Aclaración: Mr. Turner compitió en el Festival de Cine Europeo de Sevilla del 2014, pero también se pudo ver en el certamen del 2015, en el ciclo dedicado al actor Timothy Spall. La reseña que viene a continuanción fue escrita en el 2014:
Ayer fue, sin
duda, un día grande en el festival. Asistimos a la proyección de prensa de una
película de qualité, la muy esperada
cinta de Mike Leigh sobre la vida del pintor británico William Turner:
Decimos que fue
una buena jornada porque el largometraje de Leigh (lo de “largo” es literal,
quizás su única pega) nos dejó más que satisfechos debido al enfoque, académico
sí (ambientación, vestuario, música, fotografía…, todo impecable), pero
personal también, con el que el director se ha embarcado en un proyecto
destinado a dejar huella en su obra. Una veintena de películas que parecen
limitarse a Secretos y Mentiras, El secreto de Vera Drake, y el
resto…, y a la que ahora habrá que añadir a Mr. Turner entre ellas,
al lado de ellas; no hay dos sin tres.
Reconozco que lo
primero que pensé al ver la cinta de Leigh fue en el Rembrandt (1936) de
Alexander Korda. Y es que lo de cine “de calidad” acompañado del adjetivo biopic y rematado con el de “británico”,
necesariamente nos lleva a aquellas producciones tan cuidadas de los hermanos
Korda en la London Films. Con casi ochenta años de separación entre ambas
películas, sorprenden tantas similitudes a la hora de darle un repaso al
argumento: Korda y Leigh eligen sólo una parte de la vida de los dos pintores cuando los retratan ya famosos; cuando ponen el énfasis en las tragedias que
supusieron la pérdida de la esposa de Rembrandt y el padre de Turner,
respectivamente, y en la privacidad de sus relaciones amorosas con sus criadas,
los dos, y con la doble vida que llevó Turner en Chelsea con la dueña del motel
donde se alojaba. También destacan, ambos, cómo la pintura de los artistas cambió desde las muertes de sus seres queridos, y de qué manera llegaron a ser
incomprendidos por sus colegas de entonces y por el público.
Por otro lado —y
seguimos con las comparaciones—, en ambas producciones destacan la presencia de
dos actores de la talla de Charles Laughton y de la valía (aún no reconocida,
pero creemos que Mr. Turner es su película)
de Timothy Spall. Ambos muy bien caracterizados y excelentes en sus
actuaciones. Tanto es así, que nos atrevemos a decir que los gruñidos de Turner/Spall (y las
risas del público al escucharlos) se recordarán mucho tiempo. Dicen que Spall
gastó dos años de su tiempo en aprender a pintar para meterse dentro del papel
de su vida. Una meticulosa preparación que ya empieza a dar sus frutos: el
actor fetiche de Leigh viene con el premio de Cannes debajo del brazo. Muchas
justificaciones tendrá que dar el jurado, aquí en Sevilla, para no concederle
el mismo galardón.
Referencias
cinéfilas aparte, insistimos que la cinta de Leigh es un proyecto personal
cuando no se limita a narrar la vida del pintor, sino a presentar en pantalla
la mirada del personaje. El realizador intenta algo maravillosamente imposible:
reproducir con imágenes no lo que el pintor veía, sino lo que sentía, lo que
luego plasmaría en su obra. Un propósito encomiable el de Leigh que nos deja
algunos fotogramas para enmarcar (literalmente).
En esa labor, como decimos imposible, Leigh también se ocupa de los encuentros de Turner con sus colegas (la secuencia en la Real Academia de las Artes, retocando los cuadros que allí están expuestos, es de lo mejor de la película) y de presentar en pantalla una de las más bellas y emocionantes relaciones padre-hijo que se hayan visto en el cine.
Otro logro de la
cinta es la gestión del tiempo. Así, vemos a lo largo del filme la evolución de
Turner desde la muerte de su padre: los avances tecnológicos se suceden (barcos
de vapor, ferrocarril, fotografía, etc.), mientras, Leigh usa el desgaste de
Turner y el deterioro físico de la criada como referencias para las elipsis.
Parejo al cambio progresivo que presenta el director, es la evolución abstracta
de la obra del artista que, incomprendida, se adelanta aún más a ese tiempo de
inventiva frenética.
Creemos que Mr.
Turner hará las delicias de los aficionados a la pintura y al arte en general; incluido el cine, naturalmente. Por tanto, inferimos casi de perogrullada que
nos encontramos ante una de las películas más importantes de las que han pasado por el festival hasta el momento.
Ver Ficha de Mr. Turner.
Tengo que verla. Primero porque Turner me gusta, segundo, porque esos paisajes no me los puedo perder de ninguna manera.
ResponderEliminarUn abrazo!!
No te la pierdas, aunque dada la calidad de la cinta de Leigh, seguro que la veremos pronto en cartelera.
EliminarUn abrazo.
Mejor director y mejor actor, leo, y sin haberla visto aún (aunque quiero verla desde hace meses, desde que sé que existe) seguro que estoy de acuerdo. En cualquier caso estas biografías filmadas de pintores siempre me han gustado, y una de Turner, un pintor que tanta energía depositaba en sus cuadros, no se puede dejar pasar. Si además la firma un director de la talla de Mike Leigh. Sí, arrastro muchos prejuicios, en este caso positivos, antes de que me ponga a verla, ja ,ja, por eso muchas veces prefiero ponerme a ver una película sin saber nada en absoluto de ella.
ResponderEliminarSaludos.
Es la más premiada. También se ha llevado un premio de la ASECAN. Una película para recordar, desde el primer fotograma. No sé lo lejos que llegará, pero puede arrasar allá donde vaya.
EliminarSaludos.
Timothy Spall merecía un papel de esta envergadura para su lucimiento. Es muy buen actor. La pintura de Turner aparece iluminada y hasta "cinematográfica" a los ojos de cualquier amante de la belleza.
ResponderEliminarDe acuerdo contigo. Ya lo hizo muy bien en "Secretos y mentiras"; pero está claro que Mr. Turner es su película, para la que se ha preparado tanto tiempo. Un punto de inflexión en su carrera que, a partir de ahora, le va a dar un caché que no tenía (ojo a los Óscar)
EliminarSaludos.
Qué ganitas de verla! Me emociona la pintura de Turner y el actor me parece que responde bien a los retos. Por lo que nos dices merece la pena pasar por taquilla.
ResponderEliminarUn abrazo Ethan
Por ambas cosas y por muchas más merece la pena verla: por la pintura, por el actor, por la puesta en escena, por el cuidado técnico con el que se ha elaborado cada secuencia y por la visión personal del director.
EliminarUn abrazo.