jueves, 14 de noviembre de 2019

LITTLE JOE (Jessica Hausner, 2019)

En la mitad del recorrido del festival de cine europeo de Sevilla, hemos asistido a un nuevo proyecto de la peculiar directora austriaca Jessica Hausner. La realizadora prueba suerte de nuevo en la Sección Oficial después de haber ganado el Giraldillo de Oro en 2009 con Lourdes.


Con Little Joe, la realizadora abunda en la línea aséptica en la forma y en el interés por lo fantástico y lo místico en la temática. Ambos elementos ya vistos en Lourdes, aunque su nuevo filme sea algo diferente: Alice (Emily Beechan, a la sazón flamante ganadora del premio a mejor actriz en Cannes) es una científica que gracias a la biotecnología y a la Ingeniería Genética acaba de crear una planta revolucionaria a la que le ha puesto el nombre de su hijo: Joe. En teoría, el aroma de la flor de dicho vegetal genera felicidad a todo aquel que lo aspira. Sin embargo, algo parece haber fallado cuando el cambio que se experimenta al oler la fragancia es tan radical que nadie parece ser la misma persona.

A partir de aquí la trama evoluciona hacia un remedo de La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasion of the Body Snatchers, Don Siegel, 1956), pero con humor desdramatizado, si es que se puede decir así, tal es el estilo frío, congelado, de Jessica Hausner. El espectador ––y un servidor–– se pregunta cuál es el mensaje que nos quiere transmitir la directora, cuál es la metáfora, si es que la hay. En la cinta de Siegel estaba claro que los alienígenas eran trasuntos de los soviéticos en plena Guerra Fría; en la de Hausner mucho nos tememos que la comedura de coco tiene que ver con las nuevas tecnologías.


Little Joe es, por tanto, una película que podría pertenecer a la ciencia-ficción, pero también a la nueva línea de cintas europeas que navegan entre el surrealismo y la comedia. Obras como las del griego Yorgos Lanthimos, por ejemplo. De hecho, Ben Whisham, el actor que le da la réplica a Emily Beechan en Little Joe, formó parte del elenco de Langosta (Lobster, 2015), uno de los largometrajes más locos y mejores de Lanthimos, cineasta también asiduo al certamen sevillano.

Lanthimos, Hausner (¿incluimos a Ruben Ostlund?), generación de directores que quieren explicar los males de la sociedad actual, el contexto tecnológico y el político con guiones originales que rozan el absurdo. Son historias narradas desde una austeridad muy estudiada y desde el minimalismo más radical en la puesta en escena para darle todo el protagonismo a la imagen. Y, sobre todo, con bastante humor, pero con el suficiente dramatismo para que la crítica no caiga en saco roto y nos haga, sonreír sí, pero también pensar.





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