La Warner, como otras compañías, quiso colaborar con el esfuerzo de guerra desde el momento en que Estados Unidos entró en el conflicto. Para aportar su granito de arena se planteó realizar un documental de dos rollos de duración destinado al reclutamiento de personal para la Marina Mercante. A medida que la guerra iba avanzando, el proyecto también creció. Con el concurso de varios guionistas (entre ellos escritores tan prestigiosos como W.R. Burnett) y basándose en una historia de Guy Gilpatric, que finalmente recibió una nominación al Óscar, la cinta terminó por convertirse en una película importante, sobre todo cuando se anunció la participación de Humphrey Bogart encabezando el reparto (acababa de interpretar Casablanca):
Joe Rossi (Humphrey Bogart) es el segundo del petrolero “Northern Star” cuyo capitán (Raymond Massey) es un viejo lobo de mar hecho a sí mismo. Cuando el “Northern Star” se dirige a ocupar su puesto en un convoy, es torpedeado por un submarino y se va a pique. El sumergible no se conforma con haber hundido al petrolero, también embiste al bote salvavidas. Rossi, el capitán y el resto de compañeros consiguen subirse a una balsa y resistir once días hasta que son rescatados. Una vez en tierra todos vuelven a enrolarse en otro barco, el “Seawitch”, un mercante ligeramente armado...
Acción en el Atlántico Norte se divide en tres partes. En primer lugar, un prólogo trepidante, un infierno en el mar con el “Northern Star” ardiendo que se corresponde más con el final de cualquier película bélica que con el arranque. Es un comienzo que persigue el propósito de avisar del peligro al que se enfrentaban los mercantes para que el público lo tenga presente el resto del metraje.
Al arranque le sigue una fase central en la que se presenta a los marineros en tierra y donde el guion acude a las inevitables consignas propagandísticas. Entre ellas las de incentivar el alistamiento; la de concienciar a las esposas que se quedan en tierra de que su sacrificio merece la pena; y la de alertar a la población civil para que no comente en público los movimientos de tropas y buques. De esto último se encarga Bogart en una secuencia escrita para él. Vestido al uso de cualquier noir de los que solía interpretar, acude a un tugurio donde una femme fatale de voz grave canta “Night and Day”, y donde un bocazas se va de la lengua. Ni que decir tiene que Bogie hace callar al irresponsable y de paso se lleva a la rubia.
En el tercer acto, con una estructura de filme completo, la trama narra la nueva misión de los protagonistas: todos han vuelto a embarcar y forman parte de un convoy que se dirige a Murmansk con armamento para el frente ruso. De esta fase cabe destacar el buen asesoramiento naval que permite un tratamiento del guion muy cercano a las operaciones reales. Sólo la última parte se aparta de la realidad cuando el convoy es dispersado y el indefenso mercante se las tiene que ver —¡él solo!— contra un submarino y dos bombarderos.
A pesar de todo, se agradece la licencia de ficción para redondear una película muy entretenida donde no falta la acción ni la emoción.
El post es un extracto corregido para la ocasión del capítulo dedicado a Acción en el Atlántico Norte en mi libro: CINE Y NAVEGACIÓN. Los 7 mares en 70 películas
Película propagandística que, además de otras cosas, cuenta con unos magníficos efectos especiales.
ResponderEliminarEs verdad, las muy buenas maquetas ayudan a conseguir un verismo casi documental. Además, todo resultó muy creíble en aquel plató que era una réplica a tamaño real de un mercante clase Liberty. Los buques de ese tipo se fabricaron a partir de 1943 por la US Maritime Commission para cubrir las necesidades crecientes de transporte de suministros a Europa. Eran barcos de bajo coste, de rápida construcción, con dos cubiertas corridas, velocidad de 11 nudos, 135 metros de eslora y 14.100 toneladas a plena carga. Durante la guerra se llegaron a construir 2.300 cargueros de esa clase; algunos de ellos llevaba artillería antiaérea manejada por marineros de la Navy, como se ve en la película.
EliminarNo recuerdo esta película, la tendré que buscar, que sea propagandista, no le quita méritos, es fruto de una época muy concreta y con unos fines que no se esconden.
ResponderEliminarUn saludo.
En efecto, la película no esconde su espíritu propagandístico, de hecho, como digo en el post, era un filme destinado al reclutamiento de marinos mercantes. Una cinta de propaganda que nació con vocación de documento pedagógico, pero que terminó como una producción de amplio presupuesto.
