lunes, 30 de noviembre de 2015

EL AUTOREMAKE EN EL CINE: CAPÍTULO 4.2 (IV)

Volviendo a la secuencia del saloon, la creíble actuación de Martin y el empleo de encuadres poco habituales en el cine de Hawks son necesarios para dotar de expresividad a una escena sin diálogos: nos referimos al plano detalle de la escupidera; a los primeros planos de Dude y Burdette; a la patada que le da Wayne al recipiente de metal para evitar que Martin coja la moneda; al contrapicado de Wayne (4.23), que le hace parecer más gigante aún cuando le reprocha a Martin su actitud con la mirada; y al picado que fotografía a Dean Martin en una situación deshonrosa al lado de la escupidera (4.24).

4.23
4.24


Conviene destacar la excelente interpretación del cantante en esa secuencia y en toda la película. Un papel por el que estuvo interesado desde el principio y por el que luchó para conseguir salir del encasillamiento al que le tenía sometido Hollywood.[1] Su registro dramático, dando vida al borracho Dude, es tan bueno como el de Gerard Philipe en Los Orgullosos (Les Orgueilleux de Yves Allegret, 1953). Si Hawks vio la película de Allegret, y se dejó influenciar por el director francés, no lo sabemos, pero no nos extrañaría cuando los dos personajes visten igual, se han dado a la bebida a causa de una mujer, viven en un pueblo fronterizo, son victimas de las burlas de la gente con tal de conseguir un vaso de whisky e, incluso, se parecen físicamente.

La escena “muda” del saloon finaliza con el asesinato de un parroquiano que interviene para ayudar a Dude. Burdette lo mata a sangre fría y abandona el local para dirigirse a otro bar —esta vez “sonoro”— donde es arrestado por Chance. Hawks establece, en el inicio de la película, el peligro al que se enfrentan los héroes: el saloon repleto de sicarios de Burdette es sinónimo de muerte. Cada vez que Chance y Dude van allí saben a lo que se exponen, y el público también; Hawks lo ha dejado bastante claro gracias a otro elemento recurrente en su cine.[2]

 El hecho de elegir entrar por la puerta de atrás o por la de delante, esto último mucho más arriesgado, adquiere un significado especial cuando, en una de las escenas mejor rodadas, Chance deja que Dude acceda al local desde la puerta principal. El sheriff pretende ayudarle a recuperar su autoestima, quiere que demuestre que está superando su adicción y que todavía sirve para desempeñar su trabajo como agente de la ley (4.25). Realmente es Hawks el que le da a Dude una segunda oportunidad: retoma el arranque, con la entrada al bar, las risas de los matones, la escupidera…, todo igual, excepto la actitud de Dude que ha cambiado sensiblemente. Con el peligro también vuelven los silencios y las angulaciones extremas. Ya hemos comentado la aversión de Hawks a este tipo de encuadres. Sólo los utilizaba cuando había una razón para ello: en este caso el suspense es el que fuerza el regreso del primer plano, del plano detalle (el de la sangre goteando en la jarra de cerveza) o del fuerte picado (punto de vista del pistolero que acecha en el piso de arriba, ver 4.26).

4.25
4.26

Por el mismo motivo, por lo incierto de la acción, también son una excepción los dos travellings, el de la patrulla nocturna repleta de sobresaltos,[3] y el del canje de prisioneros, ambos con montajes paralelos. En el primero, son Chance y Dude los que se reparten los encuadres; en el segundo, Dude y Burdette. Sólo en contadas ocasiones como las citadas se permiten las tomas algo más barrocas, lo habitual es que el director de fotogra­fía, en este caso Russell Harlan, gestione el objetivo “invisible” de Hawks con planos medios y generales a la altura de los ojos para seguir la acción con el mayor disimulo posible. Otras habilidades de Harlan son el uso de una fotografía muy expresiva que mezcla los tonos calidos con los colores intensos (4.27), y el manejo de la cámara con poca luz en una película esencialmente oscura —rozando el cine negro en clave de western— para sorprender con planos bellísimos de puestas de sol (4.28). 

