4.1.2. Nace una canción (A Song is
Born de Howard Hawks, 1948).
Si innecesario
fue rodar de nuevo Broadway Bill, más
lo fue rehacer Bola de fuego. Ambos remakes, muy diferentes entre sí,
guardan ciertos elementos en común, como por ejemplo ser películas al servicio
de unos actores en concreto (Bing Crosby y Danny Kaye, respectivamente), ser
versiones musicales de sendas comedias y, sobre todo, ser calcos de los
originales. Las motivaciones para realizar ambas películas son más comprensibles
en el caso de Capra que en el de Hawks, si tenemos en cuenta las dificultades que
a finales de los cuarenta tenía el primero para volver a dirigir, cosa que no
le sucedió al segundo.[1]
Para buscar
las razones que llevaron a Hawks a recuperar la peculiar versión de Blancanieves hay que recurrir de nuevo
al tantas veces citado Samuel Goldwyn: El productor tenía en nómina, entre
otros, a Danny Kaye y Virginia Mayo, con los que ya había realizado tres
películas.[2] Goldwyn quería seguir
rentabilizando su inversión en la pareja, pero en 1948 Danny Kaye atravesaba
una situación personal muy delicada provocada por su reciente divorcio. Según
Hawks, un día que se encontró con Goldwyn, éste le confesó que necesitaba un
proyecto para Danny Kaye, más que nada para sacarlo de la depresión en la que
se encontraba. Hawks le sugirió que hiciera otra versión de Bola de fuego, pero en clave musical
(Bogdanovich 2007, p.274). A Goldwyn le pareció una idea estupenda y al cabo de
una semana lo llamó para decirle que quería ambientarla en 1922, cosa que a
Hawks ya no le gustó tanto. Cuando más tarde el productor le propuso dirigirla,
Hawks aceptó por una razón de peso: por los 25.000 dólares semanales que Goldwyn
le iba a pagar.
Hawks siempre
despotricó de la película: “Tenía tanta gracia como un nabo. Fue una
experiencia absolutamente horrible. Jamás he visto la película” (McBride 1988,
p.102). Afirmó que realizar un remake con
tan sólo seis años de diferencia era un disparate, y un mal
negocio para Goldwyn desde el principio. A toro pasado hay que darle la razón
al director, sin embargo, hay que tener en cuenta que para el productor aquella
situación no era en absoluto nueva: dos años antes ya le había funcionado con El asombro de Brooklyn, un remake musical en color de La Vía Láctea (The Milky Way de Leo McCarey, 1936), protagonizado por la pareja
Kaye-Mayo y estrenado tan sólo diez años más tarde que el original. Entonces,
¿por qué no probar con Bola de fuego,
una de sus películas más exitosas? Convencido de que había tomado la decisión
correcta, Goldwyn reunió al mismo equipo técnico de 1941, encabezado por Gregg
Toland, y le encomendó a Hawks la tarea de rodar en technicolor un musical
protagonizado por su pareja de moda, tomando como base el guión de Bola de fuego.
Hawks se
enfrentó a Nace una canción con
evidente desgana, sin creer en la historia ni confiar en los actores impuestos
por Goldwyn y con el único objetivo de pasar el trámite cuanto antes. Para
ello, siguió al pie de la letra el guión técnico de Bola de fuego y realizó un calco de lo rodado en 1941 (compárese
4.12 a 4.15 con 4.5 a 4.8).
[1] El
mismo año de Nace una canción Hawks
filmó una de sus obras maestras: Río Rojo
(Red River, 1948).
[2] Wonder Man de H. Bruce Humberston (1945),
y El asombro de Brooklyn (The Kid from Brooklyn, 1946) y La vida secreta de Walter Mitty (The Secret Life of Walter Mitty, 1947),
ambas de Norman Z. McLeod.
Esclarecedora esta serie del autoremake en el cine, estoy descubriendo muchas cosas que desconocía. Enhorabuena ethan. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Álvaro. Aún quedan un par de entregas más para indagar un poco en "Nace una canciíón" y compararla con "Bola de fuego". Un saludo
EliminarMe encantan todas estas curiosidades. Gran trabajo, Ethan!
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Mara. Detrás de cada película hay todo un mundo.
EliminarUn abrazo.