en su sentido literal.



Dos Mulas y una Mujer (Two Mules for Sister Sara de Don Siegel, 1970). Clint Eastwood, Shirley MacLaine. (TPA, domingo 11 a las 15:30)

Cinta peculiar de Don Siegel, que aprovecha un divertido guión de Budd Boetticher y se alía con su amigo Clint Eastwood, para realizar un spaghetti western en México. La nota de humor la pone Shirley Maclaine, una monja casi tan dura como Eastwood, que sirve de espía para la revolución mejicana. El personaje del actor norteamericano es el habitual en la serie de Sergio Leone, es decir el pistolero que sirve al mejor postor. La combinación de ambos es lo que le da a esta cinta el carácter de comedia. Por el lado técnico cabe destacar la siempre eficaz fotografía de Gabriel Figueroa, sobre todo en las tomas con escasa luz. Véase, por ejemplo, la secuencia dentro de la cueva, con los personajes que interesan parcialmente iluminados. Para darle el empaque de western al uso de esos años, sólo faltaba la música de Ennio Morricone. El recuerdo de películas como Por un puñado de dólares (Per un pugno di dollari de Sergio Leone, 1964) es inevitable.



Lluvia (Rain de Lewis Milestone, 1932). Joan Crawford, Walter Huston. (CARTV, lunes 12 a las 04:00)

Unos pasajeros quedan atrapados, a causa del mal tiempo -la lluvia del título-, en una isla tropical mientras esperan el barco que los lleve a su destino. Entre ellos se encuentra Sadie Thompson (Joan Crawford), una prostituta que huye de Estados Unidos donde es reclamada por la justicia… leer más

domingo, 4 de enero de 2009

CENTAUROS DEL DESIERTO (The Searchers de John Ford, 1956)

En tal día como hoy, hace un año, se creaba este espacio de cine. Nuestro primer aniversario. Han pasado más de ciento cincuenta entradas y seguimos con la misma ilusión que al principio. Para celebrar el cumpleaños he tenido que elegir una película especial; un largometraje que destaque entre los demás. No ha sido una decisión que haya consumido mucho de mi tiempo; segundos diría yo. Vamos a hablar de mi cinta preferida: Centauros del Desierto.



Adentrarse en el filme es apasionante, aunque escribir acerca de él se me antoja una ardua tarea. La dificultad estriba precisamente en la complejidad de esta obra maestra, de la que se ha escrito mucho y muy bien. Yo me voy a limitar a exponer unas pinceladas de lo que considero más importante, siempre con el objetivo de servir de guía al joven cinéfilo o al lector que aún - dichoso él- no la haya visto.

The Searchers es un prodigio de la narración con imágenes. En el arranque, a John Ford le bastan diez minutos para explicar lo que ha sido del tío Ethan (John Wayne, en el mejor papel de su vida) desde que abandonó a los suyos. Su capa de excombatiente de la guerra civil, una condecoración mexicana y otros detalles nos indican donde ha estado todo ese tiempo. Su carácter agrio y su aspecto cansado nos muestran a un hombre que ha debido pasar por experiencias muy duras y que regresa buscando la paz que sólo le puede dar la familia. Pero Ford profundiza aún más. Nos da pistas acerca de los sentimientos de Ethan y de los de Marta, su cuñada. Ambos se aman todavía, y el genial director lejos de decírnoslo de forma explícita nos los insinúa con miradas cómplices y gestos sutiles como el de Marta acariciando la capa de Ethan.


La matanza de la familia nos introduce en el eje central de la película: el de la búsqueda, por parte de Ethan y Martin (Jeffrey Hunter), de la hija pequeña de Marta (Natalie Wood) que ha sido raptada por los indios. A partir de aquí la cinta se transforma en un largometraje de itinerario, con Monument Valley como perfecto escenario. Las indagaciones acerca del paradero de la muchacha son parejas a la exploración interior de cada personaje. Ethan evoluciona desde su amargura, pero Martin también lo hace como aprendiz forzoso, pero aventajado de su tío. La secuencia de la boda, cuando el joven Jeffrey Hunter se pelea por su amada, mientras Wayne lo contempla sonriendo, confirma ese proceso de aprendizaje. Proceso que dura cuatro años y que Ford lo resume gracias a una perfecta elipsis.


Y es que el tratamiento del tiempo que aquí hace el realizador ha servido (y sirve) de ejemplo a muchos cineastas. La cinta transcurre entre una puerta que se abre y otra que se cierra. En ese tiempo no sólo los personajes principales experimentan un cambio fundamental sino que el propio género evoluciona para no volver a ser el mismo. El carácter crepuscular es evidente, el héroe, que representa Ethan Edwards es una especie en extinción y cierra tras de sí una puerta, la puerta de la aventura, de la guerra civil y la revolución mexicana; en definitiva la lucha por unos ideales y por una forma de vivir. Se aleja solo, con un andar cansino, hacia el último lance: el de morir.

Todo lo anterior le confiere a Centauros del desierto un sorprendente carácter de modernidad y la hace adelantarse en muchos años a otras películas contemporáneas, sin perder un ápice de su grandeza.



Dedicado a mi compañera, a Vivian.



Ver Ficha de Centauros del Desierto.
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