jueves, 20 de noviembre de 2008

SILENCIO SE... GRABA (Semana del 21 al 27 de noviembre de 2008)

Encabeza la lista de recomendaciones la segunda entrega de la trilogía de Iñárritu. Del resto de la semana destacan obras maestras incontestables como Vértigo, El Hombre que pudo reinar o El Padrino; cintas muy interesantes de Fellini, Visconti, Preminger, Wilder, Peckinpah o Tourneur; tampoco faltan filmes españoles, representados por una maravilla del genial Berlanga; por la excelente película de Fernando Fernán Gómez; o por el largometraje de Antonio Hernández premiado con el Goya al mejor guión. Que disfruten de todos ellos y, silencio se… graba.

Pinchar en la tabla para verla mejor (las películas en rojo no son necesariamente las mejores, son las que se comentan más abajo)


Comentarios de algunas de las cintas recomendadas:


Río Bravo (Howard Hawks, 1959). John Wayne, Dean Martin, Ricky Nelson. (La 2, sábado 22 a las 01:40)

Esto son palabras mayores. Con respecto a Río Bravo, película que todo cinéfilo que se precie de ello habrá visto varias veces, se me presenta un dilema: no se si es mejor no decir nada de este excelente western o escribir un libro acerca de él. Intentaré hacer algo intermedio.

Aquí, Howard Hawks inicia una obsesión cinematográfica, una bendita redundancia que le llevará a dirigir tres películas sobre un mismo tema. Y todo porque quiso realizar una cinta-respuesta al filme de Zinnemann, Solo ante el peligro (High Noon, 1952). Su intención inicial de resaltar los valores del sheriff que no pide ayuda a la población, que no muestra su cobardía y que se conforma con el apoyo de sus ayudantes (un alcohólico, un viejo tullido y un muchacho) resultó una obra maestra. Y es que no podía evitar insertar en la trama varias escenas entrañables con los amigos resolviendo sus problemas domésticos, mientras fuera acechaba un peligro común. Sí, Hawks se repite. Y lo hace muy bien. Seguro que acuden rápidamente a la memoria cinéfila imágenes de Río Rojo o Río de Sangre. En aquellos dos “ríos” Hawks se enfrentaba a dichas secuencias con un tratamiento más tradicional y sumergía a los personajes en la oscuridad; en decorados que simulaban exteriores. En Río Bravo el realizador matiza la puesta en escena y consigue que la familiaridad sea total desarrollando las escenas entre las cuatro paredes de la cárcel. El intimismo logrado se manifiesta rompedor con todo lo que se había realizado hasta ese momento; el director clásico resultó ser más moderno de lo que se pensaba.


El estilo de rodar de Hawks –o la carencia de él- se puede observar plenamente en Río Bravo, que se convierte en el paradigma hawksiano. Es una película en la que apenas hay dos primeros planos; el resto de la puesta en escena se enmarca con tomas generales que consiguen que la cámara “desaparezca”. Es un filme que cuando el objetivo toma protagonismo lo hace por alguna razón, y desde luego no para el lucimiento del operador o director de fotografía. Un ejemplo: si nos fijamos en un travelling (¿el único?), cuando John Wayne y Dean Martin hacen una patrulla nocturna por la calle principal del pueblo, la sensación de intranquilidad que produce al espectador (y de belleza por las imágenes) es única.

Insisto: a Hawks le gusta repetirse. La idea original para el casting era utilizar al mismo trío protagonista de Río Rojo (Wayne, Montgomery Clift y Walter Brennan) y añadir un nuevo elemento de conflicto: el sheriff borracho encarnado por Dean Martin. Clift rehusó la invitación; no quería volver a pasar por las mismas discusiones desagradables con John Wayne. Y es que la forma de pensar del actor se encontraba en las antípodas de “El Duque”. Pero parece que todo le salía bien a Hawks, que pronto encontró un sustituto perfecto, una estrella de la canción que además le iba a proporcionar una publicidad impagable para el proyecto. Me refiero a Ricky Nelson. Su tema (con Dean Martin) “My Rifle, My Pony and Me” fue todo un éxito (por cierto la canción original, con otro título, ya aparecía en Río Rojo) y la secuencia en la que cantan la balada country ya es legendaria.


Walter Brennan, otro fijo en el genial director, da vida a un personaje muy bien dibujado y excelentemente interpretado; el ajuste ideal de humor que requiere la cinta. Por último, Angie Dickinson representa el contrapunto femenino de Wayne, un pretexto para que Hawks pueda reflejar su querida guerra de sexos. Aunque algunos críticos digan que hay escenas que parecen introducidas con calzador, en mi opinión el personaje no sobra, al contrario proporciona un aire relajado, y en el caso de la escena final una excelente excusa para que Hawks vuelva a sus comedias más aplaudidas. Nunca la lencería femenina fue tan inteligentemente usada para una declaración de amor entre los protagonistas.

