Il più bel giorno della mia vita (2002)
Si hablamos de Luigi Comencini, estamos nombrando a uno de los directores más destacados del cine italiano. Pan,amor y fantasía, Todos a casa, A caballo del tigre, y un largo etcétera son películas inolvidables del que fuera un maestro de la tragicomedia. Fallecido en 2007, el legado del realizador se ha materializado en las obras de sus hijas, Cristina, Francesca y, en menor medida, Paola y Eleonora. Las dos primeras coguionistas con su padre en varias películas y, más tarde, también realizadoras. De las cuatro hermanas, quizás Cristina sea la más conocida, en parte gracias a las dos películas que traemos hoy a nuestra sesión doble.
Filmados en el arranque del nuevo siglo, ambos largometrajes tienen el tema de las familias desestructuradas como nexo común. El primero de ellos, Il più bel giorno della mia vita, podría recordar a Una hora en su vida (Prima comunione de Alessandro Blasetti, 1950), una clásica “comedia a la italiana”, como las que dirigía el padre de Cristina, pero solo tiene en común con ella el título y que la trama se desarrolla en la jornada donde la hija de una de las protagonistas recibe la primera comunión.
Porque el filme de la realizadora romana es un drama en toda regla. La cinta toma como excusa la celebración familiar con el objetivo de conducir la historia de tres hermanos (dos mujeres y un hombre), que se reúnen con tal motivo festivo, pero que son incapaces de retomar una relación al existir todavía muchos temas pendientes de resolver entre ellos.
Así,
la homosexualidad del hermano pequeño (Luigi Lo Cascio), un prometedor abogado,
sigue siendo un problema insalvable; el sufrimiento de la mayor, que teme que
su hijo pueda salir a su tío, no ayuda mucho; tampoco la crisis matrimonial que
sufre la tercera en discordia. Con ayuda de flashbacks, que son casi
insertos en la acción, la realizadora da pistas para que el espectador
comprenda el drama en su totalidad y, a la vez, logra que la historia avance de
forma adecuada.
La cineasta no se olvida de ninguno de los niveles (los hijos, los padres, la abuela) a la hora de describir las consecuencias que la intolerancia puede causar en las tres generaciones que se presentan; una narrativa que tampoco disimula el deseo último de la propia realizadora: la unión familiar.
La
bestia nel cuore (2005)
Justo después de Il più bel giorno della mia vita Cristina Comencini rueda La bestia nel cuore, muy en la línea de la anterior, incluso con la misma técnica de flashbacks insertados en la acción. Ahora el problema enquistado en una familia de clase media viene por culpa de un caso de abusos sexuales.
La cinta arranca en el momento en el que Sabina (Giovanna Mezzogiorno) acaba de quedarse embarazada y comienza a tener una pesadilla recurrente. Ella se teme lo peor cuando el sueño describe cómo su padre visitaba su habitación siendo una niña. Desesperada por conocer la verdad acude a ver a su hermano (de nuevo Luigi Lo Cascio), que vive en Estados Unidos y del que no sabe nada desde hace tiempo.
Cristina Comencini regresa al tema de las familias desunidas y de los secretos ocultos del pasado. Secretos que llaman a la puerta del presente y pueden tener consecuencias en las relaciones entre los protagonistas. La sexualidad del personaje principal vuelve a tener importancia en la trama, en particular la relación lésbica con una amiga ciega ⸺¿igual de ciega estaba ella ante el problema que su mente ignoraba solo como protección?⸺, y la actual con el padre del hijo que espera.
La directora aprovecha el entorno de trabajo en el que se mueven los personajes (actores de doblaje, de televisión, de cine) para mirar de soslayo su profesión y dejar algo de crítica hacia la “caja tonta”. Pero la secuencia más destacada es aquella en la que la protagonista rompe aguas, una catarsis que provoca que por fin recuerde todo lo sucedido como si fuera una avalancha de agua sobre todos y cada uno de los implicados. De nuevo un niño, en este caso un recién nacido, puede unir lo que se encuentra sujeto con alfileres.
En definitiva, muchos lugares comunes entre ambos filmes de una directora que prioriza el realismo de los dramas familiares para, dentro de ellos, poner el énfasis en los retratos femeninos.