A partir de 1923 y hasta su fichaje por la Metro, Buster Keaton realizó las doce películas que le permitieron entrar en la leyenda. Cintas estructuradas de forma inteligente, repletas de secuencias bien planificadas donde la condición atlética de Buster lograba que saliera bien parado de situaciones harto complicadas. Entre aquellas películas, en la cima de ellas, se sitúa El navegante, cuya trama no puede ser más disparatada:
Se ha declarado la “insignificante” guerra entre dos pequeños y lejanos países. Uno de los gobiernos ha comprado el buque de carga “Navigator” mientras el otro quiere impedir que el enemigo lo pueda utilizar. Los conspiradores sueltan las estachas y el barco queda a la deriva únicamente con dos pasajeros a bordo: Betsy (Kathryn McGuire) y Rollo (Buster Keaton). A la mañana siguiente ambos recorren el barco, pero se dan cuenta de que están solos. Los primeros días son horribles, no saben nada de navegación, ni de ninguna cosa, ya que a ambos les sobra el dinero y nunca han tenido que trabajar...
En El Navegante, Keaton le da un matiz nuevo a su personajillo cuando lo viste de multimillonario, de joven rico que jamás ha hecho nada por sí mismo. Su vecina, Betsy, es otra “niña bien” que tampoco ha dado, nunca mejor dicho, un palo al agua. Tras una serie de mal entendidos ambos serán los únicos pasajeros y tripulantes de un barco a la deriva, “The Navigator”.
Como en los mejores filmes del humorista, el mercante, los elementos del atrezo y el decorado en general interaccionan con el personaje proporcionando la materia de la acción. Los conflictos de Buster con objetos y máquinas que no domina, o con la naturaleza hostil (en este caso con el océano, pero también con el viento y la lluvia) son la causa del conjunto de los muy bien conectados y excelentes gags. Con el agravante de que, en esta ocasión, a la habitual condición patosa del protagonista se le une lo perdido que se encuentra el señorito sin nadie que le sirva o cuide de él.
Sin duda, lo más divertido vendrá cuando el total desconocimiento de la pareja en casi todo, y en especial en lo referente a la navegación, les haga ser más atrevidos de lo normal, con el peligro —y las risas— que eso conlleva. “La ignorancia es la felicidad”, reza uno de los intertítulos de la película que resume la trama a la perfección. Sin que nadie les oriente, el aprendizaje por intuición de Rollo finalmente le acerca al surrealismo cuando no entiende lo diferente que es el medio acuático con respecto al terrestre.
En la secuencia submarina, el buzo se coloca la escafandra con un cigarrillo en la boca, lía un hatillo con las herramientas, prepara un letrero de “peligro, hombres trabajando” y se lleva el almuerzo como si de un albañil se tratase. Bajo el agua, Keaton utiliza un cubo para lavarse las manos, usa una langosta para cortar un cable, y se sirve de un pez espada para luchar contra otro en un duelo de mosqueteros.
Y todo esto sin inmutarse. Su seriedad era el sello del artista —su contrato le obligaba a no sonreír nunca en las películas ni en público—; para la crítica, El navegante es uno de los filmes importantes de Buster Keaton. Para el propio humorista era el mejor; y eso es decir mucho.
Desconocía que su contrato le obligaba a no sonreir ¡Que penoso!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo de no sonreír era algo heredado desde sus tiempos de teatro, de cómico de variedades. En aquella época, Keaton aprendió que cuando se reía en mitad de la actuación, el público no lo hacía, y viceversa.
EliminarAbrazos!
Me gustaría verla. Un beso
ResponderEliminarLa puedes ver en youtube:
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=Zx2AGSrwGlg
Espero que te guste.
Abrazos!
Siempre genial Keaton.
ResponderEliminarUn maestro de la comedia, a la altura de Chaplin, aunque muy diferentes los dos.
EliminarKeaton, mi gran héroe cinematográfico. Recuerdo la escena del juego de naipes que se mojan y ya sonrío solo por el recuerdo ja. Me hiciste dar ganas de volver a verla. Inmenso Buster, saludos!
ResponderEliminarEsa secuencia es magistral, para llorar de risa con la baraja mojada. Le saca todo el jugo a la navegación para escoger los mejores gags del hecho de navegar. Claro que tenía a su buen amigo el guionista Clyde Bruckman. Juntos hicieron las no menos geniales Las tres edades, La ley de la hospitalidad, El moderno Sherlock Holmes y Siete ocasiones. Su fructífera colaboración terminó con la imprescindible El maquinista de la General, dirigida por ambos, aunque Bruckman también intervino en la que se considera la última gran cinta de Keaton: El cameraman.
