lunes, 15 de febrero de 2016

EL AUTOREMAKE EN EL CINE: CAPÍTULO 4.2 (VIII)

Cole Thornton (John Wayne) es un pistolero a sueldo contratado por el cacique Bart Jason (Edward Asner)[1] para obligar a los MacDonald a vender sus propiedades. Thornton decide rechazar el trabajo después de una charla con su viejo amigo J. P. Harrah (Robert Mitchum), sheriff de El Dorado, y con Maudie (Charlene Holt) una antigua novia de ambos. Ajenos a esta situación, los MacDonald vigilan a Thornton y provocan que el pistolero, en un accidente, mate al menor de la familia. El deseo de venganza incita a la joven Joey MacDonald (Michele Carey) a disparar a Thornton, que resulta herido en la columna vertebral. Al no poder extraer la bala, Thornton tendrá que vivir con una lesión que en el momento más inoportuno le paraliza la mano derecha y le impide disparar.[2]

Después de este prologo, rodado en exteriores a plena luz del día, con muchas secuencias a caballo, Hawks se adentra en otro western de interiores: Tras una elipsis de siete meses, Thornton ayuda al joven Mississippi (James Caan) en un tiroteo contra los nuevos pistoleros de Jason. Allí se entera de la situación por la que atraviesa el sheriff Harrah, alcoholizado por culpa de una mujer e incapaz de auxiliar a los MacDonald en su lucha contra Jason. Resueltos a ayudar al sheriff, y a su viejo ayudante Bull (Arthur Hunnicutt), Thornton y Mississippi acuden a El Dorado. A partir de aquí la trama es muy parecida a la de Río Bravo, la película se vuelve nocturna y transcurre en su mayor parte en la cárcel y en el saloon

4.37

Si nos atenemos al primer tercio de El Dorado, una extensa introducción que no tiene nada que ver con Río Bravo, notaremos cómo Hawks ni siquiera ahí se resiste a autorreferenciarse, aunque esta vez sea entre secuencias de la misma película.[3] En efecto, en tan sólo media hora de metraje, el director incluye cuatro escenas, las más destacadas, que se emparejan dos a dos: por un lado los travellings en los que Wayne penetra a caballo en los ranchos de Jason, primero, y de MacDonald, segundo, con unos movimientos de cámara, de nuevo nada gratuitos, que son similares en ambos casos, de la misma forma que el suspense que pretenden.[4] En segundo lugar, el tiroteo en la laguna donde Thornton es derribado del caballo por los disparos de Joey (4.37), y la recaída de la vieja herida, siete meses después, en una laguna parecida (4.38), cuando Wayne y Mississippi viajan hacía El Dorado.


4.38

A partir de la llegada de la pareja al pueblo, Hawks y Brackett diluyen poco a poco la trama de Brown para llevarla a su terreno de igual forma que transforman el drama en un filme más proclive al humor. Con el encarcelamiento de Jason y la reclusión voluntaria del sheriff y sus ayudantes entre las cuatro paredes de la cárcel, Hawks ya puede dar rienda suelta a su estudio de caracteres y situaciones, es decir al intento de superación del alcoholismo, al rechazo de ayuda por parte del sheriff para acabar con los villanos, al saloon como escenario peligroso y al dilema de entrar por delante, o a resolver el canje entre prisioneros. 

Son las mismas acciones que en Río Bravo, pero cambiando el punto de vista y dándole la vuelta a los personajes. Como apunta Perales, “son más interesantes las diferencias entre ambas cintas que la decepción que nos podría producir sus semejanzas” (2005, p.132): así, Mississippi ya no es el  lacónico y serio guardaespaldas, sino un inexperto en el uso del revólver y por eso le hacen llevar un pistolón que junto a la chistera y a la costumbre de recitar poesía [5] es lo que provoca que las situaciones se vuelvan más cómicas en su presencia, justo todo lo contrario que con Colorado. El viejo Bull sigue siendo un gruñón, incorpora la novedad de tocar la corneta en cuanto puede y repite algunas de las líneas de diálogo de Stumpy, pero no es tan exagerado como su antecesor, digamos que deja que la parte humorística se reparta entre todos los personajes. En especial, el interpretado por Robert Mitchum, un sheriff borracho del que se espera partan las decisiones, y que Hawks retrata desdramatizado, casi cómico, en comparación con el Dude de Dean Martin.





[1] Al comienzo de El Dorado, se explica cómo el villano de la película, Bart Jason, se enriquece a costa del oro de la guerra civil. Un tema, este último, que desarrollará Hawks en el prólogo de Río Lobo.
[2] Cole Thornton está basado en dos personajes reales: “un pistolero que mató accidentalmente a un muchacho y perdió su prestigio, y un sheriff que siguió utilizando el revólver a pesar de haber perdido varios dedos de la mano” (Casas 1998, p. 394).
[3] También hay escenas extraídas de otras películas de Hawks como el guiño a El sueño eterno (The Big Sleep, 1946), cuando Thornton y Mississippi obligan a los sicarios de Jason a salir por la puerta para que los acribillen otros matones apostados en la calle, o la pelea entre Mississippi y Jodie en el granero, una secuencia que remite a El Forajido.
[4] De dichas secuencias destaca la parte en la que Thornton sale del rancho de Jason. John Wayne se luce en la doma de su precioso caballo pinto cuando le obliga a caminar hacia atrás.
[5] Los versos que recita son los del poema “El Dorado”, escrito por Edgar Allan Poe.


8 comentarios:

  1. Cambio de punto de vista. Muchas veces esa es la clave. Esto es así en el cine y la literatura

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    1. Y sobre todo en el cine de Howard Hawks, mira que le gustaba ver el otro lado de las cosas. Un maniático del cine, podríamos decir. Ahora, nosotros encantados con sus manías.

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  2. No sabía (o no recordaba) lo del punto 2. Y para ser sinceros, tampoco lo del 1, lo de que la fortuna del bueno de Lou Grant (malo aquí) venía del oro de la Guerra Civil. Y mira que he visto veces esta peli (aunque he visto algunas más la de Río Bravo).
    Un saludo.
    PD: Buena entrada (por si no se intuye por el comentario).

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    1. Lo del oro de la guerra civil es otro ejemplo más de la obsesión de Hawks por darle la vuelta a los temas.
      Yo también he visto más veces Río Bravo, pero la que vi en el cine cuando se estrenó fue El Dorado (donde yo vivía llegaban tarde de narices), años después vería en televisión Río Bravo y me dije, ¡pero si es lo mismo! Es decir, que verlas al revés también tiene su punto jajaja
      Saludos.

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  3. Apuntada. Rio Bravo me enloquece, asi que será grato descubrirla :)

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    1. Te sonarán cosas de Río Bravo, seguro que te gusta. Alegría verte de nuevo por la red. Saludos.

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  4. Pues a mí me gustan mucho las dos, tanto lo que las diferencia como lo que las asemeja, que es mucho, claro. Lo interesante hubiera sido cambiar también a John Wayne por otro actor en "El dorado", James Stewart o Gary Cooper, por ejemplo, pues la figura de Wayne la que más impresión produce de estar viendo la misma película.
    Saludos.

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    1. Es difícil imaginarse otro protagonista diferente a John Wayne en El Dorado. Para Hawks, el actor era el mejor de todos los intérpretes posibles a lomos de un caballo y pegando tiros. Su imponente figura también hacía mucho para que la gran pantalla lo fotografiase como el líder en torno al cual se refugiaban todos los demas.

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