lunes, 23 de abril de 2018

2 X 1: "SO BIG!" y "THE PURCHASE PRICE" (William A. Wellman)



So Big! (1932)


Los años treinta en las grandes productoras fue una época de vértigo donde los directores como “Wild Bill” (el salvaje Bill, así le llamaban en Hollywood a William A. Wellman, mote heredado de su paso por la Escuadrilla Lafayette en la Primera Guerra Mundial) rodaban hasta seis películas al año. So Big! fue una de esas producciones en las que a pesar de filmarse en serie, llevaban el sello de su realizador cuando este era un cineasta tan personal como Wellman.

So Big! se basa en el best seller homónimo de Edna Ferber, ganadora del premio Pulitzer en 1925. El estilo melodramático, la novela río que desarrolla una saga norteamericana muy reconocible, acerca del personaje que se ha hecho a sí mismo partiendo de la nada, coincide con la mayoría de los trabajos de una escritora por otra parte muy adaptada al cine (Gigante, Cimarrón, Magnolia, etc.).

La trama de So Big! narra la historia de la holandesa Selina De Jong (Barbara Stanwyck), hija de un jugador de cartas que se arruina y muere en una disputa. Selina no tiene más remedio que dejar la ciudad y buscar trabajo como maestra en un pueblo perdido y primitivo, habitado por personas tan primitivas como él, que se dedican a poner en ridículo a la recién llegada. Selina se va adaptando y hasta se casa con uno de los agricultores. Han pasado los años y la tenacidad y espíritu emprendedor de Selina no es secundado por su hijo que prefiere el trabajo fácil del corredor de bolsa ––empleo que ha conseguido gracias a una relación adúltera–– que el de arquitecto, carrera que ha estudiado gracias a los desvelos de su madre.


La historia de Selina se adaptaba muy bien al contexto social de los años de la depresión económica y del crack de la bolsa cuando denunciaba las aspiraciones amorales del pequeño De Jong, frente a las más saludables de su madre; por cierto, la protagonista absoluta de la película. Era la segunda vez que trabajaban juntos Barbara Stanwyck y Wellman, y no sería la última. De hecho, era la actriz favorita del director; digamos que fue el realizador que la descubrió junto a Frank Capra. Ambos se la disputaron en esa primera mitad de los años treinta.

Wellman, director vigoroso donde los haya, reflejo de su propia vida, igual que Walsh o Hawks, manejaba muy bien las películas de aventuras, las bélicas o los westerns, pero también demostraba poseer una sensibilidad especial como demuestran pequeños detalles, historias mínimas que el director contaba de pasada, a veces en un solo plano. Así, el camarero que utiliza para su solapa la flor desechada por el cliente; o el color de las manos de alguien que trabaja en el campo y el contraste de las más pálidas de las personas que habitan en la ciudad.

Un estilo que pertenecía ya en 1932 a un grande del cine, un director que ya llevaba a sus espaldas varios éxitos. De hecho, era el responsable de la primera película ganadora de un Óscar (Alas, 1927).


The Purchase Price (1932)

La siguiente colaboración entre Barbara Stanwyck y William A. Wellman fue este drama basado en una idea original de Arthur Stringer. Aunque arrancaba de forma muy diferente a So Big!, la nueva película de Wellman parecía un remake encubierto de la anterior:

Joan (Barbara Stanwyck) es una corista que quiere cambiar de vida, pero se lo impide su amante, el gánster Eddy (Lyle Talbot). Joan logra escaparse de la esfera de Eddy cuando se traslada a un pueblo para casarse con el granjero Jim Gilson (George Brent) del que sólo conoce su fotografía. La vida en la granja es complicada para Joan que poco a poco consigue adaptarse al campo, y hasta salva de la ruina a su marido con inteligencia y espíritu emprendedor. La cosa se complica cuando aparece Eddy de nuevo.

Las similitudes entre The Purchase Price y So Big! son evidentes, pues Wellman de nuevo pone en cuestión el falso sueño americano, el que se sustenta en actividades no productivas (como el caso del corredor de bolsa especulativo) o delictivas (las del gánster), frente al verdadero trabajo físico o intelectual, el que crea riqueza de forma tangible.


La historia de la mujer de ciudad que debido a las circunstancias se ve obligada a dejar su vida para adaptarse a la más dura existencia del campo, son casi exactas. Pero también hay continuidad en el aspecto técnico y artístico, donde Wellman no sólo cuenta con su musa, Barbara Stanwyck, sino que de nuevo recurre a George Brent, un galán muy de moda en la época. En So Big!, Brent hacía de artista protegido por Barbara Stanwyck; en The Purchase Price, Brent maneja un rol diferente: es el “paleto” que no entiende a la gente de la ciudad y le pone las cosas difíciles a Joan; un papel que, en parte, atiende Alan Hale en la primera película reseñada.

