lunes, 25 de febrero de 2019

PUENTES Y SOMBRAS disponible en ebook

Mi primera novela ya está disponible en la tienda Kindle de AMAZON. El ebook ya se puede descargar aquí. El libro será gratis para aquellos lectores suscritos al programa KINDLE UNLIMITED. Para el resto será posible descargarlo casi gratis desde la tienda kindle de amazon, o desde la app de kindle en cualquier móvil o tablet.

Solo espero que os guste tanto como EL SUAVE ROCE DE TU PELO, mi otro ebook, número 1 en AMAZON en su categoría. Muchas gracias a los lectores que se lo han descargado y han dejado tan buenos comentarios en amazon.

























Descripción de PUENTES Y SOMBRAS:  

Una exótica reportera en su primer día de trabajo: "Muy fácil, solo tengo que cubrir una manifestación".

Una subinspectora de policía en la guardia de fin de semana: "Sencillo, solo tengo que mandar un destacamento a la concentración".

Un yonqui, el mismo día: "Tirado, solo tengo que pedirle a Charlie mi dosis diaria"

Resultado al cabo de unas horas: Dos cadáveres y la impresión de que la ciudad se haya vuelto del revés.

El crimen, la venganza, la obsesión por el éxito y la supervivencia en un mundo hostil son los protagonistas de este thriller negro, muy negro, donde nada ni nadie es lo que parece.

Del autor del bestseller EL SUAVE ROCE DE TU PELO, número 1 en AMAZON en su categoría.

"Puentes y Sombras es una novela escrita por Fernando de Cea, con oficio, con cariño y con un tiempo narrativo muy medido. Diapasonado" (Interrobang).

"Un descubrimiento, un nombre que apunto, el de Fernando de Cea, un libro que me duró dos tardes". (Entre montones de libros).

"Un thriller con tintes negros en el que no tiene desperdicio ninguno de sus capítulos" (Un lector indiscreto).

"Las casi cuatrocientas páginas se pasan volando. Auguramos éxito seguro, y un posible traslado a la gran pantalla lo que fácilmente podría convertirse en película". (Opinión de Libros).

"Los personajes se nos aparecen como de carne y hueso, están muy conseguidos, muy bien caracterizados, por lo que consiguen pronto la complicidad y empatía con el lector; resultan atractivos y por eso el interés de la trama no decae en ningún momento". (Joseph B. Macgregor).

“Fernando de Cea construye una ágil intriga policial y periodística sustentada en excelentes personajes”. (Revista Mercurio).

“En las páginas de 'Puentes y sombras' se adivina lo mucho que se ha divertido el autor escribiendo el libro y el empeño que ha puesto en transmitir ese sentimiento. De ahí que la tensión nunca decaiga y que el ritmo de la novela, a veces frenético, consiga enganchar al lector desde el primer párrafo”. (Periodista Digital).


EL AUTOR:

Fernando de Cea Velasco es marino, economista y crítico de cine. Vive en Sevilla y escribe novela y ensayo. Ha ganado varios premios de literatura, entre ellos el XXI premio Nostromo de novela con "Visibilidad Cero" (Editorial Juventud, 2018). Su ensayo "Cine y Navegación" (Berenice, 2018) se ha mantenido entre los más vendidos de su categoría. "El suave roce de tu pelo", finalista en el primer premio "Alféizar" de novela, es bestseller de Amazon en 2019. Otras obras suyas publicadas son: "Cenizas para un blues", "La habitación 104" y "El autoremake en el cine".

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miércoles, 20 de febrero de 2019

NO ERAN IMPRESCINDIBLES (They Were Expendable de John Ford, 1945)

En la bahía de Manila tiene su base la 3ª escuadrilla de lanchas torpederas al mando del teniente de navío Brickley (Robert Montgomery), con su compañero “Rusty” Ryan (John Wayne) como segundo. Tras el ataque a Pearl Harbor y después de una serie de acciones navales que demuestran la importancia de las pequeñas patrulleras, el mando les encomienda una nueva misión: el traslado de la escuadrilla a Mindanao; eso incluye llevar a un pasajero especial: al general MacArthur. 


No eran imprescindibles se rodó en Miami lejos del frente de batalla, pero la historia que contaba John Ford se basaba en hechos reales. El filme es más un canto al sacrificio humano que una película de propaganda. Las lanchas son menospreciadas en todo momento por el mando. En una secuencia se llega a decir que si se pierde una, no importa, son prescindibles. Para Ford, mucho más interesante que contar grandes batallas es hablar de pequeñas hazañas, de historias menores protagonizadas por héroes que se glorifican en la derrota y no dan importancia al mérito en la victoria.

