miércoles, 29 de abril de 2009

COLABORACIÓN: Ricas y famosas (Rich and Famous, George Cukor, 1981)


En 1.981, dos años antes de su fallecimiento, el maestro George Cukor se pone por última vez detrás de la cámara para rodar esta bonita historia de amistad entre mujeres que puede considerarse su verdadero testamento cinematográfico. Ricas y famosas no sólo supone un más que digno colofón a una impecable trayectoria, más de cinco décadas dedicadas al cine que incluyen un buen puñado de éxitos y al menos media docena de incontestables obras maestras, sino también el mejor de los legados posibles que pudo dejar a la posteridad su autor. El tópico apunta a Cukor como un director eminentemente de actrices, y como el cineasta que quizá mejor ha sabido a lo largo de la historia de Hollywood acercarse al universo de la mujer y mejor ha sabido plasmar en pantalla la esencia del alma y el carácter femeninos. Todos podemos recordar numerosos y maravillosos ejemplos al respecto, desde la deliciosa adaptación del clásico Mujercitas de Louise May Alcott a ese otro amargo retrato de la decadencia y el fracaso con nombre y rostro de mujer – y qué mujer, Judy Garland- llamado Ha nacido una estrella. Por no hablar, claro, de títulos tan elocuentes como The women o Confidencias de mujer. Con semejantes antecedente era evidente que el último trabajo de Mr Cukor habría de ser también su último homenaje hacia el mal llamado sexo débil.
Ricas y famosas adapta una pieza teatral del británico John Van Drutten, autor de Soy una cámara, el texto que a su vez inspira también la famosa Cabaret de Bob Fosse. La obra ya había sido llevada a la gran pantalla con anterioridad en la década de los cuarenta por el director Vincent Sherman bajo el título de Vieja amistad y con nada menos que Bette Davis y Miriam Hopkins dando vida a la pareja protagonista. En este caso Cukor nos propone un recorrido por veinte años en la vida de dos mujeres, dos amigas inseparables de la infancia y la adolescencia a las que el destino se encarga finalmente de distanciar e incluso enfrentar. La de Lizz y Merry, las protagonistas de nuestra película será una amistad que sobrevivirá al tiempo y a sus inclemencias, inevitables obstáculos tales como los celos o la envidia que lejos de distorsionar una relación terminan enriqueciéndola. Alguien dijo alguna vez que ésta, la amistad, era como un jardín cuyas flores había que cuidar y regar a diario; supongo que en esos cuidados irá incluida la lucha contra el pulgón y las demás plagas que amenazan permanentemente con destruir la cosecha e impiden que ésta crezca fuerte y sana. Por si no lo teníamos suficientemente claro, la película nos viene a recordar que una amistad sin baches ni desencuentros que superar no es una amistad.
Cukor arranca la película con un pequeño flasback que no sólo sirve para presentarnos a sus dos protagonistas, Lizz y Merry, sino también para anticipar algunas de las claves de lo que será su posterior evolución y distanciamiento. La escena nos retrotrae a una fría y nevada noche de invierno de 1.959 en una solitaria estación de tren. Merry abandona el colegio para casarse con su novio, que también lo fue antes de Lizz, e instalarse en California y las dos amigas se despiden con la promesa de volver a verse pronto. Tendrán que pasar sin embargo algunos años para que se produzca el ansiado reencuentro y para que las dos mujeres descubran que poco o nada tienen que ver con las dos jovencitas que se dijeron adiós en el andén aquella noche. Liz ha llegado a ser una prestigiosa escritora que ha logrado introducirse en los circulos literarios e intelectuales más selectos de Nueva York; es una mujer madura, indepediente y bien considerada por su entorno. Bajo esta coraza se oculta, no obstante una tremenda fragilidad que se manifiesta especialmente en sus relaciones con los hombres. Por su parte a Merryl la vemos convertida en un ama de casa aconstumbrada gracias al trabajo de su marido a tratar con la flor y nata de la sociedad californiana. A pesar de un carácter algo ingenuo, Merryl