Comenzamos la
nueva temporada en el blog volviendo la mirada atrás para repasar alguno de los
cineastas desaparecidos en 2013. En octubre, en Roma, falleció a la edad de noventa
y un años, Carlo Lizzani, un director italiano no demasiado conocido en nuestro
país que, sin embargo, fue responsable de alrededor de setenta películas y más
de cuarenta guiones. Para recordarlo, nada mejor que comentar la que para
nosotros fue su mejor cinta.
Crónica
de los pobres amantes, al margen de su calidad, posee una considerable
importancia histórica. Situada en pleno auge del neorrealismo, fue el paradigma
de “la etapa de la crónica”, así llamada por el teórico del movimiento, Guido Aristrarco. Una fase del nuevo cine nacido en Italia que se
caracterizaba por narrar un hecho histórico de la mano de situaciones
cotidianas. Lizzani se basó en el buen recurso de guión en el que varios
personajes asociados a algún barrio, edificio o calle, se enfrentan entre sí
para reflejar los distintos aspectos de la sociedad del momento. Algo que
recogería nuestro cine patrio en varias cintas de los cincuenta y sesenta; quizás con Mi Calle (Edgar Neville, 1960) al frente de todas ellas.
En Crónica de los pobres amantes, Lizzani rueda con el estilo que ayudó a
crear junto a los grandes autores del movimiento —recordamos su participación
en los guiones de películas tan importantes como Alemania, año cero (Germania, anno zero de Roberto Rossellini,
1948) y Arroz amargo (Riso Amaro
de Giuseppe de Santis, 1949)— y se rodea de nuevos actores (alguno de ellos
tendrá una carrera tan espectacular como Marcello Mastroianni que no explotará
hasta el año siguiente en La Ladrona, su padre y el taxista de
Alessandro Blasetti) para crear este microcosmos de un barrio florentino en
pleno auge del fascismo. Lizzani había tomado buena nota de su anterior
proyecto, la participación en aquel fantástico largometraje, una suma de cortos
que se llamó Amor en la ciudad (L’amore
in citta, 1953), donde formó parte de un equipo de jóvenes cineastas que
prometían mucho: estaban Antonioni, Fellini, Risi, Lattuada, Mazelli y el
propio inspirador del neorrealismo Cesare Zavattini; casi nada.
La cinta,
decimos, es un retrato de la Italia de los años veinte a través de
los vecinos de un edificio humilde de Florencia. Una película coral con
personajes representativos de la sociedad de esos años: los reprobables fascistas;
los delincuentes comunes unidos al mejor postor; las prostitutas; los jóvenes
amantes, al principio poco comprometidos políticamente, pero enseguida tomando
partido; los antifascistas en una época muy poco agraciada con ellos; la policía
apoyando con su pasividad a los seguidores del dictador; la usurera que se
aprovecha de unos y otros y, finalmente, las personas que sólo quieren vivir en
paz y ganarse el pan con un trabajo honrado, pero que, igual que la propia
Italia, no salen adelante por culpa de unos tiempo convulsos.
Con un arranque melodramático, incluso cómico, con algunos conflictos y triángulos amorosos, poco a poco la trama se ve
abocada a la tragedia bélica. El director nos lleva desde lo cotidiano a lo
dramático como si la propia historia reciente de Italia —el fascismo— fuera una
broma pesada que se salió de madre. Lizzani destaca sobre todo por la dirección
de actores, por lograr un clima realista que brilla especialmente en las
escenas nocturnas. Así, es sobresaliente la secuencia en la que los fascistas salen
de noche de "caza" para vengarse de la muerte de uno de los suyos.
El filme tuvo un
gran éxito en el festival de Cannes de 1954, donde se llevó un premio
importante, pero fue incomprensiblemente atacada por el gobierno italiano de la
época. Nosotros la recomendamos efusivamente y nos apoyamos en ella para rendir
un merecido tributo al buen realizador que fue Carlo Lizzani.
Ver Ficha de Crónica de los pobres amantes.
Y pronto..., "Cenizas para un blues".
Es lamentable lo que te voy a decir, pero cuando describes la trama de la película no puedo dejar de pensar en mi realidad venezolana...¡Dios mío que no se repita en mi terruño esa historia!
ResponderEliminarEn cuanto a la concepción del neorealismo, es una forma ahora muy recurrida en la literatura, sobre todo en el cuento.
En la Italia fascista mucha gente no tomó partido, y ese precisamente es el problema, cuando te es indiferente todo lo que pasa a tu alrededor. La inmensa mayoría es la única que puede parar las tiranías. No lo hicieron con Mussolini ni tampoco con Hitler, y así nos fue.
EliminarNo conocía la peli, sí alguna de aquellas en las que participó como guionista.
ResponderEliminarLizzani no tuvo tanto éxito como sus compañeros, pero participó activamente en el movimiento. Esta película que comento da una idea de lo buen realizador que era.
EliminarOtra que no conocía, Ethan. El Neorealismo, de lo poco que he visto de él, siempre me ha parecido interesante. Es más, en el cine de hoy echo un poco en falta algo de ese cine. Y me da vértigo un director que con tanto currículum no me suene ni recuerde. Que vasto es el cine.
ResponderEliminarSaludos.
Eso es lo bueno: descubrir directores como Lizzani. Esto no acaba nunca...
EliminarSaludos
Conocía el libro, pero no la película, y pues la anoto. También ahondaré más en ese director italiano. He visto 2 o 3 películas que me interesan de él. Buen tributo. Saludos.
ResponderEliminarQuizás esta película y "El proceso de Verona" sean las mejores de Lizzani.
EliminarSaludos
Esta película es para mí tan solo un título que he oído citado con frecuencia, nada más, al menos hasta ahora, que es ya también, gracias a tu reseña, una historia a la que me gustaría acercarme. Aunque confieso que soy más de Berlanga o de Ferreri que del Neorrealismo italiano. Un saludo.
ResponderEliminarSi hacemos alguna comparación con el cine español, la película que más se acerca a lo que propone Lizzani es la de Edgar Neville en "Mi Calle", aunque el director español deja correr el tiempo por la cinta y hace un retrato de la mitad del siglo veinte, mientras que Lizzani se centra en el período fascista de entreguerras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola amigo Ethan,siento mucho mi ausencia...pero ya estoy de vuelta,dispuesto a debatir,opinar,divertirse y aprender.
ResponderEliminarRecuerdo ver de Lizzani "El proceso verona",que me gusto y una de Musollini
que trabajaba Rod Stieger,que tambien me gusto,pero me la apunto..
Un abrazo
Alegría verte de nuevo. "El proceso de Verona" ya ha sido nombrada por aquí, y es que Lizzani evolucionó como el propio movimiento neorrealista para formar parte de los directores que contaron la historia de una forma nueva, con las herramientas del realismo.
EliminarUn abrazo.
No he visto la película ni me suena el nombre de su director, pero seguro que merece la pena: lo que cuentas de ella y las otras referencias cinematográficas que da, lo aseguran.
ResponderEliminarSaludos.
Uno de tantos directores cuya obra no salió más allá de las fronteras de su país, salvo algunas películas, las que hemos nombrado. Saludos.
EliminarLa novela de Vasco Pratolini es recomendable. El eterno asunto; Literatura/cine.
ResponderEliminarNo la he leído, pero si desarrolla la trama de la película, que supongo que sí, será un libro muy atractivo.
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