lunes, 15 de diciembre de 2008

LA DELGADA LÍNEA ROJA (The Thin Red Line de Terrence Malick, 1998)





I
Mire la jungla: esas lianas que se enredan entre los árboles y lo engullen absolutamente todo. La Naturaleza es cruel.”

Si la tratas bien ella jugará contigo. Podrás rozar tu cuerpo con las plantas de sus arrozales, esconderte como un niño entre los maizales, o nadar a favor de la corriente en las aguas cristalinas de sus ríos. Serás feliz entre la gente feliz. Los mejores días de tu vida transcurrirán entre risas, caricias, juegos y paz. Sobre todo paz.

Ese otro mundo al que te refieres, el que por fin has encontrado, sabes que algún día desaparecerá. Lo hará cuando el buque de guerra rasgue el mar turquesa con su estela de muerte. Volverás al campo de batalla y, aunque la veas de color verde intenso, ya no será tu lugar de juego. Y no la tendrás a tu lado. La Naturaleza es cruel.



Pero lo único que hace es defenderse de vosotros. Esa colina ya no forma parte de un paisaje paradisíaco; es tu peor pesadilla. Los animales que habitan en la jungla más espesa te observan, sonriendo; las hojas de las palmeras, desde su inmune perspectiva, te miran desafiantes y dirigen a las aves carroñeras que ya vuelan en círculo, señalándote.


II

En este Mundo, un hombre, por sí mismo, no es nada; y no hay otro mundo aparte de éste
Esta roca. Puedes pensar lo que quieras, puedes vivir imaginándote tu mundo feliz de ahí fuera, pero la única realidad es esta maldita isla.

Es cierto que da la impresión de que luchamos juntos, pero la verdad es que estamos solos. Cada uno se las tiene que ver contra todo el enemigo. Cada soldado es una isla. Los hay que viven de y para esto: ansían ese ascenso que nunca llega y ni se inmutan cuando sus botas chapotean en nuestra sangre. Desprecian a los que se preocupan por los demás; les tachan de cobardes y débiles. Los expulsan, los apartan de su lado. Sólo buscan a los que cumplen sus órdenes como autómatas. Carne de cañón.

Y luego todos los demás: el duro, el sorprendido, el práctico, el escéptico y tú. ¿Por qué te empeñas en buscarte problemas? ¿No ves que todo es mentira, salvo esta maldita isla?


III

Terrence Mallick adapta la novela homónima de James Jones para realizar posiblemente la película bélica más intimista de la historia. La acción transcurre en la Segunda Guerra Mundial, en Guadalcanal. Un batallón, al mando de un coronel que sólo busca medrar, desembarca en la isla y su primera misión es tomar una colina, un lugar estratégico que les costará muchas vidas y sufrimiento.

El punto de vista elegido por Mallick es interior: aunque sea una película coral, predomina el individuo. Al director le interesa más la radiografía que la imagen de cada soldado; y así nos lo hace ver. Detecta el alma de cada personaje gracias a algunos recuerdos en flash-back; a la música de Hans Zimmer, que silencia los gritos; o a voces en off que resuenan en las excelentes imágenes fotografiadas por John Toll.



Para enmarcar la película, Mallick elige dos caracteres enfrentados: el sargento primero Welsh (Sean Penn) y el soldado Witt (Jim Caviezel) -dos conversaciones entre ellos, una en el arranque y otra al final, presiden la cinta-. El primero, es un veterano escéptico que intenta llevar a su terreno al segundo, un idealista que aún cree en la bondad de las personas. La elección de los actores es perfecta. Ahora sabemos lo bien que se le dan los papeles de místico a Jim Caviezel; pero Sean Penn no le va a la zaga en una actuación muy cercana a la de Corazones de Hierro (Casualties of War de Brian de Palma, 1989).

La Delgada Línea Roja anticipa en algún sentido el carácter religioso de Salvar al soldado Ryan (Saving Private Ryan, de Steven Spielberg, se estrenaría al año siguiente), auque su resolución es más pesimista. Las dos cintas inciden en la moral cristiana de dar la vida por los demás. Pero, mientras la de Spielberg concluye con ese mensaje, la de Mallick da una vuelta de tuerca final para quedarse con lo inútil del gesto y lo absurdo de la guerra.

Ver Ficha de La Delgada Línea Roja



9 comentarios:

  1. Definitivamente, es una película que no entiendo. No consigo ver poética alguna en la podredumbre de la guerra, sólo eso. Tíos haciendo el ridículo, engañados o simplemente jactanciosos como gallos. Es necesario leer a Cèline para darse cuenta de esto. Me cansa mucho el punto de vista norteamericano sobre el ejercicio de matar a otras personas. En cada guerra, desde hace mucho mucho tiempo, nadie ha salido espontáneamente a la calle a mostrar su desacuerdo, aquí sí. Mientras chorree el petroleo qué más da...

