Perfidia (The Man in Grey, 1943)
Durante
la Segunda Guerra Mundial, igual que sucedía al otro lado del charco, en Gran
Bretaña el público escapaba del temor a las bombas y demás desgracias del
conflicto bélico, acudiendo en masa al cine. En las islas solo quedaban ancianos,
niños y mujeres a los que había que entretener a toda costa, sobre todo a estas
últimas. Si en Hollywood se instauró un género dramático de retaguardia que se
llegó a llamar, “cine de mujeres” (la Warner se especializó rápidamente), en el Reino Unido
no le iban a la zaga con producciones similares, en este caso a cargo de la compañía
Gainsborough.
En
dichos estudios sobresalió por encima de todos, Leslie Arliss, un director que
se dedicó a realizar melodramas de época, todos muy parecidos, dirigidos en
especial para el público femenino. De los muchos filmes de Arliss que se
llevaron a la gran pantalla, destacan los dos que hoy comentamos.
La
primera cinta, The Man in Grey (aquí se tituló Perfidia),
fue el paradigma de lo que vino después, se puede decir que resultó el molde de
cintas muy similares, ambientadas en el siglo XVII o XVIII con todo lujo de
detalles. La rentabilidad de la taquilla permitió que las producciones cada vez
fueran más costosas tal como se reflejaba en la suntuosidad de vestuario y decorados.
Perfidia se
basa en una novela de Lady Eleanor Smith, a la sazón la escritora preferida de
la Gainsborough. La estructura dramática del largometraje descansa en el
personaje pérfido de Margaret Lockwood, sin duda la estrella de la película.
Una malvada ambiciosa que no se corta a la hora de reconocer lo que pretende:
casarse con un hombre rico, aunque sea el marido de su mejor amiga ––y aunque
tenga primero que asesinar a esta––. En parte logra lo que se propone porque el
esposo deseado es de la misma calaña que ella (James Mason).
Lo
que Arliss ofrece con su película es un cuadrado, más que un triángulo, si
tenemos en cuenta el elemento de aventura de capa y espada introducido a
propósito (Stewart Granger, no podía ser otro). El galán, enamorado de la inocente
víctima, estará siempre atento a los planes perversos de la Lockwood y de Mason,
aunque lo tendrá muy difícil para salir bien del entuerto.
Leslie Arliss logró otro
de sus éxitos un par de años más tarde, cuando rodó La mujer bandido.
El guion, igual que en Perfidia, era del propio director, aunque
esta vez adaptaba la novela de otra escritora: “Life and Death of the Wicked
Lady Skelton” de Magdalen King-Hall.
Ni que decir tiene que la “malvada”
Lady Skelton era Margaret Lockwood. La cinta de Arliss era ––para qué cambiar––
otro lujoso melodrama de época, con una estructura muy similar a la anterior.
Quizás más en tono de aventuras que Perfidia, pero sin abandonar
el consabido romance algo perverso entre la estrella y, de nuevo, un espléndido
James Mason.
No obstante, todo el foco
de atención del filme se centra en la Lockwood y en su particular caída a los
infiernos. La ambición de la actriz ––de una belleza con un punto de morbo, que
siempre me pareció muy similar a la de Joan Bennett–– es la misma de siempre:
aspira a robarle el marido a la inocente de turno.
Con respecto a James Mason,
ahora encarna a un bandido romántico que no quiere hacer daño a nadie, pero que
tiene la mala suerte de encontrarse con Margaret Lockwood. Aburrida de su sosa vida
matrimonial, la infame arpía no duda en formar parte de la banda de ladrones,
dispuesta a obtener nuevas experiencias robando al lado de su nuevo amante.
El cuarto en discordia es Michael
Rennie, unos años antes de convertirse en el alien de Ultimátum a la
Tierra (su papel ideal: siempre nos ha parecido su interpretación tan rígida como la de un robot).
El nuevo galán, que por desgracia hace que echemos en falta a Stewart Granger, ofrece
la variante de enamorarse de la mujer equivocada. El resto es todo muy parecido
a lo visto en Perfidia. Con mucha más acción, eso sí.
Hola Ethan!
ResponderEliminarDesde luego que por aquel entonces el cine debia de ser una autentica valvula de escape. Supongo que en ocasiones pasamos por alto el contexto y nos pueden llegar a parecer simplonas sus historias, de lo que estoy seguro es de que proporcionaron mucho y necesitado entretenimiento.
No he visto ninguna de las dos, me las anoto.
Saludos y feliz semana!
Me imagino a las sirenas de los bombardeos sonar en aquellos tiempos y a las gentes acudir a los refugios para salvar sus vidas. Debió ser terrible. El cine intentaba hacer la vida algo más agradable. Esto demuestra lo lejos que llegó este arte en su objetivo de entretener. Saludos!!
EliminarFeliz año nuevo, Fernando.
ResponderEliminarDe "Perfidia" no puedo opinar porque no recuerdo haberla visto, pero sí de "La mujer bandido" que hasta me la compré en DVD. En cualquier caso, son dos títulos de una época memorable de la historia del cine.
Gracias por darles visibilidad comentándolas,
Juan
Feliz año también te deseo, Juan. Las películas de Arliss vistas hoy son muy simpáticas y demuestran la calidad de las producciones de la Gainsborough, una compañía que competía con las mejores en aquella época tan convulsa.
EliminarNo he visto estas películas, pero por lo que cuentas, da la impresión de que están bien cuidadas y no son el típico producto del montón que se lanza al mercado por las buenas, aunque sus argumentos no sean nada del otro mundo.
ResponderEliminarLas producciones debían ser en serie, a imagen y semejanza de las que se hacían en Hollywood, donde el departamento de diseño de producción se lucía en cada entrega.
EliminarDesde luego Michael Rennie no fue un buen actor. Acabo de verle en una de sus últimas películas, la curiosa "Los monstruos del terror" un cóctel de monstruos orquestado por Paul Naschy.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
La verdad es que Michael Rennie chirría bastante en esta película, porque no da la talla ni como galán ni como aventurero. Da la impresión de que Stewart Granger no debía estar disponible en ese momento.
EliminarSaludos!!