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viernes, 26 de junio de 2015

ESPECIAL 2 X 1: "EL CAPITÁN BLOOD" y "EL HALCÓN DEL MAR" (Michael Curtiz) (y VI)

Con respecto a la base histórica de El halcón del mar sólo decir que se basa ligeramente en la vida de Sir Francis Drake, el más famoso corsario al servicio de su majestad la reina Isabel I. Las expediciones a las colonias españolas, en especial a Panamá para interceptar a un convoy de oro, y los asaltos a los barcos de la Armada sin previa declaración de guerra, pero contando con el beneplácito de la reina, son algunas de las hazañas del pirata que también se cuentan en la película.



Muchos han querido comparar las dos cintas, El capitán Blood y El halcón del mar. El haber sido dirigidas por Curtiz, interpretadas por Flynn, con el mismo músico e igual productora, ayudan a querer enfrentarlas. Para nosotros la primera de ellas gana con una ligera ventaja. A pesar de ser una producción más limitada, El capitán Blood supera a su compañera en ritmo y la pareja Errol Flynn-Olivia de Havilland funciona mejor que la formada por Flynn y Brenda Marshall. También el villano, Basil Rathbone, le da más empaque al conjunto que el interpretado por Henry Daniell. Y eso que ambos se parecen bastante y que el duelo de El halcón del mar no tiene nada que envidiar al de la primera película, de hecho recuerda mucho al mejor de todos, al de Robín de los bosques, con esas enormes sombras de los dos contendientes que casi se salen de la pantalla. Si pensamos en los premios que ambas producciones cosecharon también vemos una diferencia entre la primera cinta, con tres nominaciones importantes (dirección, guión, producción), frente a la segunda, con mayor reconocimiento técnico.

Además, con El halcón del mar la fórmula parecía estar agotándose. Algunos actores ya no quisieron participar en la película, es el caso de Basil Rathbone y, sobre todo, de Olivia de Havilland muy cansada de ser la consorte de Flynn en cintas de capa y espada. Olivia deseaba probarse como actriz en solitario y repudió sus trabajos anteriores con Flynn. Una vez retirada, y después de ver sus películas en televisión, se dio cuenta de que eran excelentes filmes; quiso enmendar su error y excusarse con su compañero, pero llegó tarde, Errol Flynn ya había muerto.

Errol Flynn, por su parte, sólo hizo un filme más de piratas, La isla de los corsarios (Against all flags, George Sherman, 1952) ya lejos de la Warner y en plena decadencia personal y profesional. Una cinta por la que no será recordado, ni falta que hace: su participación en las dos películas comentadas son suficientes para considerarlo el mejor pirata que haya existido nunca en la gran pantalla.


BIBLIOGRAFÍA:

-Flynn, E. 2003, My Wicked, Wicked Ways: The Autobiography of Errol Flynn, Cooper Square Press Inc., New York.
-Martínez-Hidalgo y Terán, J. 1982, Enciclopedia general del mar, Ediciones Garriga, S.A., Barcelona.
-McNulty, T. 2004, Errol Flynn: The Life and Career, McFarland & Company, Inc., Publishers, Jefferson.
-Moix, T. 1996, La Gran Historia del Cine, ABC, Madrid.
-Padrol, J. 2007, Diccionario de Bandas Sonoras, T&B Editores, Madrid.
-Torres, A.M. 2006, Cine Mundial (de la A a la Z), Espasa Calpe, Madrid.






  Leer el especial desde el inicio.


lunes, 1 de junio de 2015

ESPECIAL 2 X 1: "EL CAPITÁN BLOOD" y "EL HALCÓN DEL MAR" (Michael Curtiz) (III)

El rodaje se realizó casi todo en estudio debido al bajo presupuesto. Así, la mayoría de los barcos que salen en pantalla, o son maquetas o son recortes de películas anteriores, sobre todo de la muda The Sea Hawk (Frank Lloyd, 1924), otra aventura ideada por Sabatini. Las pocas filmaciones de exteriores de El capitán Blood se realizaron en Laguna Beach, California, un lugar de ambiente sofocante que quería simular el entorno jamaicano y del que Flynn se llevó de recuerdo un rebrote de la malaria que padecía. Enfermedad con la que tuvo que convivir hasta el final de sus días y que le impidió, entre otras cosas, alistarse en las fuerzas armadas durante la Segunda Guerra Mundial.
Del rodaje sin tregua de Curtiz destaca el duelo entre Flynn y Basil Rathbone, un anticipo del que tendrían los dos actores en Robín de los bosques (The Adventures of Robin Hood, 1938). En El capitán Blood, la pelea de capa y espada se salda con la muerte de Rathbone entre las rocas, con las olas como mortaja, en otro de los planos más recordados de la película.


Precisamente Levasseur, el personaje al que da vida Basil Rathbone, es de los pocos reales que hay en el guión. El pirata francés fue un bucanero que gobernó la Isla de la Tortuga. La palabra bucanero viene del lugar donde secaban y salaban las carnes los antiguos colonos franceses. Tan salvajes como los animales que se comían casi crudos, los bucaneros derivaron en piratas saqueadores de barcos y costas. Levasseur fue uno de ellos, acaso el más importante ya que gracias a sus dotes de ingeniero llegó a construir un fuerte llamado “El Palomar” con el que Tortuga llegó a convertirse en el refugio más importante de todo el Caribe. Las películas de bucaneros más famosas se deben a Cecil B. DeMille: Corsarios de Florida (The Buccaneer, 1938) y el remake Los bucaneros (The Buccaneer, 1958), dirigida por su yerno Anthony Quinn, pero supervisada por DeMille en lo que fue su último proyecto antes de morir. 

