viernes, 20 de junio de 2008

MELODÍAS DE BROADWAY 1955 (The Band Wagon de Vincente Minnelli, 1953)

¿Qué Cyd Charisse ha muerto? No puede ser... no creo que sea verdad que hayamos perdido a la gran dama del celuloide. A una señora de las de antes, aunque siempre moderna; con una presencia encantadora, con porte de princesa. Una mujer para quitarse el sombrero; o mejor para ladearlo graciosamente justo en el momento en el que ella apareciera en escena con un vestido brillante y ceñido. Un traje de noche con enormes aberturas a ambos lados de la falda, lo suficientemente grandes para dejar entrar y salir las piernas a su antojo. Unas piernas esbeltas, largas, larguísimas; y preciosas. Aquellas que le servían para ser la mejor bailarina de la época dorada del musical.

Procedente del ballet clásico su danza poseía personalidad propia. Cuando bailaba en pareja no se convertía en la “sombra perfecta” de Gene Kelly o Fred Astaire, se situaba a su altura e incluso les sobrepasaba porque, inevitablemente, la cámara se fijaba más en ella (y, además era más alta que ellos, tanto que la obligaban a ponerse zapatos casi sin tacones). Era tan vaporosa como Eleanor Powell, pero más elegante; tan explosiva como Ann Miller, pero más elegante; tan dinámica como Judy Garland, pero mucho, muchísimo más elegante.

Quizás su actuación más recordada sea una de las obras maestras de Minnelli: The Band Wagon. El musical por excelencia; con Minnelli en plena forma. Una cinta inolvidable realizada para entretener, como anuncia en el arranque, y subraya en el final, la letra de la famosa canción que sirve para representar al Cine: "That's Enterteinment".

El filme es sencillo en apariencia, pero encierra un resumen del género que pone al día al espectador. Así, la estructura es fiel al viejo estilo de los años treinta y cuarenta, es decir un musical de los llamados backstage, donde la trama se centraba en la preparación de un espectáculo y donde los actores, profesionales de la danza, interpretaban a cantantes y bailarines en una simbiosis ficción-realidad.



En Melodías de Broadway 1955 se llegaba aún más lejos cuando los protagonistas y los secundarios manejaban una situación real o daban vida a personajes que habían intervenido en la representación de “The Band Wagon” en Broadway. Fred Astaire se interpreta a sí mismo doblemente: primero, refleja su estancamiento a principios de los cincuenta, justo antes de triunfar con esta película, y segundo, él fue el que realizó dicha función en 1931. El papel de Cyd Charisse también parece extraído directamente de su propia vida; Jack Buchanan hace una parodia de Orson Welles bastante graciosa y Oscar Levant y Nanette Fabray dan vida a los verdaderos guionistas de la película: Betty Comdam y Adolph Green.

Pero Minnelli no se queda atrapado en el tiempo. Inserta en la trama los números más innovadores que se habían visto hasta entonces: en el inicial "Shine on your Shoes", Astaire baila y canta entre una multitud sin que la acción provenga de un ensayo de la obra o tenga motivo musical alguno. La cámara forma parte de la coreografía y, en los pasos finales del número, gira lentamente, casi 360 grados, acompañando a Fred Astaire en su juego, con diversas atracciones de feria y con la complicidad de un limpiabotas. Y es que Minnelli utiliza el baile y la música para contar historias, como lo demuestra el número final "The Girl Hunt", donde Fred Astaire y Cyd Charisse bailan al son de la música de jazz, de las pistolas y de un cuento negro muy divertido.


La actuación de Cyd Charisse merece un comentario aparte. Es tan intensa como el color rojo de sus vestidos -marca Minnelli-. Se mueve por el escenario, se pasea, vuela, hipnotiza. Por primera vez roba a Fred Astaire el protagonismo y se hace dueña de la secuencia en el número “Dancing in the Dark”, donde el bailarín, mera comparsa, inicia el baile de espaldas en señal de sumisión, rendido completamente a su compañera.

Nada más enterarme de que Cyd Charisse había fallecido busqué The Band Wagon entre mis antiguas cintas de VHS. Había que verla. Rápidamente me fui hacia el ballet final. Paré la cinta justo en el momento en que ella aparece apoyada en la barra del bar “Osario”. Allí estaba, insinuante, quitándose una gabardina que escondía su famoso vestido rojo, dispuesta a maravillar con su baile... No, no era cierto, lo estaba viendo con mis propios ojos, Cyd Charisse no había muerto.

Ver Ficha de Melodías de Broadway 1955.

3 comentarios:

  1. Si seguimos haciendo crítica sólo de las personas que fallecen a parte de aumentar el número de post esto va a convertirse en un cementerio... :P

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  2. Hubo un tiempo en que las actrices de Hollywood eran estrellas, mujeres que al caminar, parecían flotar sobre nubes… Hubo un tiempo en que la distinción estaba en la elegancia… Eran otros tiempos…
    Afortunadamente, aunque cada vez haya más estrellas en el cielo que aquí abajo, siempre nos quedará poder volver a ver los clásicos…

    Me encanta esta película, pero eso tú, como todos los que me conocen, ya lo sabes.

    ;)

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  3. Cierto Ana, pero son excusas para hablar del mejor cine; para volver a los clásicos como dice Vivian (sí, sabía que "The Band Wagon" te gustaba...)
    Saludos a las dos.

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