¡Hundid al Bismarck! es la película que cuenta los hechos reales que trajeron
en vilo a toda Europa durante la primavera de 1941. El guion de la cinta se
basa en la narración que C.S. Forester escribió sobre la persecución del célebre
acorazado nazi. Salvando algunas licencias dramáticas en beneficio de la
acción, el director inglés Lewis Gilbert se planteó el proyecto con criterios realistas tal como
demuestran las muchas imágenes de archivo utilizadas. Algunas especialmente
interesantes como las que abren la cinta acerca de la botadura del “Bismarck”.
No en vano, el cineasta comenzó su carrera como documentalista de cortos para
la RAF durante la guerra. Su experiencia en tales cintas seguramente le fue muy
útil a la hora de dirigir ¡Hundid al Bismarck! Probablemente su
mejor filme junto a las dos comedias interpretadas por Michael Caine: Alfie
(1966) y Educando a Rita (Educating Rita, 1983), y
algunos largometrajes de la serie de James Bond.
La
correcta dirección de Gilbert se deja sentir en ¡Hundid al Bismarck!
en varias de las secuencias, como en aquella del ataque nocturno de los
destructores británicos al acorazado alemán, mientras el comandante germano y
el almirante nazi hacen castillos en el aire y celebran posteriores victorias
que nunca llegarán. El inicio y el final del filme, rodados en Trafalgar
Square, son ambos muy simbólicos, quizás demasiado, pero ayudan a configurar la
redonda estructura de la película.
Con
varios metros de cinta extraídos de los noticiarios y muchos otros rodados con
maquetas bien diseñadas por Howard Lydecker, el director londinense completó la
filmación en un escenario real, el que le proporcionaba el HMS “Vanguard” y sus
torretas de 15 pulgadas. En 1960, cuando se estrenó la película, el “Vanguard”
era el último acorazado inglés en activo (y el último construido a nivel
mundial). El enorme buque entró en servicio una vez acabada la guerra y sirvió
perfectamente como plató flotante gracias a la configuración de su artillería
pesada (ocho cañones de 381 mm), similar a la de varios de los barcos que se
enfrentaron en aquel mayo de 1941.
Para
dar aún más realismo a la trama, la cinta arranca con un resumen de la guerra
en mayo del 41 a cargo del periodista Edward R. Murrow, un célebre reportero
radiofónico de la Segunda Guerra Mundial que se interpreta a sí mismo. Gilbert
utiliza la voz y la presencia de Murrow con buen criterio para poner al
espectador en antecedentes, y lo hace con una más de sus famosas retransmisiones,
las que siempre comenzaban con la frase “This is London…”
Del
hundimiento del gigante alemán, aparte de confirmar la supremacía de la armada
aliada se extrajeron conclusiones tácticas de interés y, lo que es más
importante, se le dio la vuelta completamente a la estrategia naval. Desde el
lado táctico, en la espectacular batalla del estrecho de Dinamarca se puso de
manifiesto la importancia de la correcta aproximación de una SAG (grupo de
ataque de superficie) a la escena de acción. La errónea maniobra de los buques
ingleses “Hood” y “Prince of Wales” de poner proa al “Bismarck”, cerrando las
distancias muy rápidamente y ofreciendo sólo los montajes de proa, favoreció al
bando alemán ya que igualó el número de cañones pesados (hubieran sido
dieciocho ingleses contra ocho alemanes, pero debido al rumbo de los británicos
la mitad de sus montajes se encontraban en ángulo muerto de tiro). Esta
circunstancia unida a la diferencia de calidad de las direcciones de tiro —la
más nueva y efectiva del buque germano frente a la antigua del “Hood” y a la
bisoñez de los marinos del “Prince of Wales” y de sus montajes que aún estaban
en pruebas y hasta llevaban operarios civiles a bordo— fueron decisivas para el
trágico balance final con el “Hood” tragado por el océano, y con el “Prince of
Wales” batiéndose en retirada, seriamente dañado.
Con
respecto a las consecuencias estratégicas, el hundimiento del “Bismarck” gracias
al ataque en el último momento del portaaviones “Ark Royal”, revolucionó toda
la concepción que se tenía sobre la organización naval operativa. Era algo
sobre lo que ya se venía hablando desde la osada acción aeronaval de Tarento y
que se vio refrendado unos meses después en Pearl Harbor. El concepto de
considerar al acorazado como el capital ship, o el buque más importante
sobre el que pivota toda fuerza naval, quedó de repente obsoleto.
