viernes, 11 de noviembre de 2011

ALPS (Alpeis de Yorgos Lanthimos, 2011)

Aclaración: Alps compitió en el festival de cine de 2011, pero también se pudo ver en el 2012 dentro del ciclo dedicado al cine griego. La siguiente reseña corresponde al certamen del 2011:

En la recta final del festival nos acercamos a ver otra comedia ligera que compite por el Giraldillo de Oro, la película noruega Siempre Feliz/Happy Happy (Sykt lykkelig de Anne Sewitsky, 2010). Muy divertida con una trama muy parecida a la de El Otro lado de la cama (Emilio Martínez Lázaro, 2002) pero en versión noruega y sin ser musical, aunque a punto de serlo: la música se encuentra muy presente a través de un peculiar coro y de un cuarteto que conduce la historia como se hacía en Algo pasa con Mary (There’s something about Mary de los hermanos Farrelly, 1998). Después, asistimos a la que nos parecía iba a ser la estrella del día, la película del griego Yorgos Lanthimos.



Alps es una cinta atractiva con un guión muy original, pero quizás lastrada por esa virtud. La excesiva singularidad del argumento, paradójicamente, no deja que el largometraje termine de ser redondo. Andamos dudando estos días de nuestro criterio, de si estamos buscando la perfección en los filmes que estamos viendo debido a habernos topado con una película perfecta (la muy citada The Artist), pero es que no podemos evitar que la trama de Alps tampoco consiga dejarnos satisfechos del todo:

La cinta griega narra las extrañas actividades de un grupo autodenominado Alpes. Son cuatro personas que se dedican a sustituir (por dinero) a hombres y mujeres fallecidos recientemente para rebajar en lo posible el dolor que supone para familiares y amigos la pérdida de un ser querido. Con un jefe estricto —y cruel con el que no cumple su cometido— el grupo se compone de personas que trabajan en hospitales y centros de emergencia sanitaria, lo que les facilita la búsqueda de posibles clientes.

Como digo, una trama no vista antes, que se tarda demasiado tiempo en entrar en ella al desarrollarse pausadamente, fiel a la tradición del buen cine heleno, y abusar del montaje paralelo. Pero su fallo no es ese, su error es el mismo en el que suelen incurrir algunas películas de este corte: la de rizar el rizo, la de darle la vuelta a todo. Nos parece peligroso para el resultado final querer ir más allá en una película que camina por la cuerda floja como una pelota de tenis rodando por encima de la red: a un lado se encuentra la genialidad, al otro el absurdo.

Casi lo mismo sucede con la parte técnica: observamos algunos problemas en el enfoque de la imagen y en los encuadres (algunos muy mal resueltos). Es cuando te entra la duda de si son efectos para acompañar a la trama original o de si no es más que una torpeza del director y sus ayudantes; mal asunto.

Alps es, ciertamente, una cinta para recordar, con más de un mérito en su haber, pero nos da la impresión de que se trata de una oportunidad perdida por esa obsesión de querer exprimir, de querer sacarle más partido a una buena idea de la que realmente tiene.


Ver Ficha de Alps.




Acabo de recibir una nota de prensa de la organización con el avance del palmarés del festival (sólo falta conocer los Giraldillos, habrá que esperar a mañana, a la clausura):

Me alegra mucho dar la siguiente noticia: The Artist ha ganado el premio por el que luchaba, el del público a la mejor película de la sección EFA.

Del resto de galardones, Tres veces 20 años, la comedia de Julie Gavras, se ha llevado el premio que otorga la Universidad

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"Puentes y Sombras" dentro de poco tiempo en estas páginas





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