demuestra grandes dosis de sensatez y sentido comun a la hora de enfrentarse a situaciones delicadas que quizá al final resultarán claves para mantener a flote la relación con su amiga. Una noche, y con Lizz sumida en una de esas fases de bloqueo que le impiden avanzar en la redacción de una nueva novela, su amiga le anuncia que ha dedicido seguir sus pasos en el mundo de la literatura y le da a leer un manuscrito que ella mismo ha escrito con la intención de que le ayude a publicarlo. La obra resulta ser un inesperado best seller que catapulta a su autora a la fama y la convierte en millonaria. Llega entonces la hora de ajustar cuentas y de que caigan las máscaras. Lizz, que ya vio una vez cómo le arrebataban en sus narices al gran amor de su vida, no soporta que ahora el intrusismo profesional de su amiga le robe la gloria que ella creía le pertenecía en exclusiva. En los años siguientes se suceden los encuentros y desencuentros, las puñaladas por la espalda y las reconciliaciones. El duelo final tiene lugar por fin en la lujosa suite de un hotel en la que las dos amigas acaban poco menos que sacándose los ojos, tirándose los trastos a la cabeza y echándose en cara sus propias frustraciones. Porque si de algo nos habla también Ricas y famosas es de cómo el tiempo termina engullendo nuestros viejos sueños e ilusiones de juventud y de cómo los años acaban reduciendo a la nada los principios que un día creímos inquebrantables. Sabemos que ninguno de los fantásticos proyectos que planean Lizz y Merryl en esa memorable reconciliación final al calor del fuego en la pequeña cabaña de Connecticut – la nieve que separó a las dos amigas al principio las vuelve a reunir para siempre al final- se hará realidad. Al menos, ellas al final consiguen mantener viva la llama de su amistad haciendo acopio de su complicidad, ese rasgo distintivo de las relaciones femenimas que muchos tanto añoramos en las masculinas.
De todo lo dicho anteriormente se deduce con facilidad que la gran baza con la que juega Cukor en este film es el formidable duelo interpretativo entre sus dos principales protagonistas. El director sabe sacar todo el jugo a las actuaciones de Jacqueline Bisett y Candice Bergen, dos grandes y bellísimas actrices que quizá en su época no gozaron de todo el reconocimiento que merecían. Aquí ambas están sublimes y una y otra nos regalan el papel de su vida. No era fácil superar el listón que habían dejado Bette Davis y Miriam Hopkins, protagonistas de la adaptación original frente a la cual el de Cukor aparece en opinión de muchoscomo un film fallido. No he tenido oportunidad de ver Vieja amistad y por tanto no puedo juzgar ni sobre el film ni sobre la actuación – supongo que notable- de la Davis y la Hopkins que por cierto al final del rodaje acabaron llevándose tan mal como los personajes que interpretaban en la ficción. Lo cierto es que tanto la película de Sherman como la de Cukor son hijas de su tiempo y ambas se desarollan cronológicamente en la época en la que son rodadas. En este sentido Cukor juega con ventaja pues su film nos narra un período muy interesante en lo que se refiere la evolución individual de la mujer especialmente en lo concerniente a la consecución de derechos y libertades. Además de ofrececernos un recorrido por la historia de dos mujeres, su película nos permite la posibilidad de contemplar todo el fenómeno de gestación y consolidación de la revolución sexual femenina que , al menos en la sociedad norteamericana, tiene lugar a mediados del siglo pasado. Cukor rueda esta película con su particular estilo elegante y sofisticado – en este punto no podemos olvidar la delicada y hermosa partitura original de Jacques Deleure, habitual compositor de Truffaut, que la adorna de principio a fin. Al mismo tiempo , y a sus 82 años el maestro se puede por fin dar el gusto de tratar con valentía temas y situaciones que le habían sido vedadas en su etapa más clásica. Supongo que Cukor moriría con la tranquilidad de saber que había llegado a tiempo de rodar la historia que siempre quiso contarnos.