La trama, el estilo, los personajes, en definitiva la puesta en escena de Río Bravo es magistral. Es cierto que hay muchos más elementos para analizar en este western, pero no nos queremos alargar y seguro que el cinéfilo avezado quiere aportar sus propios análisis. Señores, lo dicho: esto son palabras mayores.



¡Que ruina de función! (Noises off de Peter Bogdanovich, 1992). Michael Caine, Carol Burnett. (CARTV, sábado 22 a las 15:45)

Desternillante comedia del, primero crítico y después realizador, Peter Bogdanovich. Trata de una compañía de teatro que ensaya, estrena y representa una comedia de las llamadas de "enredo". El grupo es un desastre debido a las relaciones entre ellos, al alcohol y a la obra en sí, muy complicada de realizar.

Bogdanovich nos presenta tres versiones del primer acto: la primera es un ensayo donde se puede ver como es la comedia original; la segunda es el estreno en provincias, desde el punto de vista de los actores entre bambalinas; y la tercera el caos total bajo el prisma de un espectador sentado en el patio de butacas.

La realización de la película muestra la habilidad de Bogdanovich y su cuerpo técnico a la hora de planificar las escenas. Me imagino lo complicado que debe ser rodar planos secuencia donde los platos de sardinas cambian de manos continuamente, donde las puertas se abren y cierran a la velocidad del rayo, o donde ramos de flores y botellas de whisky aparecen y desaparecen por doquier. Y es que el riesgo a caer en un desconcierto semejante al vodevil de la ficción debe ser bastante alto.

En definitiva, una película muy divertida, pero que es necesario verla varias veces para no perder detalle –y parar la grabación para secarse las lágrimas y dar un respiro a las carcajadas que las han provocado-.



Toma el dinero y corre (Take the Money and run de Woody Allen, 1969). Woody Allen, Janet Margolin. (CARTV, domingo 23 a las 00:00)

Una de las comedias más absurdas y divertidas de la primera etapa de Woody Allen como realizador. Quizás se resiente de un excesivo uso del slapstick y no llega a la agudeza y sutileza de los diálogos de sus obras posteriores, pero supera en algunas secuencias a la conocida Rufufú (I Soliti Ignoti de Mario Monicelli, 1958) o a la española Atraco a las tres (José María Forqué, 1962), con la que tiene más de un punto en común. La estructura, en forma de documental, con entrevistas que van configurando al personaje, la copiará y mejorará más tarde en Zelig (1983) o en Acordes y desacuerdos (1999). Destacan las secuencias de la fuga, cuando dejan solo al desdichado ladrón; y la del robo a mano armada, en donde todos los empleados opinan acerca de lo que Allen ha escrito en un papel que entrega al cajero.



Argel (Algiers de John Cromwell, 1938). Charles Boyer, Hedy Lamarr. (Veo TV, domingo 23 a las 23:00)

Versión de la excelente Pepé Le Moko de Julián Duvivier, pero a la americana, es decir con estrellas de Hollywood y con un final más convencional… leer más




Hasta la próxima semana. Os dejo con buena compañía; con la leyenda:


5 comentarios:

  1. Si lo llego a saber me espero, y para agradarte, escribo a partir de "Bravo" y no de "Rojo". De hecho, la que hoy comentas se hubiera prestado más a mi visión, por aquello de ese enfoque más "psicológico" (cómo odio esta palabra en cine) que tiene, en el que se remarcan bastante más, las consecuencias que dimanan de las relaciones personales aparentemente extrañas.

    Efectivamente, en esta película esa famosa "facturación invisible de Hawks" es practicamente total, mientras que en el otro río, el Rojo, hay algunas tomas como las de las carretas cruzando el río, que son más impropias de este director.

    En definitiva... ¡peliculón!

    Como curiosidad refernte a otra de las películas comentadas, acabo de recordar que desde la infancia, guardo en una caja de zapatos varios foto-cromos de películas clásicas, uno de ellos, el de "Argel".

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  2. De esas foto-cromos que me hablas me acuerdo de los que había por casa, cuando era un enano, de "55 días en Pekín"; no me cansaba de verlos y aún no había visto la película.
    Cuando por fin la ví en televisión, buscaba en las imágenes las instántaneas que me sabía de memoria. No paraba de decir "ese es el cromo cuando los chinos atacan la muralla, o ese en el que la niña oriental busca a Heston, etc.
    En fin, recuerdos de la infancia, y es que somos ya mayores...

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  3. Cuando eras un enano, no mientas, tío Ethan, tu ya habías hecho la mili cuando se estreno 55 días en Pekin.
    Dioossss, juré que nunca más iba a meterme contigo y lo hice. Voy a flagelarme un poco

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  4. Estupenda guía. Me apunto "Argel" para esta noche.
    Saludos.

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  5. Esta vez doble gozada, leer tu magnífico texto sobre la película y de regalo la maravillosa canción.

    Un beso.

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