EliminarSaludos!
En un primer momento, al leer el título, confundí esta película con otra rodada un año antes también con Bogart de protagonista, ACROSS THE PACIFIC, en la que John Huston volvía a reunir a los tres protagonistas de EL HALCÓN MALTÉS.
ResponderEliminarBueno, ya centrado en ésta, estamos ante un ingenuo, pero efectivo film de propaganda, distinguido por un estilo narrativo pelado hasta el hueso que se aplica tanto a los momentos encendidos, como en la parte llamémosla documental. Durante los años de guerra, la Warner rodó docenas de películas (mejores o peores) en la línea de banderas ondeantes, abnegación y heroísmo. La que nos ocupa, sin duda formaba parte de aquel programa de producción.
Un saludo.
Y tanto, la película no engaña a nadie cuando comienza con una cita del presidente Roosevelt, que finaliza con la conocida frase repleta de patriotismo que dice aquello de "'DAMN THE TORPEDOES; FULL SPEED AHEAD" (¡Al diablo los torpedos, adelante a toda máquina!).
EliminarCon respecto a Across the Pacific, decir que fue un cinta profética que en un principio iba a tratar del ataque japonés a Hawaii, pero que después de ver que la ficción se hacía realidad se tuvo que cambiar la trama. Para Bogie la cosa no variaba demasiado: se las tenía que ver igualmente con los japoneses en una historia de espionaje en la que el canal de Panamá, en vez de Pearl Harbor, era el objetivo. Con parte del elenco de El halcón maltés, Bogart y John Huston se lo pasaron en grande rodando exteriores en el “Genau Maru”, un carguero japonés real donde se sucedían las intrigas a base de mucho whisky, buenos diálogos entre Bogart y Mary Astor y poca cosa más.
Saludos!
El gran Bogart... Hace unos días vi "El cuarto poder", otra de sus grandes actuaciones. Ésta, en cambio, creo que tendría que revisarla porque me parece que no la he visto.
ResponderEliminarSaludos.
Pues no te la pierdas, asegura entretenimiento, como poco. En el argumento hay un par de subtramas, pero en general es una cinta descriptiva, que persigue un objetivo claro: lograr el reclutamiento de más marinos mercantes.
EliminarSaludos.
La he visto en dos ocasiones.
ResponderEliminarAbrazos.
Igual que yo, también la he visto un par de veces y me gustaron ambas.
EliminarAbrazos!
ResponderEliminarethan, no recuerdo haberla visto, la tendría que buscar, trabajo todo el día y llego cansada, miro poco películas.
La tendré en cuenta, gracias por compartirla.
Abrazos y besos, gracias por visitar mi blog, lo valoro mucho.
Que tengas un precioso día
A veces relaja ponerse a ver cine, olvidando preocupaciones.
EliminarGracias a ti por pasarte y comentar.
Abrazos!
Recuerdo esta reseña de tu gran libro, libro de consulta cuando me asalta una duda sobre cine-navegación.
ResponderEliminarCurioso aquello de que haya tenido un objetivo propagandístico tan directo.
Abrazos, amigo Ethan
Era ese su objetivo: propaganda pura y dura para reclutar voluntarios en la marina mercante. Me imagino que comenzó siendo como aquellos documentales para la tropa "Why we fight" dirigidos por Frank Capra y otros. Pero finalizó con una producción más ambiciosa.
EliminarAbrazos!
“Action in the North Atlantic” is a gripping war film that highlights the bravery of the Merchant Marine during WWII. Humphrey Bogart’s performance adds depth to this intense and patriotic story. 🎬 Read my new blog post on www.melodyjacob.com.
ResponderEliminarYou're right, Melody, that's the movie.
EliminarWelcome to the blog!
Greetings
Es una genial película Te mando un beso
ResponderEliminarNo sé si genial, pero desde luego es una cinta importante, que se mantiene bastante bien después de tantos años.
EliminarAbrazos!
No la he visto y después de leerte tengo ganas de verla.
ResponderEliminarA ver si la pillo.
La puedes ver en inglés aquí:
Eliminarhttps://ok.ru/video/272863595171
¡Qué la disfrutes!
No la he visto, pero me parece también muy adecuada para distraernos en este verano que, a saber, cuánto se alargará. Abrazos.
ResponderEliminarLa verdad es que entretenida es un rato y sus más de dos horas se pasan en un suspiro. Lo del verano es otra cosa: La historia interminable.