Aunque el resto de la trama de El capitán Blood es pura ficción, el protagonista Peter Blood es una curiosa mezcla de dos personajes que también existieron en la vida real: por un lado, el escritor francés Alexandre-Olivier Esquemelin, un superviviente de Tortuga que vivió como esclavo del gobernador y que fue vendido a un cirujano que le enseñó el oficio de médico. Su obra, “Bucaneros de América”, se encuentra presente en la película en varios pasajes, entre ellos el singular reparto del botín que tiene en cuenta beneficios extras dependiendo del miembro amputado en la batalla. El otro personaje es el famoso pirata Henry Morgan, al que el rey de Inglaterra lejos de condenarlo a muerte por el saqueo de Panamá, lo nombró gobernador de Jamaica.

La historia ideada por Sabatini tuvo varias versiones, entre ellas una secuela con el hijo de Errol Flynn como protagonista. Todas muy por debajo de la cinta de Curtiz que estuvo a punto de dar la campanada en los Óscar cuando se llevó nada menos que cinco nominaciones. El éxito fue tan sonado que a partir de El capitán Blood ya nada fue igual en la Warner Brothers.



domingo, 3 de mayo de 2015

ESPECIAL 2 X 1: "EL CAPITÁN BLOOD" y "EL HALCÓN DEL MAR" (Michael Curtiz) (I)

Es nuestro segundo capítulo de la flamante sección 2x1 y ya nos estamos saltando nuestras propias reglas. Es cierto que vamos a hablar de dos películas del mismo director, pero ni son poco conocidas ni las reseñas van a ser breves. Creo que la ocasión lo merece así que hemos decidido realizar un especial de seis capítulos que nos den pistas acerca de cómo y por qué se realizaron estas dos obras maestras del cine de aventuras. Aprovecharemos la coyuntura para introducir algunos conceptos históricos y navales que esperamos gusten no sólo a los cinéfilos sino también a los aficionados a la navegación.
Comenzamos…

 



Si los piratas, el oro enterrado y la vieja leyenda, contada como siempre se ha hecho, puede gustarme a mí, a los jóvenes de ahora les gustará aún más.






El capitán Blood (Captain Blood, 1935).- Esta cita de Robert Louis Stevenson no puede ser más acertada. Y es que nadie ha contribuido más al imaginario de las aventuras de piratas como el propio escritor. Desde que se publicó su célebre novela "La Isla del Tesoro", las patas de palo, las cicatrices que cruzaban el rostro, los loros posados en el hombro, las banderas negras con la calavera y los tesoros enterrados en islas desiertas se convirtieron en las señas de identidad, en los tópicos si se quiere, de cualquier historia de piratas que se precie. Si “La Isla del Tesoro” estableció esos elementos comunes, no fue hasta el estreno de El capitán Blood  cuando realmente explotó la moda de hacer películas de aventuras con los filibusteros, corsarios y bucaneros como tema principal.

De nuevo una célebre novela era la causa de tal fenómeno, en esta ocasión del escritor de best-sellers Rafael Sabatini. Su obra homónima, que había sido publicada en 1922 y que en poco tiempo fue adaptada para la gran pantalla (Captain Blood de David Smith, 1924), la rescató Jack Warner de acuerdo a la costumbre de la época de realizar remakes de filmes mudos. Sin muchos aspavientos, pero seguramente incentivado por el éxito de La isla del tesoro (Treasure Island, Victor Fleming, 1934), Warner encargó al casi desconocido Michael Curtiz la realización de una cinta de presupuesto limitado. Lo que no sabía Warner era que con esa decisión iba a cambiar toda una manera de hacer cine y le iba a dar a la productora su sello de identidad.

Todo era barato y todo era nuevo en El capitán Blood, incluido el guión de Casey Robinson que tomaba el camino directo hacia la acción saltándose algunos capítulos de la novela. El libreto arrancaba con una trama muy parecida a la de otro éxito coetáneo, El prisionero del odio (The prisoner of Shark Island, John Ford, 1936):


En la cinta de Curtiz —y en la de Ford—, un médico, por hacer su trabajo y atender a un herido, se ve envuelto en una conspiración que gira en torno a la guerra civil y a la traición. Ambos son condenados a trabajos forzados en sendas islas alejadas del mundo civilizado. En el caso de Peter Blood (Errol Flynn), es Jamaica el lugar del cautiverio, una colonia inglesa gobernada por un anciano que padece de gota, pero regida de facto por el coronel Bishop (Lionel Atwill). El sanguinario militar, sin embargo, tiene una sobrina encantadora: Arabella (Olivia de Havilland). La joven pronto se enamorará de Peter, ahora esclavo y médico particular del gobernador. 

Esta primera parte en la isla finaliza cuando Blood y sus compañeros escapan de las mazmorras aprovechando la confusión del ataque de una escuadra española. Después de hacerse con uno de los navíos invasores, Blood y su tripulación comienzan a asolar el Caribe. Convertido en uno de los más temibles piratas, Blood recala en la isla de La Tortuga y se une al bucanero Levasseur (Basil Rathbone). Una alianza que se rompe cuando Levasseur rapta a Arabella. El enfrentamiento entre ambos líderes es inevitable, justo cuando el cambio de régimen en Inglaterra puede propiciar la redención de Blood y sus marineros. El indulto llega y también la sorpresa: Blood es nombrado gobernador de Jamaica.

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Este post y los siguientes son textos corregidos para la ocasión extraidos de los capítulos dedicados a El capitán Blood y El halcón del mar de mi libro: CINE Y NAVEGACIÓN. Los 7 mares en 70 películas



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