Los años
treinta transcurrieron para Walsh entre irregulares comedias, flojos musicales
y películas en su mayor parte para olvidar, realizadas para diferentes
estudios. Todo cambió al final de la década, cuando la firma de un contrato
para la Warner Brothers supuso el inicio de su mejor etapa como director, la
que abarca los cuarenta y el inicio de los cincuenta, en la que nos vamos a centrar:
Como solía ser
habitual en la Warner, Walsh fue uno de los últimos en unirse a la producción
de High Sierra. El director llegó
cuando la mayoría de las decisiones acerca del guion y del casting estaban ya tomadas por los responsables de los distintos
departamentos. Todos supervisados en teoría por el “gran jefe”, Jack Warner y,
en la práctica, por su mano derecha, Hal Wallis.[1]
La operación para hacerse con el copyright de la novela en la que se basa la película se inició mientras Walsh estaba rodando su filme anterior, La pasión ciega (They Drive by Night, 1940). El autor del texto, W.R. Burnett,[2] había conseguido en tan sólo dos semanas hacerse con el premio al libro del mes. Warner pensó que con la garantía del escritor de moda el éxito estaba asegurado siempre que encontrasen un guionista para llevarlo a cabo y un intérprete taquillero. Wallis asignó a Warren Duff para el libreto y eligió a la estrella del estudio, Paul Muni, para el papel protagonista. Ninguno de los dos acabarían trabajando en el proyecto. El primero, porque le puso tantas pegas a la historia[3] que acabó siendo sustituido por John Huston, por entonces guionista del estudio, gran admirador de la obra de Burnett y entusiasta con el proyecto. En sintonía con Huston se encontraba el que a la sazón sería productor asociado de High Sierra, Mark Hellinger, una adquisición personal de Jack Warner que siempre se sintió fascinado con el escritor desde el principio.
Hellinger era un periodista que se conocía al dedillo el mundo del hampa y tenía la misma visión liberal que defendía la compañía, en consonancia con el New Deal de Roosevelt. Digamos que si Wallis era el ejecutivo, Hellinger era el alma, el promotor de la óptica de denuncia social de la que hacía gala el estudio. Además, conocía a Walsh con el que había trabajado en dos largometrajes: indirectamente en el debut —y primer éxito— del director en la Warner, Los violentos años veinte (The Roaring Twenties, 1939), cuyo argumento se basaba en una historia original de Hellinger; y más estrechamente en La pasión ciega, donde Hellinger ya ejercía de productor asociado.
Las
dificultades para conseguir el guionista se quedaron en nada en comparación con
los problemas por los que tuvo que pasar Wallis para encontrar al actor
principal. Paul Muni se aprovechó de su condición de estrella para hacer un
trato con Jack Warner: él haría el papel si le garantizaban una película sobre
Beethoven. Ambos aceptaron con la boca chica, porque ni Warner quería hacer el biopic ni Muni estaba para más
gánsteres. El primero no pensaba cumplir su palabra, y el segundo boicoteaba
una y otra vez los borradores que le presentaba Huston de tal forma que Wallis
tuvo que contratar al mismísimo Burnett para colaborar en el guion. Cuando Muni
se enteró de que el estudio pasaba de su propuesta sobre el músico, no sólo
rechazó el papel sino que rescindió el contrato con la major.
El siguiente candidato para encarnar al protagonista de High Sierra fue George Raft, un profesional menos importante que Muni, pero muy taquillero como lo había demostrado con La pasión ciega, donde daba la réplica a una excelente Ida Lupino. El deseo de Wallis de que la pareja repitiera éxito con el mismo equipo, es decir con Walsh de director y Hellinger de productor, se quedó pronto truncado cuando Raft, sorprendentemente, rechazó el papel. Ni siquiera la intervención directa de Walsh surtió efecto: el director fue a su casa para convencerlo de que cambiara de opinión, pero el actor no quería participar en una película en la que su personaje muriese al final.[4]
![]() |
Humphrey Bogart y George Raft en "La pasión ciega" |
Al tiempo que se sucedían
estas intrigas, el verdadero interesado, Humphrey Bogart, no hacía más que
insistir en que era el adecuado para el papel. La multitud de telegramas y
mensajes que Bogart puso a Wallis y a Warner, más el apoyo incondicional de
Hellinger y de Huston,[5] fueron al final determinantes
para que Bogart se alzara con el personaje y para que, definitivamente, arrancase
su carrera como estrella de Hollywood.
Leer el capítulo desde el inicio
[1] Jack
Warner era el presidente de la compañía, un trabajador nato, pero, como dice
Juan Luis Álvarez, “era consciente de sus inconmensurables lagunas culturales.
Para rellenarlas estaba Hal Wallis, su jefe de producción. Listo como el hambre
[…]. Estaba al tanto de todo…” (2007, p.37). Para John Huston, Wallis era el
hombre que realmente dirigía la Warner Brothers: “…no hay nadie que tenga su
combinación de imaginación y capacidad directiva.” (1998, p.102).