EliminarAbrazos!
Hola, ethan, ahora mismo no sé si es que ya la he visto o que recuerdo tu resumen en el libro, de todos modos intentaré verla pues ya estando Bogart es un punto a favor.
ResponderEliminarY ya que hablas de propaganda a favor del reclutamiento, no hace mucho buscando entre viejos papeles de mi padre, encontré que se había presentado voluntario para la 2GM, supongo que no lo admitieron por la edad, ya estaba cerca de los 40 años.
Un abrazo grande.
En Estados Unidos, desde el principio de la guerra tenían una necesidad creciente de marineros para los buques de transporte con vista a participar en los convoyes de ayuda a Gran Bretaña, primero, y luego a la URSS a partir de la invasión alemana.
EliminarQué sorpresa te darías al ver esos documentos de tu padre. Muy valiente al querer alistarse.
Abrazos.
Me suena que vi esta película por recomendación tuya. ¿Es la primera vez que la traes? Puede que me equivoque. En cualquier caso, es muy entretenida, tiene estupendos efectos especiales y cumple con su propósito propagandístico sin sacrificar demasiado el guion. En San Francisco vi uno de esos buques Liberty, pero, por desgracia, desde el muelle.
ResponderEliminarTienes buena memoria, escribí sobre ella en el 2010, ¡hace catorce años! Esta vez lo hago con algo de más criterio, en un extracto del capítulo correspondiente al libro "Cine y Navegación", corregido para el post.
EliminarEs verdad que entretiene, y mucho. Los buques Liberty se fabricaron por miles, eran fáciles de construir y daban con el requerimiento que se exigía como buque oceánico para transporte de material.
Da miedo ver como se nos puede resetear la cabeza de tal manera que solo con una película se lograra que los hombres se alistaran y las mujeres entendieran que era lo correcto. Deja un regusto de lo volubles y manipulables que somos los seres humanos.
ResponderEliminarEstupenda crítica.
Un abrazo, Ethan.
Pues sí, somos manipulables, y más si lo que está en juego es la supervivencia del país como tal. La película no sólo buscaba el alistamiento de las personas, también quería concienciar a las mujeres que quedaban en la retaguardia y daba lecciones de cómo evitar a los espías.
EliminarAbrazos!
Del sistema de estudios, surgieron directores que han sido más olvidados que otros, pero que sabían del oficio como nadie. Y lo mismo hacían una película propagandística como la que nos traes (que no he visto, pero por varias cosas que mencionas va a mi baúl de películas pendientes) que se marcaban un buen musical o una de aventuras.
ResponderEliminarHe estado repasando la filmografía de Lloyd Bacon y me faltan un montón de títulos por ver, pero otros han formado parte de mi cinefilia como La calle 42. También tiene cine negro como La mujer marcada. O una película que descubrí no hace mucho y me pareció muy potente Barreras invisibles (con Bogart, actor con el que trabajó en varias ocasiones).
Beso
Hildy
En realidad en la dirección del filme intervinieron hasta tres directores. El titular fue Lloyd Bacon que con esta película finalizaba su vínculo laboral con la Warner. Bacon quiso amarrar una ampliación de su contrato y amenazó con abandonar la producción en pleno rodaje si no se atendían sus demandas. La jugada le salió mal y Jack Warner lo despidió. El elegido para salvar la filmación fue el de siempre: Raoul Walsh. El director se dedicó a la escenas de acción mientras se contrataba al que finalmente concluiría el rodaje, Byron Haskin. Vista la película se aprecia la mano de Walsh en las vigorosas secuencias de acción y en su estilo directo y sin ambages.
EliminarAbrazos!
Otro clásico del sistema de estudios, películas donde intervenían un montón de directores y donde al final en créditos solo figuraba uno. ¡Gracias por la aclaración!
EliminarBeso
Hildy
Sí, muy típico. Como he dicho, el que salvo los muebles fue Walsh, la verdad es que las secuencias inicial y final (me imagino que rodadas por él) son de un dramatismo infernal. Las llamas cubren la cubierta y no hay respiro en una acción que va in crescendo.
EliminarMás abrazos!
Supongo que más de uno estuvo dispuesto a participar en la película que fuera con tal de librarse del frente.
ResponderEliminarPues no lo sé, lo que sí sé es que varios actores de la película eran ya veteranos de la guerra, ya habían participado en ella.
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