Dos producciones, pues, tan atractivas como similares, dirigidas por Wellman el mismo año, ambas con idéntico mensaje, con los mismos actores protagonistas y con el mismo equipo técnico.




10 comentarios:

  1. Mi querido Ethan; es un placer ver en tu espacio a Bill Wellman. Esto del cine ya se ha convertido en un trabajo de arqueología. Antes, las ruinas de cuatro o cinco mil años era todo un hallazgo que aplaudía todo el mundo. Hoy, hablar del viejo Wellman hacen de ti un abuelito desfasado. ¡Qué pena! Uno crecido ya en los años setenta, pero con devoción a la historia y a la memoria del cine. Cuando Taxi Driver nos deslumbró con aquel taxi saliendo de una niebla en plan terrorífico y diciéndonos: “Ahora el nuevo cine será esto”, también nos gustaban las pelis de Bill en aquellas sesiones dobles y en los ciclos televisivos. Más allá de Missouri, Cielo amarillo, Incidente en Ox-Bow, Aventuras de Búfalo Bill, También somos seres humanos, Caravana de mujeres, Fuego en la nieve, La estrella de variedades, también con la maravillosa Barbara Stanwyck, El enemigo público número uno, y tantas y tantas otras. El viejo Bill era un director que fumaba en pipa, y eso lo ennoblecía mucho, incluso ahora, cuando los directores actuales beben agua mineral embotellada.
    Para mí, Wellman fue un realizador sumamente original; trabajaba basándose en el instinto, a pesar de lo cual realizó algunas de sus películas americanas más formalistas y cerebrales. Sus protas son, por lo general, hombres y mujeres “imperfectos”, que reciben más golpes de los que dan y que con frecuencia, pierden más que ganan. Aunque duras y resistentes, como las heroínas de Hawks (otro para la arqueología), sus mujeres son también humanas, naturales e íntegras. A pesar del tono satírico y del ocasional humor negro de sus películas, éstas poseen una gran ternura y comunican la naturaleza del amor con gran comprensión. Los mejores títulos del viejo Bill pueden figurar con todo derecho entre los mayores logros del cine americano de todos los tiempos.

    Por favor, amigo Ethan, esto no se lo digas a tus hijos o nietos; mejor aún, a los amigos de tus hijos o nietos. Yo no lo hago. Corremos el riesgo de ser abandonados y acabar durmiendo en un cajero automático por demencia senil.

    Fuerte abrazo.

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  2. Jajaja, me ha hecho gracia lo de la demencia senil. Claro que no se me ocurre hablar de esto con mis hijos, me mirarían con cara de "¿Wellman, quién coño es ese?". La verdad es que me gustan mucho las películas del Wild Bill. Has nombrado verdaderas maravilla. Nombrar a este director y recordar el comienzo de Incidente es Ox-Bow, es todo uno (Henry Fonda mirando el cuadro de la especie de maja en ese saloon). Detalles como ese los hay a cientos en las películas de Wellman. Las dos que traigo aquí son de las menos conocidas, pero ya anunciaban lo que vendría después.
    Abrazos.

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  3. Da gusto leerte, como también a quien opina con gracia.

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    1. Como dice Francisco: es una labor casi de arqueología jajaja. Un gusto tenerte por aquí.

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  4. Sabor añejo de buen cine, con una Barbara Stanwyck, que siempre fue una mis debilidades.

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    1. Lo buena actriz que era se nota en estas películas, jovencísima, haciendo papeles de mujer madura igual que los que haría dos décadas después.

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  5. Me encanta Barbara Stanwyck. Y me gusta mucho pasar por éste espacio para descubrir peliculas que no conozco.
    Otro cine que no se hace pero que merece la pena revisitar.

    Un abrazo.

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    1. Son películas menos conocidas, pero no por ello peores; de hecho, estas dos producciones se cuentan entre las más atractivas de la época, con Barbara Stanwyck de estrella absoluta (véase el cartel) a pesar de una carrera tan corta.
      Abrazos.

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  6. Interesante ambas. No vi ninguna (creo que no he visto nada de William A. Wellman), así que me las anoto para cuando quiera hacer un viaje al pasado.
    Hace unos días vi un documental de Scorsese acerca del cine de Hollywood y me di cuenta que hay muchas obras interesantes que aún no vi, muchas más de lo que uno cree y más allá de los directores y actores más conocidos

    Buena reseña
    Abrazo!

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    1. Ah! Pues te vas a enamorar del cine de Wellman. Te recomiendo todas las que ha señalado Francisco más arriba. Mis preferidas son: una bélica, Fuego en la nieve, el filme de gansteres el enemigo público número uno (con un final de cine de terror) y tres westerns: Cielo Amarillo, Caravana de mujeres y, sobre todo, Incidente en Ox Bow, una obra maestra.
      Abrazos.

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