Ahora bien, no
todo son ventajas con el cambio de género, de hecho creemos que se pierde mucho
más que se gana al convertir en musical la película, sobre todo de cara al
guión y a los diálogos. El jazz no da el mismo juego que daba el slang. Las mejores líneas de diálogo
escritas por Wilder y Brackett para Bola
de fuego ya no tienen sentido en Nace
una canción y, o bien desaparecen, o simplemente pierden la fuerza y gracia
iniciales.
Sin unos
diálogos adecuados, sólo la presencia de un actor especialista en registros
cómicos podría salvar la cinta, pero ya hemos dicho que Danny Kaye no se
encontraba precisamente en su mejor momento anímico. Al actor se le nota
carente de chispa, ausente a lo largo de todo el metraje, pensativo en escenas
que no lo requieren, apático para un personaje que no debería serlo, sin
ninguna predisposición a improvisar y dejándose llevar por un libreto tan plano
como él. El director se quejó amargamente de los continuos retrasos por culpa
de las idas y venidas de Kaye al psiquiatra intentando recuperarse de su
separación. Hawks recordaba que el actor “intentaba hacerse el gracioso, pero
no hacía reír a nadie” (Hawks citado en Perales 2005, p.262).
Si Kaye
fracasa estrepitosamente, Virginia Mayo tampoco ayuda demasiado. No está claro
quién fue, si Goldwyn o Hawks, el que se empeñó en que la actriz imitara a
Barbara Stanwyck.[1]
El caso es que la actriz “bizca”, que tanto brillara en películas de aventuras,
westerns o cine negro, aquí se
encuentra encorsetada, poco suelta en los números musicales, intentando imitar,
sin éxito, las poses y el caminar de Stanwyck, y tan carente de gracia como su
compañero. Hawks también lo reconoció: “No valía para la comedia” (McBride
1988, p.103).
fig. 4.20 |
A la desidia
general se unió el anodino trabajo de Gregg Toland que se encontraba desplazado
por el technicolor. La fuerza expresiva habitual de su objetivo sólo parecía
brillar cuando rodaba en blanco y negro (compárese, por ejemplo, las dos secuencias
en las que la cabaretera muestra su provocativo vestido, 4.13 con 4.6). Como a
Hawks ya no parecía importarle demasiado el encuadre —rara vez aparecen juntos
los siete profesores (4.20), casi siempre el que falta es Benny Goodman, al que
suponemos ausente del rodaje y ocupado en otros menesteres— ya no era necesario
el concurso de Toland, ni su habilidad con la profundidad de campo y las
angulaciones extremas. Pese a contar con el mismo decorado, se desaprovecharon
sus niveles en altura y todo resultó mucho más convencional, sin ningún adorno,
y no porque por fin se impusiera el criterio general de Hawks, sino más bien
por la desgana de ambos profesionales.
No creemos
equivocarnos al afirmar que Nace una
canción puede ser la película menos afortunada e imaginativa de Howard
Hawks. Lo peor es que su falta de interés contagió al resto, actores y
técnicos, para conseguir una cinta de la que sólo se salvan algunos números
musicales mientras el resto es un sucesivo remedo de secuencias insulsas, un
proyecto fallido desde el inicio por la nula disposición del director hacia él.
FIN DEL EPÍGRAFE "BLANCANIEVES Y LOS OCHO ENANITOS"
[1] Hawks
le explicó a McBride que “la obligaron
(a Virginia Mayo) a ver Bola de fuego
varias veces”, pero Perales afirma que fue Hawks el que le hizo ver la película
una y otra vez (2005, p.262).
BIBLIOGRAFÍA DEL EPÍGRAFE "BLANCANIEVES Y LOS OCHO ENANITOS":
-Ball
of Fire (Vídeo)
2007, Twentieth Century Fox Home Entertainment, Beverly Hills .
-Bogdanovich, P. 2007, El director es la estrella,
T&B Editores, Madrid.
-Casas, Q. 1998, Howard Hawks. La comedia de la vida,
Dirigido por, Barcelona.
-Crowe, C. 2002, Conversaciones con Billy Wilder,
Alianza Editorial, Madrid.
-McBride, J. 1988, Hawks según Hawks, Akal, Madrid.
-Perales, F. 2005, Howard Hawks, Cátedra, Madrid.
-Torres-Dulce, E. 2001, Armas, mujeres y relojes suizos,
Nickel Odeon, Madrid.
-Wood, R. 1982, Howard Hawks,
Ediciones JC , Madrid .
Desde luego Danny Kaye no es Gary Cooper y si a esto unimos que Virginia Mayo (aunque está muy guapa y canta bien), no da el tipo como Bárbara Stanwick, pues eso, que esta revisión en tono de comedia musical de "Bola de fuego", la peli dirigida también por Howard Hawks, deja bastante que desear, sobre todo si comparamos ambas.
ResponderEliminarSí, pierde mucho en la comparación. Nadie estaba por la labor de hacerlo bien, de ponerle interés. Sólo el productor y claro, así salió. De todas formas, los siguientes autoremakes de Hawks fueron totalmente diferentes, de hecho, uno de ellos, "El Dorado", le salió una cinta imprescindible. En el siguiente epígrafe del libro, en este mismo capítulo, se trata ese tema: "Río Bravo" y sus remakes.
ResponderEliminarSaludos.
Es que sin duda Mayo palidece al lado de Stanwyck. Además, la pareja Kaye-Mayo siempre me recuerda a la rancia TV en blanco y negro de la transición. Yo destacaría a ese gran actor secundario que era Lionel Hampton.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Sobre todo porque quisieron que imitase a Barbara Stanwyck en vez de dejar que Virginia Mayo fuera ella misma, que lo hacía bastante bien. En fin que todo salió mal.
EliminarLionel Hampton era un músico de jazz, que compuso muchas bandas sonoras, pero no actuó mucho en el cine que yo sepa.
Saludos