lunes, 23 de marzo de 2015

2 X 1: "LA MUERTE EN ESTE JARDÍN" y "LOS AMBICIOSOS" (Luis Buñuel)

Hoy estamos de estreno: comenzamos una nueva sección en el blog que ojalá les parezca interesante. La hemos llamado “dos por uno”, pero no se preocupen, no se trata del anuncio de saldos o rebajas en este espacio de cine sino de la publicación de dos reseñas en una sola entrada. Generalmente serán dos comentarios breves que abordarán películas poco conocidas, pero que tienen algo más en común que la pertenencia al mismo director. Como ejemplo de lo que pretende ser este apartado, y para inaugurar la sección, nos ha parecido oportuno abordar dos filmes del mejor director español de todos los tiempos:

La Muerte en este jardín (La mort en ce jardin, 1956).- Se trata de una película atípica de Luis Buñuel, por lo convencional de su estructura y trama. Pertenece a la tercera etapa de su carrera, aquella que se distingue por las coproducciones entre México y Francia (y alguna entre el país centroamericano y Estados Unidos). Eran filmes con un reparto estelar de ambas naciones, pero con sus colaboradores mexicanos habituales.

La cinta narra las aventuras en la jungla a cargo de un grupo de personas que huye de las fuerzas de seguridad. A los perseguidos se les acusa injustamente de ser los causantes de una revuelta minera, un alzamiento que ha puesto en jaque a los caciques de la república bananera. El grupo lo componen un forastero (Georges Marchal), una prostituta (Simone Signoret en su papel de siempre), un anciano enamorado de la anterior (el veterano Charles Vanel), su hija muda y un cura (Michel Piccoli).


La película transcurre como una metáfora en la que las pasiones que agobian a los personajes son perfectamente identificadas con el entorno de una jungla asfixiante de la que no pueden salir. Así, la obsesión materialista por el dinero, las pulsiones sexuales, el fanatismo religioso y, en fin, la locura, son protagonistas de un largometraje que se encamina inexorablemente hacia un desenlace violento.

La cinta hemos dicho que posee un guión clásico, pero está bien narrada por Buñuel que no se resiste a salpicarla de sus habituales obsesiones sobre la iglesia o el sexo: una Biblia con las páginas arrancadas, una serpiente devorada por unas hormigas, o la presencia sensual y provocativa de la Signoret son algunas -pocas- de esas señas de identidad del cineasta. También el abrupto y trágico final va en el mismo sentido.


Los Ambiciosos (La fievre monte a El Pao, 1959).- Otra película menor de Buñuel que no deja de tener, como la anterior, algunos elementos interesantes y característicos de su manera de entender el cine.

En Ojeda, una supuesta isla del Caribe que sirve de penal, viven los prisioneros bajo la mano firme y dictatorial de un gobernador. El cacique se encuentra casado con Inés, una mujer tan bella como promiscua (María Félix). Inés se enamora de Vázquez (Gerard Philipe), el secretario de su marido, justo cuando muere el dictador a manos de un rebelde. La llegada de un nuevo dirigente (Jean Servais) pone contra las cuerdas a la pareja de amantes cuando éste también pretende a la viuda y dice tener pruebas suficientes para culpar a Vázquez de la muerte del tirano.

Los Ambiciosos, como la precedente La muerte en este jardín, parte de una trama política para narrar la angustia de unos personajes encerrados en sus propias ambiciones y pasiones. Ambas películas comparten un entorno de calor sofocante y una protagonista sensual y provocativa: Inés parece disfrutar de las palizas que le propina el gobernador. Tampoco le importa mostrarse sumisa, y en una postura erótica en exceso, cuando sabe que el secretario es testigo del encuentro violento entre el matrimonio. Lo mismo sucede con el nuevo mandamás cuando la chantajea y la obliga a someterse a sus juegos sexuales. Es cuando Buñuel se aprovecha para rodar sus habituales planos detalles con las piernas de la diva como objetivo.




Si la jungla parecía atrapar a los protagonistas de La mort en ce jardin, los personajes principales de La fievre monte a El Pao también se ven incapaces de salir de la isla en la que viven. Siempre hay algo que les impide escapar, como si luchar contra el destino fuera inútil. Es la típica estructura de Ilíada, donde los personajes dan y dan vueltas sin avanzar, sin resolver sus problemas, algo que parece una constante en esos años en la obra de Buñuel (a las dos películas comentadas habrá que añadir La joven, 1960, otro drama que se desarrolla en una isla despoblada).

Como se ha citado, los dos filmes cuentan con presencia francesa y mexicana en un reparto espectacular que da idea del prestigio que ya tenía Buñuel en esa época: Simone Signoret, Charles Vanel, María Félix, Gerad Philipe, Michel Piccoli,… nombres que asustan de lo importantes que son. Desde la parte técnica, los denominadores comunes de ambas películas son el productor Oscar Dancigers y el escritor y posterior director, Luis Alcoriza, ambos inseparables del realizador español desde su llegada a México. En la segunda película, además, Buñuel se permite el lujo de contar con el excelente director de fotografía Gabriel Figueroa.




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