El
epitafio al acorazado se escribió el 7 de abril de 1945 cuando el mayor buque
de este tipo, el “Yamato”, fue echado a pique en Okinawa por aviones estadounidenses.
El fin del “Yamato” confirmó algo que ya se sabía desde hacía cuatro años, en
concreto desde el hundimiento del “Bismarck”: que el dominio del acorazado
había terminado, y que comenzaba un nuevo reinado, el del portaaviones.
Ver ficha de ¡Hundid al Bismarck!
El post es un extracto corregido para la ocasión del capítulo dedicado a ¡Hundid al Bismarck! en mi libro: CINE Y NAVEGACIÓN. Los 7 mares en 70 películas
Hola Ethan!
ResponderEliminarLuego de leer tu estupenda reseña me la voy a volver a ver, la tengo algo olvidada. Son tremendamente interesantes los datos que aportas. Hay una cuestión que me viene a la cabeza al hilo de tacticas y estrategias, salvando las distancias (igual la pregunta suena ridicula...) pensaba en lo siguiente, ¿no crees que aquellos estrategas eran algo asi como los antiguos pilotos de formula 1 que decidian por ellos mismos como y cuando atacar? Quiero decir que posiblemente hoy (hablo desde el desconocimiento mas absoluto) las decisiones se tomen de otra forma, no se. Lo digo por la incorporación de las nuevas tecnologias en el tema belico.
Por cierto, algo tienen las peliculas con barcos de por medio que me producen fascinación, me pasa lo mismo con los trenes...jeje
Lo dicho, magnifico como de costumbre el post.
Saludos y feliz semana!
No cabe duda que los avances tecnológicos ayudan a la decisión del mando, si es a eso a lo que te refieres. En cualquier caso, la Estrategia, con mayúsculas, se estudia en las escuelas de Estado Mayor y se apoya en los grandes estrategas (Sun Tzu, Clausewitz, Napoleón, etc.). Cuando un avance técnico, como fue en su día el portaaviones, destaca en las tácticas, en este caso navales, al final tiene efecto en la estrategia. Es decir, las fuerzas navales toman nota para reorganizar sus armadas en torno a ese nuevo elemento.
Eliminar¡Ojo!, no confundir táctica con estrategia (es muy típico errar en estos conceptos cuando, por ejemplo, en el deporte se usan mal, justo al contrario).
Saludos.
Interesante y poco valorado film, al menos aquí en nuestro país. Aunque hay que reconocer que es algo maniquea.
ResponderEliminarDas en el clavo, como siempre. Sí, el defecto de la película (tiene pocos) es lo falso que es el personaje del almirante Lutjens, lo presentan como un nazi despiadado y fanático, cuando en realidad no era así. De hecho, la marina alemana fue la menos nazi de todo el ejército. La mayoría se negaban a hacer el saludo nazi y se regian por las órdenes estrictas del mando, sin injerencias políticas.
EliminarRecuerdo "¡Hundid el Bismark!" de aquellas "Primera sesión" de los sábados por la tarde, he de repescarla, creo que aparecía de secundario Bernard Lee, el "M" de James Bond. Acabo de ver una película sobre la inteligencia naval inglesa que me ha gustado mucho "El hombre que nunca existió" sobre la operación Mincemeat, muy buena.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
La vi hace tiempo, creo que hay una novela también acerca de esa operación de distracción de los aliados para confundir a los alemanes y soprenderles en el desembarco de Sicilia.
EliminarSaludos.
Otra más que me anoto.
ResponderEliminarExcelente reseña con aclaraciones históricas.
Abrazo Ethan!
A parte de las enseñanzas tácticas y estratégicas que nos deja este episodio de la guerra, hay que señalar que de las misiones encomendadas a los corsarios del Tercer Reich, quizás la principal aunque fuese indirecta, era la de atraer con sus acciones sobre el tráfico mercante al máximo de unidades aliadas y, de esta forma, alejarlas de otros frentes de la guerra más importantes. La operación contra el “Bismarck” fue un ejemplo del éxito de aquella estrategia cuando prácticamente toda la flota británica del Atlántico y del Mediterráneo se unió a la búsqueda del acorazado y dejó peligrosamente abandonados el resto de teatros de operaciones y los convoyes que en aquel momento se dirigían a Inglaterra. Un éxito germano si no fuera porque dicha misión termino con el hundimiento del buque de guerra alemán.
EliminarAbrazos.