4.27
4.28
Así pues, no estamos de acuerdo con Perales cuando afirma que en la película “no hay ni un solo encuadre hermoso” (2005, p. 143). Sí le damos la razón al observar la sobriedad del atrezzo y los decorados, adecuados a la historia que se está presentando.[4] Una austeridad que, por otro lado, beneficia a la puesta en escena de las secuencias de acción, dosificadas con habilidad por Hawks cuando las intercala entre aquellas más pausadas donde dialogan los personajes entre sí, donde se definen caracteres y donde se establecen las relaciones de amistad y amor. Si en Río Rojo y en Río de sangre Hawks separaba las secuencias diurnas, con predominio de la acción, de las nocturnas, dedicadas al descanso y a la conversación, en su tercer “río” el director alterna las escenas en el interior de la cárcel, donde se concentran los lazos de amistad entres los personajes masculinos, con las que tienen lugar en el hotel, espacio para la construcción de una historia de amor. De nuevo el uso del diálogo “a tres bandas”, y el excelente trabajo de uno de sus guionistas preferidos, Jules Furthman, son las herramientas utilizada por Hawks para ir tejiendo la relación amorosa entre Chance y Feathers.[5]


Leer el capítulo desde el inicio.


[1] Martín estaba actuando en una sala de fiestas de Las Vegas y tuvo que alquilar una avioneta para llegar a tiempo a la entrevista con Howard Hawks. Cuando Hawks se enteró, le dio el papel sin necesidad de prueba adicional alguna.
[2] El saloon de Río Bravo es como la marca roja que no se debe superar en Peligro… Línea 7000, como el rinoceronte en Hatari!, como la niebla en Sólo los ángeles tienen alas o como los escualos en Pasto de tiburones, por poner tan sólo unos pocos ejemplos de la forma en que Hawks advierte del peligro al arrancar la película.
[3] Obsérvese la diferencia con la patrulla nocturna del final de la película: al carecer de suspense y tensión, Hawks la rueda de forma convencional, sin apenas movimiento de cámara.
[4] Río Bravo se rodó en los estudios que la Universal utilizó cerca de Tucson para filmar Arizona (Destry Rides Again de George Marshall, 1939).
[5] En la elaboración del guión de Río Bravo participaron Howard Hawks, Jules Furthman y la escritora Leigh Brackett que se ocuparía también de los libretos de El Dorado y Río Lobo.


12 comentarios:

  1. ¡Què nivel de detalle en esta entrada!...se ve que trasiegas con las claquetas

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    1. El buceo a profundidad es muy emocionante si se hace en el fondo de una película de Howard Hawks.

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  2. Toda una lección de cine, amigo Ethan, que te agradecemos los que disfrutamos con el séptimo arte y en especial con el western como género que engloba tantas lecciones de vida, amistad, lealtad, valor, superación..
    Una de las grandes peliculas de Hawks que se repiten para bien.

    Un abrazo

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    1. La lección de cine es la que nos dio a todos Howard Hawks con sus maravillosas películas. El western es EL GÉNERO.
      Abrazos.

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  3. El más clautrofóbico de los westerns de Hawks (dos tercios de su metraje transcurre en el interior de la cárcel del pueblo) es también en el que nos queda más patente la limpieza y funcionalidad narrativas de este maestro. Cada uno de sus planos está cargado de datos para la interpretación de la totalidad de la secuencia, y esa aparente sencillez encierra en partículas la complejidad de una mirada rica en matices con que el director observa a sus personajes.
    Un saludo.

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    1. Un wester moderno en su concepción, pero clásico en la narrativa. Sencillo en apariencia, pero complejo cuando se analiza. Ese aparente conrtasentido es el mérito de Hawks.
      Saludos.

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  4. Bonito análisis de una peli que me encanta. Desde luego que había razón para el encuadre del pistolero escondido y la sangre cayendo y ¿cómo no va a haber encuadres hermosos en esta peli? Todos aquellos en los que sale Angie Dickinson, ya da igual cómo esté encuadrada (jaja). Vaaaaaaaale. Eso ha sonado un poco... Que el atrezzo y los decorados sean sobrios no quiere decir que no tengan potencia o hermosura visual.
    Un saludo.

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    1. Jjaja te entiendo perfectamente. Atento a la siguiente entrega que hablaremos de Angie Dickinson.
      Saludos.

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  5. Gracias ethan; una lección que amplia conocimientos sobre el género.

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    1. Es el western según Hawks, casi nada.
      Seguiremos ahondando en Río Bravo un poco más antes de adentrarnos en El Dorado y Río Lobo.
      Saludos.

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  6. Me maravilla tan erudición. Hawks siempre está en mi "mejores películas de" particular.

    Saludos.

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    1. Creo que en cualquier lista de cine tipo "las 10 mejores" debería estar al menos una película de Howard Hawks. Tengo una lista que se publicó allá por el 1999 en la revista Cinemanía de las cien mejores películas del siglo XX. Un listado que salía de una encuesta de encuestas, de veinte sondeos y estudios muy fiables e importantes elaborados por especialistas de todo el mundo. Por supuesto había dos películas de Hawks, una de ellas era "Río Bravo".
      Saludos

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