martes, 1 de junio de 2010

CINE EN TV: MI CALLE; BUENOS DÍAS, TRISTEZA

Mi Calle (Edgar Neville, 1960). Conchita Montes, Rafael Alonso, Antonio Casal. (Telemadrid y La Otra, domingo 6 a las 00:00, y jueves 10 a las 22:30, respectivamente).

Filme coral, centrado en una calle de Madrid, que narra el devenir de sus residentes desde comienzos del siglo XX hasta los años cincuenta. Escrita y dirigida por Edgar Neville, la cinta hace un repaso de la historia contemporánea de España desde el punto de vista del ciudadano. Para lograrlo, el director procura no salir de las cuatro manzanas que componen la vía. Así, los cambios que el país experimenta apenas afectan al comportamiento y la rutina de los protagonistas. Son los acontecimientos domésticos los que realmente alteran y conforman la verdadera crónica de la vecindad. Un niño que va a nacer, una pareja de novios que se separa, dos golfillos que pierden a su perro o una nueva obra en la calzada son, entre otros, los verdaderos puntos de impulso del guión de Mi Calle. Al menos esta es la intención del cineasta cuando una voz en off así lo manifiesta, justo después de los créditos. Y sigue fiel a ese objetivo cuando sale del plató para insertar imágenes reales, extraídas de documentales. El contraste de dichas secuencias con las propias de la trama consigue el curioso efecto de alejar aún más el documento de la vida cotidiana. Cosa que no ocurre, por ejemplo, con los sueños de los vecinos (incluidos los del ¡perro!).

Sólo la llegada de la Guerra Civil alterará inevitablemente la estructura de la película. Es cuando Neville contagia de los hechos que suceden en el exterior a algunos personajes. Sus acciones, más las propias de la Guerra como el exilio, los fusilamientos, las desapariciones y el hambre, harán mella en todos el vecindario: la niña reprimida (Gracita Morales, de lo mejor de la cinta) se refugiará en el burdel y volverá “ligeramente” cambiada; su padre cambiará varias veces los lomos de los libros de las estanterías, de las obras completas de Marx a las de Santa Teresa; o los hijos de dos de los protagonistas se liarán a tiros, rompiendo la relación cordial que había entre sus mayores a pesar de la diferencia de clase social y de ideas. En este sentido, es de destacar la insistencia del Neville pacifista y civilizado, cuando de su elegante pluma salen dos personajes como el paragüero republicano –no perderse a su loro cantando el himno de Riego- y el marqués monárquico que vive enfrente; ambos se respetan y se quieren hasta el punto de dar la vida el uno por el otro.

La cinta está repleta de caracteres interesantes, muy bien descritos por Neville con su simpático estilo literario (ver el arranque, con la presentación guiada por Blas, el sereno, “un nombre corto que suena a aplauso”). Para conducir el resto de la trama, el realizador se vale de la chismosa peluquera. Una mujer soltera que opina de todo y de todos y da pie a que arranquen las distintas secuencias. Es la cómplice de Neville dentro de la película. Y no podía ser otra que su compañera sentimental y actriz fetiche, Conchita Montes. Además de hacer los coros, Conchita sirve como ideal referencia elíptica cuando vemos como los años van pasando por ella. Neville vuelve al mismo elemento narrativo utilizado en El Baile (su famosa obra de teatro, adaptada en 1959 a la gran pantalla).
El director regresa a sus temas preferidos en cuanto puede. En primer lugar está la capital. La ciudad donde nació es protagonista desde el comienzo cuando suena la “Balada de Madrid”, cantada por Nati Mistral. Sus calles son nombradas a la menor oportunidad y la acción transcurre en un típico barrio madrileño. Incluso, el mejor de los escasos números musicales que salpican la acción es un cuplé castizo, sucesivamente cantado por mujeres asomadas al balcón en un patio de vecinos. Y es que la música es otra de sus aficiones. Además de lo citado, Neville deja caer algo de flamenco - recordemos que su película Duende y Misterio del Flamenco (1952) es uno de los mejores documentales que se han hecho nunca sobre el cante hondo y el baile-. Por último, siguiendo con los temas que le interesan, destacar la nostálgica escena donde se produce el relevo entre los coches de caballos y los automóviles; en la línea de su excelente El Último Caballo.
Con Mi Calle, Edgar Neville finalizó su carrera cinematográfica. Nada mejor para un autor como él que terminar con una película que recupere un período histórico que coincide con el de su propia vida. Que transcurre en su ciudad natal, y que intenta, a pesar del régimen y de la proximidad en el tiempo con la Guerra Civil, huir de lo radical y subrayar los aspectos civilizados de las relaciones humanas.