[2] Walsh
acababa de realizar un western basado
en otra novela de Burnett: Mando
siniestro (Dark Command, 1940). Antes
de publicar “High Sierra”, Burnett había escrito varias novelas, entre ellas,
“Little Caesar”, y había colaborado en varios guiones, como en el de Scarface. Ambas películas fueron
llevadas a la gran pantalla por Mervyn LeRoy (1931) y Howard Hawks (1932),
respectivamente, para convertirlas en dos obras maestras del cine de gangsters.
[3] Según
Marilyn Ann Moss, Duff pensaba que la trama era absurda, que sólo se salvaba el
último tercio y que el resto sería blanco fácil para los censores (2011, p.89).
[4] Sobre
el rechazo de Raft hay varias teorías: en primer lugar, los que opinan que es
una consecuencia directa de la intervención intencionada de Humphrey Bogart
cuando el actor convenció a Raft de que el proyecto estaba “más que sobado, que
sólo lo querían para salvar algo que ya estaba tocado y hundido” (Álvarez 2007, p.70). También los hay que abogan
por la teoría de que Raft prefería seguir acumulando ganancias con la promoción
de La pasión ciega (Moss 2011,
p.191).
[5] A Hellinger le gustaban dos cosas en especial: “los gánsteres y Bogart” (Álvarez 2007, p.62). Para Hellinger, Bogart era el único actor que había captado la esencia de los gánsteres. Ambos habían entablado amistad en el rodaje de It All Came True (Lewis Seiler, 1940), donde Hellinger hacía de productor. Por su parte, Huston conoció a Bogart cuando coincidieron en The Amazing Dr. Clitterhouse (Anatole Litvak, 1938), aunque donde verdaderamente se hicieron amigos fue en High Sierra; una amistad que duró toda una vida.
Así que esta peli representa la catapulta de Bogart... interesante.
ResponderEliminarEfectivamente, algunos dicen que fue "El halcón maltés" la que le catapultó, pero en realidad fue High Sierra (aquí titulada "El último refugio"), a él y a John Huston, juntos luego en la citada El halcón maltés.
EliminarInteresante y bien documentada reseña en torno a los entresijos de una producción notable. Lupino, por cierto, fue también una directora extraordinaria cuya obra se ha revalorizado enormemente en los últimos años.
ResponderEliminarSaludos.
Lupino, una gran actriz, productora y directora. Su vida y obra me traen de cabeza en estos días.
EliminarSaludos.
Yo creo que "El último refugio" marca el paso del cine de gangsters de los años 30 al cine negro de los 40.
ResponderEliminarMuy bien los secundarios: Henry Hull, Kennedy, Travers... y el perro Zero que, si no recuerdo mal, era el perro de Bogart.
Saludos!
Borgo.
Sí, para mí lo es (hablaremos de eso), incluso diría que es la primera película del ciclo negro estadounidense, antes que "El halcón maltés", que suele considerarse la inicial. También se comentará algo del perro de Bogart en sucesivos capítulos.
ResponderEliminarSaludos!
Hola.
ResponderEliminarQué reseña tan detallada. Y qué peliculón, yo era de las que pensaba que la película que catapultó a Bogart fue "El halcón maltés". Ya he aprendido algo nuevo.
Muy feliz día.
Pues sí, la verdad es que se lo trabajó, no paró hasta que le dieron el papel protagonista de High Sierra, creo que sabía lo bueno que era el guion y la repercusión que iba a tener la película.
EliminarAbrazos.
Me voy con la satisfacción de haber aprendido cuál fue la película que dio fama al mítico Bogart...no tenía ni idea.
ResponderEliminarGracias por tan ilustrados aportes cinematográficos.
Una abrazo.
Lo peleó y lo consiguió. Hasta ese momento, la mayoría de las películas en las que había intervenido Bogart lo había hecho como actor secundario, siempre por detrás de algún actor de primer nivel. Ahora, por fin, tenía al alcance de la mano un papel protagonista y lo iba a aprovechar.
EliminarAbrazos.
Siempre agrada conocer los detalles que rodean estas películas que sin duda marcaron una época. De la década de los treinta creo que solo he visto dos, La gran jornada, y la magnífica Los violentos años veinte, pero a partir de ésta encadené muchas que me gustaron.
ResponderEliminarMuy buenas las dos. Los violentos años veinte tiene mucho que ver con el tema que estamos tratando: es una cinta dirigida por Raoul Walsh, su primera obra importante en la Warner. Además, está interpretada por Humphrey Bogart, todavía en un papel secundario; y se basa en una historia original de Mark Hellinger, que también hace de productor aunque no esté acreditado.
EliminarTambién es emocionante leer los intrincados detalles de la realización cinematográfica, desde la selección del guionista hasta la determinación del elenco. Y parece que Humphrey Bogart tiene un fuerte instinto si interpreta la película se convertirá en un gran actor y éxito de taquilla en la industria cinematográfica.
ResponderEliminarLa verdad es que cuando te pones a investigar en los entresijos de la producción de una película vas descubriendo cosas interesantes. Al final, el que manejaba todos estos hilos era Wallis, pero todos tienen su importancia, en especial Mark Hellinger.
Eliminar