7 comentarios:

  1. Desconocía esta película y que hubiera sido además el último trabajo de Cukor. Nunca te acostarás sin saber algo más.

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  2. Me gustaría recomendarte película y comentario: El Motín del Caine.
    La has visto?

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  3. He disfrutado con tu artículo, Dex. Me encanta esta película que he visto varias veces. Vi también hace mucho la primera versión, ésta de Cukor nada tiene que envidiarle a mi parecer. Me gusta cómo hablas de la amistad. Esa complicidad que siempre existe entre dos buenas amigas por muchas circunstancias que las separe.
    "una amistad sin baches ni desencuentros que superar, no es una amistad". Me quedo con esta frase.

    Un beso

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  4. Chascarrillos de la peli (muy buena, por cierto):
    No fue un proyecto de Cukor, aunque le venía como anillo al dedo. Por lo visto las dos actrices querían hacer una peli con dos mujeres como protagonistas para parar la invasión de largometrajes en los que los personajes centrales eran masculinos. Se pensó en un principio en Robert Mulligan para la dirección, asi que a Cukor le llegó un poco de rebote.
    Pues eso, una gran peli.
    Saludos!

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  5. Vi la película hace bastante tiempo, y la recordaba vagamente, pero leyendo tu estupenda entrada han vuelto a mi memoria algunas escenas.
    No sabía que había una película anterior, pero estando la Davis, será cuestión de verla.
    Por último, una apreciación personal, “Cukor” fue un director de actrices, de hecho para mí sigue siendo “el director de actrices” , sabía dirigirlas, sabía iluminarlas, sabía vestirlas, de todas y cada una de ellas, mujeres y actrices absolutamente diferentes, supo aprovechar sus mejores registros, eso es ser un director de actrices, y, francamente, cuando utilizan ese término para referirse a ese director español, en mi opinión sobrevalorado, desmerecen el término.

    Besitos

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  6. Cukor no solo era un buen director de mujeres, era también un director elegante y que impregnaba a sus personajes de clase aunque fueran chicas de baja ralea como la supuesta ignorante Judy Holliday en "Nacida ayer" o por supuesto esa maravillosa Eliza Doolitle-Audrey Hepburn en "My fair lady". Alguien podría decir, con razón, que no era difícil hacer aparecer como elegante a la Hepburn...pero con la Holiday no estaba tan claro.

    Y hablando de elegancia, habría que hacer notar la de la diosa de hielo, como la llama Grant en la película, KAte Hepburn en "Historias de Filadelfia", un film en que Cukor supo dirigir no sólo a las féminas sino también a los varones, no olvidemos que James Stewart consiguió el Oscar y que Cary Grant estaba tan genial como siempre y que el mismo Cukor fue nominado, pero aquel año a john Ford se le ocurrió dirigir "Las uvas de la ira" y eso era mucho, aunque también estaba Hitch con "Rebeca" y ni fue nominado.

    En cualquier caso "Ricas y famosas" es una delicia. Como bien dices, Dex, una peli sobre la amistad, más allá de todo, por encima de todo, al final de todo.

    Y por aquello de traer lo de la transversalidad que me caracteriza… ¿Os habéis fijado lo bien que se lleva el cine y la literatura?...pero no en el sentido de adaptar novelas, cuentos o ficciones, que también, me refiero fundamentalmente a la cantidad de veces que los protagonistas son escritores o novelistas, ellos y ellas… Barton Fink, Balas sobre Broadway, La ventana secreta,…Y habrá muchas más.

    Y otra transversal, en Ricas y Famosas y luego en Class o viceversa, Jackie Bisset empezó a tejer su imagen de devorajovencitos…

    Gran post Dex…si acaso poco técnico (guiño). Carpet

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  7. Arual. es cierto que nunca te acostarás sin saber algo más, yo no sabía lo de que el proyecto no iba a ser para Cukor y gracias al comentario de tío Ethan me acabo de enterar.
    Laura: Sí he visto pero la tengo algo perdida en mi memoria. Espero recuperarla. Pero qué narices tienen que ver Lizz y Merry con Humprey Bogart?
    Myra. Sabía que es del tipo de películas que te gustan, la veo muy "cosa tuya". No he visto como dije la original, igual podías recordarla en un sitio que tú y yo sabemos.
    Vivian: Ya sabes que Cukor no era solo wl mejor en vestir a las mujeres sino también uno de los mejores en desnudar a los hombres. En cuanto a lo de director de actrices pues sí estamos de acuerdo en que ha sido el mejor. Pero a lo largo de la historia ha habido otros, no solo "ese" que comentas con tanto cariño, acuérdate también de Cassavetes- aunque este más que director de actrices al final fue de una sola- o Woody.
    Carpet, qué precisos y preciosos tus post transversales. Y Bisset en efecto se comió bastantes yogurines a lo largo de su carrera, pero también en el camino caía algún maduro interesante. Y es que el polvo en el labavo del avión en esta película es difícil de olvidar. Caray, eso sí que es un buen aterrizaje y lo demás son tonterías.

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