La macchina ammazzacattivi (1952)
El
creador del neorrealismo fue también el primero que se colocó en la disidencia.
Hablamos de Rosselli, claro, aunque la afirmación anterior no debe tomarse al
pie de la letra porque el cambio no fue tan radical. En efecto, Roberto
Rossellini, creador de la célebre e influyente trilogía neorrealista (Roma
ciudad abierta, Paisá, Alemania año cero), afrontó
la década de los cincuenta con una serie de películas protagonizadas por su
nueva musa, Ingrid Bergman, no como una ruptura total con el movimiento que
creó, sino más bien como una evolución hacia lo que se ha llamado cine moderno.
No
obstante, entre Europa ‘51 (1952) y su obra maestra Te
querré siempre (Viaggio in Italia, 1954), el director
italiano realizó dos rarezas que aún navegaban a caballo del neorrealismo,
aunque ninguna de las dos pueda considerarse un ejemplo puro de dicha corriente.
Son dos tragicomedias que el realizador se planteó como un divertimento, y que
vistas hoy en día se nos antojan un par de joyas necesitadas de urgente
reivindicación.
La
primera, La macchina ammazzacattivi, la
más neorrealista de las dos, en realidad fue rodada en 1948 y permaneció congelada
cuatro años hasta su estreno. Se trata de una variedad fantástica del
movimiento, igual que su coetánea Milagro en Milán (Vittorio de
Sica, 1951). La trama es tan increíble como la cinta de De Sica: un fotógrafo
cree que se le ha aparecido el santo patrón del pueblo, cuando en realidad ha
sido el mismísimo demonio. El ángel caído le otorga un curioso, pero letal
poder: acabar con la vida de los que fotografía. El hombre usa lo que cree que
es un milagro para eliminar a los malvados, pero pronto se da cuenta de que
algo falla: cuando mata a uno, surgen dos peores.
El
filme es una crítica social en toda regla contra lo mucho que hay de malo en el
ser humano. Rossellini no deja títere con cabeza y arremete contra todo lo que
ve. Aunque nadie en la cinta es bueno, los políticos se llevan la peor parte al
ser los blancos preferidos del realizador.
Para
que la acidez del mensaje no deje un mal recuerdo, el inteligente cineasta utiliza
con habilidad el humor negro, la comedia y los trucos cinematográficos a lo Méliès.
Esto último como si fuera una suerte de ejercicio nostálgico para homenajear a
las películas mudas clásicas, precisamente cuando él se encontraba al frente
del cine más moderno.
Dónde
está la libertad (Dov’è la libertà…, 1954)
El siguiente largometraje
de Rossellini, justo antes de Te
querré siempre, es otra comedia sarcástica en contra de lo peor del
ser humano, quizás más corrosiva que la anterior en cuanto narra las
desventuras de un presidiario, que prefiere volver a ingresar en la cárcel
antes de pasar un día más “libre”. Cortada por los productores, con escenas rodadas por Fellini y Monicelli, la cinta fue un fracaso en su día; no obstante, y contra todo pronóstico, la película ha mejorado sensiblemente con el tiempo.
Al ser un actor
archiconocido (Totò) el protagonista de la cinta, Rossellini se aleja
premeditadamente de los preceptos del neorrealismo. Y lo hace con buen criterio
porque de todas formas la trama no puede ser más surrealista. Solo hay que ver
cómo arranca el filme: con el juicio más absurdo de la historia cuando el
acusado no desea otra cosa que volver a ser encerrado; mientras, el abogado, el
fiscal y el juez no saben a qué atenerse.
A partir de esta escena,
un largo flashback explica cómo se ha llegado a esa situación, cómo Totò
ha buscado por todos los medios vivir una vida normal sin conseguirlo. Desde que
sale de la cárcel, Totò busca en vano una mujer con la que casarse y comenzar
una nueva vida, pero se encuentra con toda clase de gente que solo quiere aprovecharse
de él: así, unas parejas de baile de un maratón quieren estafarle; un antiguo
compañero de celda lo usa para introducir dinero falso; y, ––lo peor para el
final–– su familia política pretende que vuelva a cometer asesinato para librarse
de un judío, ¡que acaba de regresar de Auschwitz!, para reclamar lo que es suyo.
