La última
película del especial sobre Kirk Douglas pertenece a su época digamos ya
decadente o menos gloriosa, donde el actor aún demostraba fuerza interpretativa en una cinta de ciencia ficción que, como veremos, en realidad se trataba de un filme bélico.
Kirk Douglas ya había producido
con anterioridad con su compañía Bryna
historias de ciencia ficción con la guerra fría como telón de fondo —Siete
días en mayo (Seven Days in May, John Frankenheimer, 1964)— así
que un proyecto como El final de la cuenta atrás no le era en
absoluto extraño. Tampoco se encontraba a disgusto con la fantasía un director
como Don Taylor, antiguo actor secundario que se había pasado a la realización,
y que casi se había especializado en el tema cuando en los años setenta dirigió
una de las secuelas de El planeta de los simios (1971), una
versión de La isla del doctor Moreau (1977) y un filme de terror
como La maldición de Demian (1978).
El argumento de El final
de la cuenta atrás, escrito por Thomas Hunter, Peter Powell y David
Ambrose resultó muy atractivo, ideal para ser rodado en 1980 ya que enlazaba la
Guerra Fría con la Segunda Guerra Mundial gracias a un ingenioso salto en el
tiempo: El analista de sistemas Warren
Lasky (Martin Sheen) embarca en el USS “Nimitz” para sugerir cambios en su
sistema de combate. En mitad de las operaciones, el “Nimitz” se ve envuelto en
una extraña tormenta que surge de la nada. El comandante Yelland (Kirk Douglas)
no entiende lo que ocurre cuando diversos sucesos indican que han viajado al
pasado, concretamente al 6 de diciembre de 1941, el día anterior al ataque de
Pearl Harbor. Mientras la fuerza nipona se acerca a Pearl Harbor, Yelland duda
si intervenir o no en el devenir de la historia.
Del guión de la película, todo
ficticio por supuesto, sólo el barco es real y además es el verdadero
protagonista del filme. Lo es porque la cinta no deja de ser un escaparate
mundial para admirar —y temer, según de dónde sea el público— al USS “Nimitz” y
a toda su potencia armamentística. El “Nimitz” es el primer buque
de la clase que lleva su nombre (segundo portaaviones nuclear construido en USA
después del “Enterprise”), entregado a la Navy en 1975 y todavía en activo. El
enorme barco de mas de trescientos metros de eslora, casi 100.000 toneladas a
plena carga y con más de noventa aviones a bordo, puede dar, gracias a sus dos
reactores nucleares, una potencia de 260.000 caballos de vapor, o lo que es lo
mismo, más de 30 nudos de velocidad y autonomía ilimitada de combustible.
En la película da la impresión
de que no fue el portaaviones el que se sometió al guión, sino todo lo
contrario, que el libreto se escribió de tal forma que pudiera justificar el
espectacular despliegue de imágenes documentales de aterrizajes, despegues, situaciones
de emergencia, zafarrancho de combate, etc. Aunque los tomcats en misión
CAP (Combat Air Patrol) tienen más presencia, sobre todo en la secuencia del
desigual combate aéreo contra los zeros, la operación de SAR (Search and
Rescue) de los helicópteros, la de reconocimiento fotográfico de los crusader
en la bahía de Pearl Harbor, o la de vigilancia de la flota japonesa a
cargo del AWACS (avión sofisticado de alerta temprana y control), encajan muy bien en el guión y logran completar el muestrario
de operaciones aeronavales. No en vano el largometraje se usó durante mucho
tiempo como parte del proceso de reclutamiento de la Navy.
En plena Guerra Fría, para los norteamericanos el
alarde exhibido en la película estaba justificado. Hasta hay un guiño a la
crisis cuando un pesquero ruso en labores de inteligencia se dedica a “faenar”
en las inmediaciones de la flota. La película se llegó a prohibir en algunos
países de la esfera soviética, como Hungría, y en otros se suprimieron las
escenas en las que aparece el buque espía. Parece ser que las naciones del Este
se dieron por aludidos e interpretaron la superioridad yanqui de la película
como una especie de metáfora en la que ellos eran los obsoletos japoneses.
Ver ficha de El final de la cuenta atrás.
Ver ficha de El final de la cuenta atrás.
El post es un extracto corregido para la ocasión del capítulo dedicado a El final de la cuenta atrás
en mi libro: CINE Y NAVEGACIÓN. Los 7 mares en 70 películas