El rodaje de Un Gangster para un Milagro fue bastante convulso.[1] Capra tuvo que aguantar las exigencias de Glenn Ford y, según el propio director, “había una atmósfera de dolor, tensión y recelos” (Capra 2007, p.487). Algunas de esas exigencias obligaron a cambiar el guion de Riskin para ampliar el protagonismo de la estrella[2] y el de su pareja en aquella época, Hope Lang.[3] Así, una de las principales diferencias entre la cinta y el original radica en la inclusión de una subtrama que muestra la relación entre Ford y Lang desde que se conocen, en el arranque de la película, hasta que al final deciden casarse. Una batalla de sexos que sobra totalmente y no aporta nada a la historia.
En Dama por un día, dicha relación se
limitaba a un par de rechazos de Dandi a los besos de Missouri (alguno bastante
picante por el comentario de Happy: “lo que quiere Dandi son manzanas, no limones”),
y a la resignación del mafioso cuando accede a presentar a Missouri como su pareja
para continuar con la farsa. En Un Gangster
para un Milagro, el personaje de la novia de Dandi se llama Queenie y no
mejora en nada al de Missouri por más que se empeñe en hacerse notar con peleas
absurdas a lo largo de toda la película, con escenas donde Dandi le arranca el
vestido y ella le lanza todo tipo de objetos. La única secuencia que se salva
es aquella en la que Queenie le devuelve a Dandi todas las cosas que el gánster
le ha regalado, más bien se las tira al suelo, entre ellas una liga que
descaradamente se quita delante de todos (3.11).
La relación entre Dandi y Queenie no es la única historia que garantiza más minutos de pantalla a Ford. También se incorpora a la película una subtrama donde Dandi negocia el control de Nueva York con la banda de Darcey, otro gánster recién llegado a la ciudad. No enriquece el argumento original y para lo único que sirve es para aumentar la duración de la cinta hasta las dos horas y cuarto finales. Excesivo metraje que sólo consigue que se diluyan los chispazos de ingenio de Riskin entre una serie de secuencias aburridas que no estaban en el guion inicial; el mismo que Capra había tomado como base[4] (olvidando el relato de Runyon definitivamente), pero que no dudó en cambiar cuando aceptó darle mayor protagonismo, no sólo a Dandi y a Queenie, sino también al personaje de Annie Manzanas.
Las intenciones de Capra —o más bien las de Ford— se adivinan ya con la primera imagen de la película (3.12): en un plano medio, Bette Davis brinda por el público con una botella de ginebra, en lo que parece una felicitación navideña si nos atenemos al villancico que suena a continuación acompañando a los créditos. De este sencillo encuadre se desprenden varias de las “traiciones” de Capra al guión de Riskin: en primer lugar, el protagonismo indiscutible de Bette Davis frente al resto de vagabundos. Si recordamos, el filme de 1933 arrancaba con varios planos de los indigentes donde Annie, que aparecía la última, era una más del grupo. Ahora, no sólo es la primera que se presenta sino que es la jefa de una especie de banda de mendigos a los que cobra un porcentaje de las limosnas. Tanto en la ficción como en la realidad, ella está por encima del resto. Digamos, que se pierde el anonimato de Annie en beneficio del estrellato de Bette. También se reduce algo de la magia de la cinta, y de la sorpresa, puesto que a nadie le extrañará la posterior transformación de Bette Davis en una dama (3.13).
La segunda
“traición” tiene que ver con el contexto de la historia, o mejor dicho, con la
falta de contexto. Pocketful of Miracles
se estrenó en los años sesenta, y pese a que seguía ambientada en los treinta,
el entorno de la cinta original provocado por la Depresión, y la empatía del
público hacia el personaje de Annie, ya habían desaparecido. Suponemos a Capra
consciente de esa circunstancia y resuelto a cambiar el espíritu de solidaridad
ante la crisis por otro más inocuo y a la vez comercial como es el navideño
(3.14). Con ese nuevo enfoque, los guionistas tuvieron que cambiar el final
para que se sucedieran los milagros a los que alude el título y para permitir,
entre otras cosas, que Dandi abandonara la mala vida para casarse con Queenie.