Descontento con la
sociedad ––como el propio Rossellini–– Totò pergeña un plan para volver a
ingresar en su celda. En el juicio, las cosas suceden al revés: Totò apoya al fiscal y pone en entredicho al abogado; todo con tal de volver
a prisión, a su particular paraíso en la tierra.
Dónde está la
libertad es, por tanto, una paradoja del absurdo, otra tragicomedia con
el trasfondo crítico hacia una sociedad de la que es difícil enorgullecerse. Igual
que en La macchina ammazzacattivi,
Rossellini propone una sátira exagerada, nada real, con el propósito de denunciar
la pérdida de valores de toda una generación. Para el director, el ser humano
medio que transita en la posguerra es un hombre que vive a costa de los demás,
un ser que navega a la deriva sin saber qué hacer, un egoísta que es capaz de
todo para salir adelante, como si aún se hallase en el interior del
conflicto armado donde todo valía con tal de sobrevivir.
Hola Ethan!
ResponderEliminarLeo con mucha atención e interes tus dos reseñas, no las he visto pero ya estan anotadas. La verdad que esa situación que describes del preso que desea volver a prisión es realmente extraña, aunque te dire que existe algun caso (contados con los dedos de una mano eso si..), hace unos meses leia en prensa una noticia sobre un recluso que llevaba creo que mas de 20 años y habia solicitado volver a prisión pues no acababa de encontrar su sitio fuera. Estas tramas me recuerdan a las historias de Alberto Moravia y sus "Raconti romani".
Por cierto, a Toto si le pones un bigotillo en el poster se me parece mucho a Jose Luis López Vazquez.
Saludos y feliz semana!
Esos Racconti romani fueron llevados al cine ("Cuentos de Roma") como una más de aquellas comedias itlianas por episodios que tanto les gustaba al público. Por cierto, también participó Totò en la cinta.
EliminarSaludos.
Es cierto que en algún sitio he leído que la escena del juicio la dirigió Monicelli y el final Fellini.
ResponderEliminarSí, eso es. No sé qué problema hubo con Rossellini, pero dejó la película sin terminar. Por lo visto, los productores (Carlo Ponti y Dino de Laurentiis) le dieron a la tijera de lo lindo, no sé si esa fue la razón.
EliminarBuen cine, el que nos enseñas a apreciar.
ResponderEliminarGRACIAS.
Gracias a ti por pasarte por mi portal y dar tu impresión. ¡Un abrazo!
EliminarRossellini, otra de las cuentas pendientes que tengo apra con el cine, y con vos Ethan.
ResponderEliminarAcabás de revivir esa llama del cine italiano en mi corazón
Abrazo!
Un director sobresaliente, ecléctico en la temática de su cine, pero también en el estilo. Cineasta neorrealista por excelencia, visionario del cine moderno, realizador pedagogo en su etapa histórica, etc. En realidad hay varios Rossellinis.
EliminarVi la primera película hace años en TV-3 con el contundente título "La màquina matamalparits". Era un estupendo ciclo de clásicos italianos presentado por Àlex Gorina cuando se podía ver por TV cine en blanco y negro y V.O. qué tiempos...
ResponderEliminarLa de Totó no la he visto pero me ha hecho recordar los personajes de "Rufufú" que se ven fuera de lugar cuando están fuera de la prisión. Hace poco vi una buena muestra de comedia carcelaria italiana: "A caballo de un tigre" con Nino Manfredi y Mario Adorf.
Saludos!
Borgo.
Muy buenas las dos que nombras, clásicos del cine italiano. Con respecto a la televisión, las plataformas tipo Netflix creo que ya le han dado la puntilla a ese cine clásico que tanto añoramos.
EliminarSaludos!.