EliminarSaludos!
Parece una película interesante. Tomó nota. Te mando un beso.
ResponderEliminarMás arriba, en los comentarios, dejo el enlace para poder verla en youtube.
EliminarAbrazos!
Pues esta película no recuerdo haberla visto y eso es muy grave.
ResponderEliminarGracias por el rescate.
Un abrazo.
Te digo lo mismo: más arriba está el link para verla en youtube. Que la disfrutes.
EliminarAbrazos!
Una seriedad que era marca de la casa y que precisamente era lo que le distinguía en sus papeles más cómicos. Una delicia la secuencia que narras bajo el mar je,je. La veré en Youtube.
ResponderEliminarAbrazos.
Esa secuencia del buzo es desternillante. Dicen que el célebre teléfono-langosta de Salvador Dalí tiene mucho que ver con la admiración que sentía el artista español por esta película.
EliminarQue la disfrutes!
Abrazos!
Sin entrar en comparaciones, Buster Keaton me gusta más que otros comediantes de la época. al tiempo que aprecio el enorme trabajo de echarse a la espalda producciones gigantescas, lo que sin duda tiene mucho mérito.
ResponderEliminarTendré que ver otra vez la película, porque han pasado casi diez años y es, de todas las que he visto suyas, la que mejor nota le puse.
Esas producciones tienen mucho que ver con los cineastas con los que se alió Keaton, porque The Navigator es una genialidad nacida de la colaboración del humorista con dos importantes figuras del cine: Joseph M. Schenck y Clyde Bruckman. El primero, a la sazón cuñado de Keaton, fue el productor que hizo posible películas tan buenas como la que nos atañe; un empresario que dejó total libertad de actuación al humorista y que cuando faltó (cuando Keaton pasó a ser un asalariado más de la Metro), ya nada llegó a ser lo mismo.
EliminarEstoy de acuerdo que la cinta es de las mejores suyas, quizás junto al Maquinista de la General.
Saludos.
El gran Buster: todo lo que tenía de divertido en pantalla lo tuvo de triste en la vida real.
ResponderEliminarSaludos.
Es cierto, Juan. Su declive comenzó cuando fichó por la Metro: ahí acabo su libertad para crear. Eso sin contar sus problemas en casa, con sus parejas, con el alcohol y con el dinero (acabó arruinado).
EliminarSaludos.
Hola, Ethan.
ResponderEliminarNada como que uno forme parte de la plebe, que deba proveerse por sí mismo, para que el aire noble y decadente desaparezca de un soplido, ;)
Es verdad, cuanto menos se sabe, menos conciencia existe, uno es más feliz, porque no nace preocupación ni miedo.
Genial rescate y en mi caso, como siempre me sucede con tus entradas, un estupendo descubrimiento.
Abrazos.
El problema del personaje es que las decisiones erróneas no las toma sólo con respecto a un medio que desconoce: para cocer unos simples huevos utiliza una enorme cacerola donde lo que consigue es perder la comida. Más tarde aprenderá de la experiencia negativa y en vez de utilizar un recipiente más pequeño lo que usa es una nasa para mantener los huevos controlados dentro de la red. Pero el colmo de la desproporción —cuanto mayor sea, más gracioso es el gag— tiene lugar en la secuencia en la que Rollo intenta remolcar el barco de varios miles de toneladas con un bote de remos.
EliminarDos ejemplos de una película repleta de momentos divertidos.
Abrazos!
Gracias por dejar el enlace.
ResponderEliminarMe encantará verla.
Un abrazo.
Te lo vas a pasar muy bien con la película, seguro.
EliminarAbrazos!
Hola, Ethan. El humor por contraste. Pocas cosas hay más divertidas que ver a alguien muy serio haciendo cosas como las que nos has comentado y que, solo imaginándomelas, he soltado una carcajada. Veo que has dejado un enlace, así que ya tengo peli para este fin de semana. Un abrazo!
ResponderEliminarPues nada, que disfrutes de la película, es una genialidad de Keaton, con gags continuos a cada cual más gracioso.
EliminarAbrazos!
Pues créeme amigo, que con tan sencillo y simpático guión, y ese cartel con tanta solera, has despertado en mi el interés por verla, y la voy a ver, si la encuentro, en este fin de semana.
ResponderEliminarGracias y un abrazo, Ethan.