Una conclusión, ésta, poco creíble y muy forzada, pero que entra dentro del
planteamiento de que “todo puede pasar en Navidad”.
Continuará...
Leer el capítulo desde el inicio
[1] Y no
sólo entre Capra y Glenn Ford, sino también entre las estrellas, al menos eso
se desprende de las declaraciones de Ford durante el rodaje que aseguraba que
le había dado una oportunidad a Bette Davis. Ella montó en cólera al enterarse
de las palabras de su compañero y espetó: “ese hijo de puta… no le permitiría
que me ayudara a salir ni de una cloaca” (Quirk 1990, p. 411)
[2] El
cambio del título en castellano de “Dama por un día” a “Un Gangster para un Milagro” es bastante significativo.
[3] Capra
quería a Shirley Jones para el papel de la novia del gánster, pero Glenn Ford
“recomendó” a Hope Lang, algo que irritó bastante a Capra y le produjo más de
un dolor de cabeza, literalmente.
[4] El guion de Un Gangster para un Milagro es de Hal Kanter y Harry Tugend.
Son muy curiosas las guerras entre los grandes intérpretes. Al fin y al cabo humanos por muy divos que sean.
ResponderEliminarY entre los intérpretes y el director, sobre todo cuando los primeros ponen el dinero y son los ganchos para la financiación.
EliminarSe podría decir que nació vieja. O que se trata de una película desubicada, el canto de cisne de un director que ya pertenecía a otra época. Aunque Capra es siempre Capra y su encanto se percibe incluso en los títulos menores de su excelente filmografía.
ResponderEliminarSaludos.
Es el producto de una época decadente de la industria norteamericana de cine donde el sistema de producción clásico ya casi no existía como tal. Aunque, efectivamente, un Capra es un Capra.
EliminarSaludos.
Las grandes estrellas, con sus ínfulas de protagonismo y de colocar a sus protegidos, han arruinado más de un film.
ResponderEliminarSaludos.
En efecto, por eso es normal que después de tanto desatino viniera el cine de autor donde el director controlaba todos los entresijos del rodaje.
EliminarSaludos.
Si es que el cine tiene tan rico anecdotario que no me extraña que haya tan buenos libros dedicados al séptimo arte. Yo adoro a Capra y me cuesta encontrarle los defectos :)
ResponderEliminarUn abrazo.
En la última década de su carrera Capra estuvo luchando por volver a filmar una película, y no siempre (más bien nunca) pudo hacerlo a su gusto como en los tiempos de la Columbia.
EliminarAbrazos!
Esta película de Capra no la conocía. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarMerece la pena verla, sobre todo, lo que sería interesante es ver primero "Dama por un día" y luego "Un gangster para un milagro" para poder comparar.
EliminarGracias a ti.
Abrazos!
Me encanta leer todas estas curiosidades, en especial entre dos grandes como Capra y Ford.
ResponderEliminarGracias por compartir y feliz semana.
P.D Adoro a Bette David.
Yo también soy un fan de Bette Davis. A pesar de todos los inconvenientes y defectos que tiene la película, hay que reconocer que Bette Davis está como siempre, muy bien.
EliminarFeliz semana para ti también.
La egolatría tiene el poder de restar, pero para aquellos que se creen por encima de otros, solo se visionan a ellos mismos como imprescindibles, como si el resto debiéramos rendirles pleitesía.
ResponderEliminarUn abrazo, Ethan.
En el caso que nos atañe, el endiosado Glenn Ford tenía a Capra totalmente atado de pies y manos, y le exigía cosas que iban en detrimento del proyecto que ambos estaban realizando.
EliminarAbrazos, Irene!