Las dos secuencias, mil veces vistas, tienen muchas interpretaciones. Cada uno de nosotros puede pararse a repasar lo acontecido en este año y lo que ha representado para su vida, en todo lo que ha sucedido desde que se abrió esa puerta hasta que por fin se ha cerrado.
Para Ford, amante de las tradiciones, del hogar, de la familia, tiene un significado especial el hecho de regresar a casa. Ya sea desde la aventura de la guerra mexicana, o desde la búsqueda incansable de la sobrina secuestrada, traspasar esa puerta es sinónimo de descanso, no sólo físico, sino psíquico y, sobre todo, espiritual. Poder por fin sentarse en la mecedora. Regresar con los tuyos. En estas Navidades, muchos esperamos el regreso de los nuestros, aunque sólo sea para pasar unos días juntos de nuevo.
Todos los personajes de Ford ansían esa paz. Todos cruzan la puerta como si traspasaran el umbral hacia la felicidad. Todos menos uno: el héroe fordiano por excelencia. El que se toca el brazo para recordar a otros héroes que cabalgaron en la pantalla antes que él (Wayne lo hace en recuerdo de Harry Carey, en un gesto característico del primer colaborador de Ford; dicen que la viuda de Carey rompió a llorar cuando se rodó esta escena). Ethan no les sigue. Se da la vuelta con aire cansado y se dirige hacia su destino. También desea descansar, pero lo que persigue es el reposo eterno. Hacia allí camina.
Y es que las dos escenas editadas juntas para Ethan tienen prácticamente el mismo significado. En la primera secuencia, después de que Ethan saluda a Martha y besa su frente (él aún quiere a su cuñada), ella le invita a cruzar el porche y adentrarse en la vivienda, pero lo hace delante de él, caminando de espaldas sin quitarle la vista ni un sólo instante (ella aún quiere a su cuñado). En la última, Ethan deja a su sobrina en el suelo, ante la entrada, pero la mira un instante: le recuerda a Martha (él aún quiere a su cuñada). Quiere regresar con ella, que le espera en el más allá, por eso no cruza el umbral. Lo que tiene que traspasar es esa otra frontera, la que separa el mundo de los vivos del de los muertos.
Lo dicho: Deseo de todo corazón que paséis las mejores fiestas posibles. Nos vemos a la vuelta de las vacaciones, hasta entonces recibir un fuerte abrazo.
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