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  2. Yo sí la entiendo. Se trata de una denuncia contra la guerra (sólo hay que ver el final), como muchas películas bélicas, sobre todo contemporáneas. Y además de las mejores.
    Desde luego la mejor forma de denunciar la guerra es saliendo a la calle demostrando que nos importan las victimas. Curiosamente, los americanos lo hicieron antes que nosotros. Y les salió bien: pararon su propia maquinaria de guerra en Vietnam.
    Claro que esto lo deberíamos hacer con El Congo, Somalia, Afganistán, ...

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  3. He de reconocer que vi esta película por George Clooney, y la decepción por su fugaz aparición fue compensada con creces por la historia. Yo también coincido en la opinión de que es una visión antibelicista más que de exaltación de la guerra, y me gustó especialmente que muestre a los soldados más allá del uniforme, como personas, con sus inquietudes y sentimientos, como cualquiera de nosotros.
    A mi entender una película muy recomendable.
    Magnífico el post, me han entrado ganas de volver a ver la película.

    Sobre el panorama actual y las guerras, cuando no sea el petróleo, será cualquier otra cosa, si algo aprendí de las clases de historia es que los humanos en según que cosas, y ésta es una de ellas, ni escarmentamos ni aprendemos de los que estuvieron antes, y ahora el que corta el bacalao es EEUU como antes fueron otros, y los próximos, sean quienes sean, seguramente harán lo mismo si no peta esto antes.

    Un beso

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  4. Ah pero ¿George Clooney salía en esta película? Pues nada, yo pensaba seguir agazapado en mi delgada línea roja pero el comentario anterior de DVD me ha proporcionado el suficiente valor para lanzarme a tumba abierta. A mí, digan lo que digan, esta peli me parece insufrible. Para empezar porque creo que los términos guerra y poesía no casan demasiado bien. Para contar una guerra tienes que usar prosa y prosa seca y descarnada como la que usaron Clint en Cartas desde Iwo Jima o tío Steven en el soldado Ryan. Al Malick éste lo mandaba yo un par de días al frente y ya verías como se dejaba enseguida de poesías. Ale y dicho esto me vuelvo otra vez a la trinchera de los incomprendidos.

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  5. Esa "poesía" creo que está insertada con toda la intención; los contrastes que propone Mallick entre esas imágenes y otras tan crudas y descarnadas como las de cualquiera de las pelis que nombras cumple la misión de mostrar aún más horrible la guerra...
    Es mi opinión y... ¡viva el debate!

    P.D. No te escondas tanto, ten valor. A ti te mandaba yo un par de días al frente con tu amigo Mallick.

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  6. Interesantísima película que en efecto nos quiere transmitir el desacuerdo contra la guerra.
    Interesante reseña, enhorabuena por el blog, está muy chulo.
    Si te apetece,visitame
    Saludos

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  7. Gracias Guillermo, ¡bienvenido!
    He intentado entrar en tu blog, pero algo me lo impide, debe ser mi conexión que es una birria o alguna protección del Vista o algún virus que me ha "pasado" dexter en su último comentario.
    Lo intentaré más adelante. Un saludo!

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  8. Cachis, y yo que creía que no me iba a pillar.
    Sabes que nunca te haría eso, tío Ethan. A la vista está en este post que soy mucho menos beligerante que tú.

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  9. Va a parecer que pecamos de pedanteria por decir (o confesar) que esta película, o mejor dicho, que el tratamiento que esta película hace de la guerra (puro objeto y además pretexto para la historia) se acomoda a nuestros gustos.
    No considero que para hablar de la guerra se haya que utilizar uno u otro lenguaje; ni para hablar de la guerra, ni para hablar de ningún otro acto execrable. Hay mil ejemplos que avalarían lo que digo. Pienso por ejemplo en "El verdugo". Sin palabras.
    La poesía es el cauce utilizado en este caso, por evidente contraposición con el objeto, para enviar el mensaje pacifista. Y yo, como está bien utilizado (el cauce) y la historia está bien contada, lo acepto y me lo creo.
    La factura de esta película es asombrosa. Su empeño, casi empecinamiento, en contar lo que se nos cuenta con un ritmo y también con una velocidad, tan apartados de lo que entendemos que ha de ser el lenguaje bélico, es fascinante.
    Lo dicho, a mí al menos, me ha encantado las dos o tres veces que la he visto.
    Excepcional banda sonora, por cierto.

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