Buenos días, Tristeza (Bonjour Tristesse de Otto Preminger, 1957). Deborah Kerr, David Niven, Jean Seberg. (Canal Extremadura TV, domingo 6 a las 21:50)

Adaptación de la novela homónima de Françoise Sagan que trata de la vida vacía de la joven Cécile (Jean Seberg) y de su padre Raymond (David Niven), un viudo mujeriego que va de fiesta en fiesta. Su insulsa existencia se refleja en la expresión desdramatizada de sus rostros y, mientras anodinos personajes desfilan con una copa en la mano o bailan como si de fantasmas se tratara, ellos, hija y padre, añoran el último verano en la Costa Azul. El verano en el que convivieron con una antigua amiga de la familia: Anne Larsen … leer más


9 comentarios:

  1. Hola Ethan, no he visto esta película, pero casualidad que ando escribiendo un post sobre otra de Neville, "la torre de los 7 jorobados", del 44, que tambien refiere Madrid, aunque ambientada a principios del siglo XX. Este director no me había interesado, de hecho no conozco nada, pero de lo que he visto es un talento a la hora de dibujar personajes y situaciones plasmándolos en la pantalla, con un uso del lenguaje narrativo sorprendente. Supongo que su adscripción al régimen, a la vez que le permitió hacer cine también supone que en la actualidad se le mencione poco. Trataré de conseguir la película que propones, aunque me cuesta creer -tal como la describes- que sus personajes estén tan al margen de situaciones y la forma de pensar del director. Te recomiendo, si me permites, "La Torre...", una de las pocas manifestaciones del expresionismo español que hasta ahora conozco.

    Saludos ;)

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  2. Hola Babel: De Neville he visto mucho cine y coincido que de lo mejor es "La Torre de los 7 jorobados", una película muy distinta a todo lo que se estaba haciendo entonces; expresionista, con laberintos intrincados, escaleras en espiral, lugares ocultos donde viven seres deformes; es decir muy cercana a las películas alemanas pertenecientes al movimiento como Caligari y otras. También son muy recomendables "El Crimen de la calle de bordadores", "Domingo de caranaval", "El Baile", "El Ultimo Caballo (aquí comentada también)el documental sobre el flamenco "El Marqués de Salamanca", "Nada" y "La Vida en un HIlo"; esta última de las mejores de todo el cine español. Como ves Neville da para mucho. Uno de los grandes directores.
    Los personajes de "Mi calle" están al margen en el sentido que importa más lo que sucede en su microcosmos que en el exterior, pero algunos sí se contagian de lo de fuera, sobre todo cuando se acerca la Guerra Civil.
    Saludos!

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  3. Ya no solo como director, que también, sino como personaje, en su mejor y más grande extensión de la palabra; bonvivant, diplomático, intelectual,... Neville es una figura absolutamente indispensable, en el panorama cultural español del XX.
    Todas las películas que has citado tienen la búsqueda de una mirada distinta, como factor común.
    Con respecto a mi calle, una película de lo más ecomendable, hay sin embargo un aspecto demasiado "costumbrista" para mi gusto, que por momentos la hace un poco folclórica. Creo.
    Un abrazo.

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  4. Debía de ser un tipo interesantísimo para conversar, con una vida llena como bien dices, Raúl. Diplomático, trabajó en Hollywood y conoció a los más grandes (Chaplin, Thalberg, etc). Articulista, dramaturgo de éxito y cineasta; uno de nuestros mejores directores, sin duda.
    Y la peli cae algo en el costumbrismo, pero no se recrea en el folclore como las películas contemporáneas. Donde sí se para Neville es a presentar el ambiente de principio de siglo. Es algo que le encanta (véase casi todas sus películas buenas), la verdad es que lo domina como nadie, quizás Perojo y alguno más puedan compararse con el gran Neville.
    Saludos!

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  5. Mecachis que no veo ningún canal de esos, ni Telemadrid, ni el de Extremadura ni El Otro. Lástima porque me parecen muy apetecibles los dos títulos. La de "La calle" me parece imperdonable que nunca la haya visto, con lo que me gusta a mí el cine español de esa época. Habrá que repasarla. "Adiós tristeza" es de las que me quedan pendientes de Premminger. Nada, nada queme pondré a ello.

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  6. No estoy del todo seguro si he visto o no "Mi Calle". A lo mejor la tengo pendiente, aunque he de decirte que como tú, creo que Neville merece un a parada en el camino, y yo la he hecho en más de una ocasión. "La Torre De Los Siete Jorobados" es una verdadera delicia como apunta alguno de los comentarios.

    Neville Es todo un personaje del cual cuanto más lees más te sorprende su alcance, teniendo además en cuenta su contexto nada favorable. Su relación con Charles Chaplin, con Buñuel...

    "La Vida En Un Hilo", pero sobre todo: "La Torre De Los Siete Jorobados" y "El Crimen De La Calle Bordadores", son de las mías sin lugar a dudas.

    Te dejo un enlace de interés que a lo mejor ya lo has visitado:

    http://www.grancanariaweb.com/cine/edgar/edgar.htm


    Saludos!

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  7. A todos se nos acumulan las películas por ver, Marcos. Eso es bueno, que siempre haya cine por descubrir.

    Supongo que te refieres a "Mi Calle", Bargalloneta, aunque la de Preminger no se queda atrás.

    Gracias por la información Xabi, no conocía la página web oficial de Neville. Ya le he echado un vistazo. Interesante la filmografía, pues no sólo vienen sus películas como director sino también como guionista, colaborador, etc. Hasta documentales sobre él.

    Saludos a todos!

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  8. 'Bonjour tristesse' es una de esas películas que parecen superfluas y manidas y que acaban agarrandote el corazón.Una de las razones es la irrepetible Jean Seberg. Aunque ni Deborah Kerr ni David Niven se quedan atrás.
    Es mas que recomendable su visión, es imprescindible...siempre desde mi opinión, claro.
    Un saludo

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