La trama es simple: dos personas solas en un barco a la deriva. Pero lo complicado es la multitud y sucesión de geniales gags. Espero que te guste, el enlace para verla está más arriba en los comentarios.
EliminarAbrazos!
Buster Keaton... creo que no supe ver su gracia nunca...
ResponderEliminarObviamente el problema es mío dado su éxito.
Saludos.
Aun así, te recomiendo que veas esta película.
EliminarSaludos.
Recuerdo haber visto esta película hace muchos años y siempre me llamo la atención que estuviera así de serio todo el tiempo. Ahora se por ti que era una de sus obligaciones firmadas. Un saludo
ResponderEliminarPues así es, muy curioso, pero es que funcionaba de cara al público que estuviera tan serio; "cara de palo" era el mote que tenía en España, también le llamaban "Pamplinas".
EliminarSaludos.
Ayyyy, Ethan, cómo quiero a Buster Keaton, últimamente estoy volviendo a ver varias de sus películas y las estoy disfrutando tanto... Así que en breve me tocará refrescar El navegante, que la tengo muy, pero que muy olvidada. ¿Sabes hace nada vi y me moría de la risa otra de Buster Keaton y sus desventuras en un barco...? ¡¡¡¡El héroe del río!!! Ay, qué buena también.
ResponderEliminarMe ha encantado el tráiler de El Navegante. De pronto, me he dado cuenta de que tanto El héroe del río, El maquinista de la General y El Navegante (por lo que he visto en el tráiler) la heroína tampoco tiene ni idea del medio de transporte en cuestión (tren o barco), pero que ambos no se rinden ni son pasivos o esperan que el otro les salve, sino que se las apañan para salir adelante ante cualquier obstáculo, aunque no tengan ni idea de cómo hacerlo. Son compañeros de desventuras..., jajaja.
Beso
Hildy
El héroe del río, ¡qué película tan buena! La habilidad de Buster —todo un atleta— nos hace creer que no puede evitar que las estachas, cabos, mangueras y obenques del barco se le enreden por doquier. La acción de la fuerza gravitatoria parece que afecta más a Keaton que al resto de los mortales. Además está la presencia hostil del propio río, que ejerce tanto poder de atracción sobre los personajes que éstos se pasan más tiempo sumergidos entre sus aguas que en tierra firme. Pero si la cinta puede considerarse una de sus obras mayores es por el último cuarto de hora, cuando se desata un temporal apocalíptico de viento y lluvia. Es la catarsis humorística más grande jamás filmada. Una enorme parodia de las películas de catástrofes, casi antes de que se inventaran.
ResponderEliminarEl navegante y El héroe del río, no fueron las únicas películas de navegación de Buster Keaton. Antes había rodado un corto titulado La barca (The boat, 1921), codirigido por Edward Cline, donde su personaje de siempre sale a la mar con la familia. El barco es nuevo, pero los flotadores salvavidas se hunden, los catalejos son flácidos, las anclas flotan y las chimeneas y palos se abaten para poder pasar por debajo de los puentes. La secuencia de la botadura ya es legendaria: libre de amarras, el barco se desliza por el varadero hacia el mar con Buster en cubierta hasta que desaparecen, los dos, bajo el agua.
Abrazos!
Lo que nos cuentas lo encuentro de lo más divertido Ethan, intentaré verla. Gracias.
ResponderEliminarAbrazos.
Es que la película es desternillante. Los gags se suceden uno tras otro, a cada cual más divertido. Seguro que te lo vas a pasar muy bien viéndola.
EliminarAbrazos!
Necesito verla 😮 muy buen post.
ResponderEliminarSaludos desde Plegarias en la Noche
Pues tienes el enlace para verla más arriba, en los comentarios. Espero que te guste.
EliminarAbrazos!
La vi recientemente, y pese a que no llega a la altura de "El maquinista de la general", pero tiene grandes gags, Keaton poniendo el cartel de "Peligro, hombres trabajando" bajo el agua, que tú comentas; el del protagonista convertido en una balsa para Kathryn McGuire; o el de ambos persiguiéndose por el buque, funcionan incluso a día de hoy, y eso dice mucho de la película.
ResponderEliminarFelicidades por el blog.
Saludos.
¡Bienvenido al blog, Rodi! Todos esos gags son buenísimos. Estoy de acuerdo en que El maquinista de la general es la mejor de las películas de Buster Keaton, pero El navegante se encuentra a mucha altura también.
EliminarSaludos.