El contraste entre lo cotidiano y el gran corazón del héroe fordiano se resume a la perfección con la propia estructura de la cinta: la trama describe la vida de una pequeña escuadrilla de torpederas que vive la enorme derrota en Filipinas con pocos triunfos y grandes sacrificios. Curiosamente, una de esas mínimas embarcaciones tendrá el honor de llevar a uno de los más grandes hombres en la historia de Estados Unidos. El traslado de MacArthur de Corregidor a Mindanao es el centro de la trama, la excusa para contar la historia. MacArthur dijo “volveré” y se marchó en una lancha, ¿pero quiénes eran los hombres que gobernaban esa torpedera? ¿Qué fue de ellos en la guerra? Esa parece ser la pregunta que se hace Ford a la hora de darle forma al largometraje. El realizador se aleja con la cámara en dicha secuencia para que la historia se cuente por sí misma, sin su intervención, para infundir el respeto que se merece. Sabemos que no era muy aficionado a primeros planos ni a angulaciones extremas y que sólo las utilizaba para resaltar la emoción de la secuencia, pero en este caso el plano general es igualmente intencionado.

Otra secuencia destacada es la del barracón donde se encuentran presentes casi todos los temas que le importan al director. La presencia de la enfermera Sandy entre los oficiales de la escuadrilla no se debe interpretar sólo como un soplo de aire fresco entre el horror de la guerra —que lo es, entre gente que no ha visto una mujer en meses—, sino en el símbolo del matriarcado presente en todas las comunidades retratadas por Ford. Sandy, interpretada por Donna Reed, preside la mesa y es el centro de atención de todas las miradas. Después, cuando termina la cena, todos se esfuerzan en que Rusty y Sandy pasen una velada inolvidable: unas velas, las canciones de los suboficiales, la noche estrellada… Para los marinos de la escuadrilla que esa pareja llegue a buen puerto es un éxito de toda la comunidad. La formación de un nuevo clan es lo que más importa. 


La familia sigue siendo el centro de todo. En la película se hace referencia a ella de forma más sutil que en anteriores producciones debido a que la historia discurre en una pequeña base de lanchas torpederas donde no hay civiles. A Ford le da igual: Brickley es el padre y Rusty el hermano mayor. Entre el resto de marineros los hay que todavía beben leche y Brickley los trata como los hijos pequeños a los que hay que cuidar. El conflicto entre Brickley y Rusty casi hay que entenderlo como generacional. Brickley defiende su postura de “confía en el trabajo en equipo y no seas egoísta”, y su carácter es más tranquilo, como el de un padre con bastante experiencia. Rusty, por el contrario, es impulsivo, quiere subir en el escalafón y no perderse ninguna batalla. Es el hijo pródigo que al final se da cuenta de su error cuando reconoce que hay que sacrificarse con todos y por todos; aunque ese sacrificio resulte paradójico cuando les ordenan que se salven, que regresen a Estados Unidos para “prepararse para volver”.

John Ford, que se encontraba en activo en el momento del rodaje, se rodeó de militares como él para hacer la película. Robert Montgomery fue uno de ellos. Era capitán de fragata al acabar el filme y no sólo fue el protagonista de la cinta sino que también actuó como asesor naval ya que había mandado lanchas torpederas en la guerra. Además de rodar algunas escenas de acción —fantásticas las dos secuencias de combate nocturno—, se hizo cargo de la dirección del largometraje cuando Ford quedó impedido temporalmente debido a un accidente.

El pluriempleo de Montgomery incluía el hacer de mediador en las discusiones que surgían por doquier entre Ford y John Wayne. El actor sufría el acoso del cineasta que lo tachaba de cobarde por no haberse alistado en el ejército. Según Wayne, la edad y el estar casado fue la causa de su exclusión a pesar de haber solicitado varias veces ir destinado a la unidad de Ford. El caso es que Wayne se sintió apartado durante todo el rodaje de un equipo repleto de marinos de guerra. Tuvo que aguantar no solo ser el segundo en la película, el que siempre se quedaba fuera de la acción por diversos mo-tivos (como en la vida real) sino que también apareció por detrás de Montgomery en los créditos. Estaba claro que Ford la tenía tomada con su mejor actor. Enseguida se les pasaría el enfado a tenor de las maravillosas películas que hicieron juntos más adelante. 



Ver ficha de No eran imprescindibles.

El post es un extracto corregido para la ocasión del capítulo dedicado a No eran imprescindibles en mi libro: CINE Y NAVEGACIÓN. Los 7 mares en 70 películas




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