Ni la lluvia ni
cualquier otro contratiempo nos mantuvo lejos de la gran pantalla aquí, en
Sevilla, en la penúltima jornada del festival de cine europeo. Ayer comprobamos
las bondades de dos de las cintas más esperadas. Antes de ir con la flamante
ganadora de León de Oro de Venecia, comentemos rápidamente la que se proyectaba dentro de
la sección EFA:
El
capital humano (Il capitale umano,
2013) es un drama dirigido por un viejo conocido del festival, Paolo Virzi, que
ya compitió anteriormente con Caterina va in cittá y del que comentamos
en su día la buena película que fue La prima cosa bella. La cinta que
nos atañe comienza como la obra maestra de Bardem, Muerte de un ciclista
(1955): un automóvil atropella a un ciclista que acaba de salir de su trabajo
de camarero en una fiesta navideña; el conductor, o conductores, no ayudan al herido
y se dan a la fuga.
Igual que en el
filme de Bardem, dos familias de diferentes clases sociales se encuentran
implicadas en el siniestro, pero, a diferencia de Muerte de un ciclista, no
sabemos quién ha sido el causante del accidente. Un recurso de guión que mantiene
el suspense, y que lo aumenta gracias a la estructura en capítulos, y a que
cada uno de ellos narra el mismo suceso desde distintos puntos de vista.
Si bien, no se
puede decir que la organización de la película y el argumento sean muy
originales, en general la cinta se deja ver por su crítica social (de nuevo nos
remitimos a la de Bardem y le damos mucho más mérito: allí el director español
tenía que vérselas con un régimen que miraba las películas con lupa) en
especial por la denuncia de un sector del mundo de los negocios que apuestan
por la especulación agresiva, y por la hipocresía en las relaciones humanas
cuando la mayoría de ellas se basan en intereses personales.
El largometraje de Virzi viene al festival con un recorrido impresionante de más de treinta premios y con la reciente noticia de haber sido elegido por su país para representarlo en los Óscar. Veremos si se lleva el premio del público por el que compite aquí en Sevilla.
El largometraje de Virzi viene al festival con un recorrido impresionante de más de treinta premios y con la reciente noticia de haber sido elegido por su país para representarlo en los Óscar. Veremos si se lleva el premio del público por el que compite aquí en Sevilla.
Ver Ficha de El capital humano.
De vuelta a la
sección oficial, ayer se proyectaba una de las favoritas para llevarse el
Giraldillo de Oro: A pigeon sat on a branch reflecting on existence es la última entrega
de la trilogía sobre la existencia, rodada por el director sueco, Roy Andersson,
y posiblemente la mejor a tenor de los éxitos que va cosechando allá donde se
proyecta.
La cinta es un conjunto de cuadros ligeramente entrelazados con el humor como protagonista y con el surrealismo como su pareja de baile. Ambos unidos para denunciar el comportamiento humano, egoísta y cruel, con la siempre difícil herramienta que es la comedia.
La cinta es un conjunto de cuadros ligeramente entrelazados con el humor como protagonista y con el surrealismo como su pareja de baile. Ambos unidos para denunciar el comportamiento humano, egoísta y cruel, con la siempre difícil herramienta que es la comedia.
La serie de
sketchs —la mayoría de ellos— tienen como nexo de unión a dos vendedores
ambulantes de artículos de broma. Ellos, con su apariencia sombría y triste,
contrastan con los objetos con los que comercian de la misma forma que, en un
sentido más general, a lo largo de todo el filme, Andersson enfrenta lo
despiadado del ser humano con las risas del público.
El humor del
director sueco es difícilmente clasificable. Sus personajes tienen el rostro
pintado de blanco, como los mimos (la palabra griega “mimo” significa imitación
de la realidad), pero sin los contornos tan definidos. Son mimos “deprimidos” y sin consuelo que se comportan con la resignación propia del que sabe que formar parte de la humanidad es la madre de todas las desgracias. Lo hacen dilatando el tiempo, sin prisa, en un
entorno también sin personalidad y rematando el elaborado gag con una sorpresa
final que desencadena la risa. Por buscar alguna similitud, podíamos decir que
el personaje típico de Andersson es el que solía interpretar Buster Keaton,
pero participando en una película de Jacques Tatí.
El único
problema que presenta la cinta es el alto nivel con el que arranca: los tres
gags sobre el enfrentamiento con la muerte son estupendos, también el de la academia
de baile y los que tienen lugar en un bar, con salto en el tiempo incluido. Con
tal comienzo, mantener el mismo ritmo de carcajada por sketch durante 101
minutos es casi imposible. A pesar de que la cinta va decayendo con el tiempo,
con algunos picos divertidos casi al final, el conjunto resulta muy
recomendable; y saludable. A nivel colectivo se puede aplicar lo mismo que
a nivel personal: lo mejor para combatir la depresión es reírse de uno mismo.
Ver Ficha de A pigeon sat on a branch reflecting on existence.
Había oído hablar de la peli de Virzi, pero no tenía j¡ni idea de esas concomitancias con el film de Bardem.
ResponderEliminarTiene algunas similitudes, la pareja implicada en el accidente también es de distinta clase social, pero mucho más joven; el director ataca a la burguesía; el capital humano se refiere a la indemnización por el accidente y me recuerda a la limosna que le dan a la familia del cicilista en la película de Bardem, etc.
EliminarNos acabamos de enterar que "El Capital humano" ha ganado el premio del público, justo lo que anunciábamos. Sin duda, se lo merece. Mañana colgaremos todo el palmarés. Ya anuncio que la ganadora es "Turist" y la más premiada "Mr. Turner", todo tal como esperábamos.
EliminarDe Roy Andersson recuerdo haber visto "La comedia de la vida" pero la verdad es que sólo recuerdo eso, haberla visto, el argumento se ha borrado de mi memoria, lo que supongo que no es nada bueno, ja, ja.
ResponderEliminar¡Qué envidia, Ethan, otro año menos! Llevo toda la semana pensando en ponerme a leer tu crónica del Festival de Sevilla, ya un clásico anual, y hasta hoy no he tenido tiempo de sentarme a ello con calma. Muchas gracias por tus escritos y enhorabuena también por ellos. Y, ojalá, ¡hasta el año que viene!
Saludos.
La cinta de Andersson es para verla acompañado, las risas se realimentan y se lo pasa uno mejor.
EliminarGracias a ti por tus comentarios. Esperemos que el festival siga muchos años.
Saludos.